Capítulo 10

27 8 10
                                    

¿De qué forma podría interpretar la expresión de la inspectora? ¿Qué era eso? ¿Por qué esa sonrisa?

No lo entendía. Al parecer se me da fatal comprender las cosas pero no encontraba para nada normal el hecho de que esta mujer sonriera por lo que acababa de contarle. Nadie sonríe cuando alguien muere.

– ¿Eras cercana a esa chica? –me preguntó aunque supe por su tono de voz que ya imaginaba mi respuesta.

– No realmente –confirmé sus sospechas– Íbamos a la misma clase pero no estábamos en el mismo círculo de amigos.

– ¿Y qué hay de Mary y Peter?

– Tampoco –nuevamente sonrió– ¿Por qué está actuando así?

– Tal vez sean los años que llevo en este tipo de caso, pero creo que...

– ¿Qué?

– Nada, no importa –negó con la cabeza– Quiero que me sigas contando, porque si no me equivoco... hay mucho más que contar.

20 DÍAS ANTES

Creo que pasé la mañana entera llorando. Nunca en mi vida había llorado, no así, no de esta forma, no tan fuerte. Era esa sensación de querer hacer algo para acabar con todo pero no saber qué, era el deseo de querer salir de allí pero no tener cómo. Mi entorno se reducía a una playa en una Isla, la cual nadie se atrevía a atravesar porque ¿Qué era lo que había allí dentro? ¿Quién estaba allí?

El aire de allí era realmente puro, pero no se podía respirar con normalidad. Y esto se debía a tres cosas que sabíamos perfectamente: primero, acababa de morir una de nuestras amigas; segundo, dentro de tres días, nuevamente iba a morir alguien; y tercero... ese alguien podrías ser tú.

– Gracias por preocuparte por mí. –dije sorviéndome la nariz.

– No pasa nada, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea –colocó un mechón de pelo detrás de mi oreja y luego suspiró– Puede que esté más asustado que tú pero ya no quiero seguir llorando. Lo he hecho mucho durante toda mi vida.

– Waylon...

– Mirémoslo por el lado bueno. –sonrió sin ganas– Así puedo consolarte.

– ¿Ya te he dicho que te quiero? –dije con gracia.

– Creo haberlo escuchado antes –respondió luego de fingir estar pensando y soltamos una carcajada.

Luego su rostro se tornó serio y me miró con algo de intriga. Sabía lo que diría después de eso así que decidí voltear mi vista al frente. Este chico es muy listo.

– ¿Sigues enfadada?

– No lo sé –me encogí de hombros.

– ¿Y él?

– No lo sé.

– ¿No han vuelto a hablar?

– Waylon, no...

– Es un buen chico, Ana. Tienes que darte cuenta de eso.

– ¡No intentes defenderlo! –le advertí.

– No lo estoy defendiendo, te estoy diciendo la verdad –insistió y yo rodé los ojos– Escucha Ana, a lo mejor no lo comprendes pero estoy seguro de que Joshua tiene mucho más corazón que la mitad de los que estamos aquí –lo miré en busca de una pisca de sarcasmo pero solo encontré sinceridad– Él solo necesita que lo entiendan. Está resentido por cosas de la vida pero si te das una oportunidad para conocerlo mejor, verás que es fácil quererle.

– ¿Y por qué me estás diciendo todas estas cosas a mi?

Comenzó a reírse dejándome completamente aturdida ¿Qué había de gracioso en mi pregunta? Su risa me recordaba a las hienas del Rey León, pero eso jamás se lo diría. Luego de que pudo detenerse me miró con gracia y negó con la cabeza.

Contra Toda Evidencia ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora