Capítulo 7

37 11 4
                                    

El simple sonido del lápiz que resumía mi tragedia en varias hojas en blanco, inundaba todo el espacio. Era más que sofocante.

¿Cómo es que todo lo que viví durante un mes puede quedar en unas cuántas palabras, para que luego terminen archivadas junto al resto de los casos?

Porque así es como acabará. Todo terminará en unas cuantas líneas, por eso me molesta tanto que me obliguen a revivir esto. Al final a nadie le importa, ella solo está haciendo su trabajo, de no ser por eso, ahora estaría sentada junto a sus compañeros, contando historias de cuando éran jóvenes y tomando una taza de café.

Pero lo que nadie parece entender es que a mí sí me importa porque... ¡Me pasó a mi! Sé que no soy el centro de mundo, pero en estos momentos no creo que exista ese centro porque mi mundo se derrumbó.

¿Historias? ¿Yo qué historias voy a contar de cuando era jóven? ¿Qué le voy a decir a mis hijos? ¿Que sobreviví a los asesinatos de un maldito psicópata?

Mi adolescencia quedará manchada para siempre, porque lo primero que voy a recordar cuando me pregunten por ella, no serán los buenos momentos ni las cosas divertidas, será esto.

– ¿Esa noche no hubo ninguna muerte?

– No –ladeé la cabeza y luego sonreí irónicamente– Al parecer nuestro querido asesino estaba cansado ese día. Digamos que decidió tomarse unas vacaciones esa noche.

La inspectora me miró fijamente; me dio la impresión que estaba asegurándose de que yo no hubiera perdido la cabeza. Le había sonado algo extraño lo que había dicho, a pesar de mi tono sacástico. No hablé en serio, pero de alguna forma era cierto.

24 DÍAS ANTES

No sabía qué era más extraño: el hecho de que no hubiera muerto alguien, o que Waylon estuviera sentado junto al resto de los chicos que conversaban y reían juntos. No es que fuera un crímen, pero conociéndolo, me parecía una locura. Él jamás se acercaba a ellos y ellos jamás dejaban que él se le acercara.

– ¿Pasa algo? –pregunté sentándome a su lado.

Él volteó a verme con su habitual mirada serena y me dio una leve sonrisa.

– Todo y nada –suspiró.

– ¿A qué te refieres?

– ¿Ves a ese de ahí? –miré en la dirección que me indicó y me topé con el rostro de Steve, luego volteé a verlo a él y seguía tan tranquilo como antes– Nunca dejará de ser un canalla, ahora manipula con la comida. Me dijo que si me sentaba junto a ellos me daría algo de lo poco que quedaba, ya sabes, las migajas.

– ¿Todavía lo estás esperando? –asintió como si nada– No sé por qué me asombra.

Siempre ocurre igual. Por más que le dije a Waylon hace tiempo que aprendiera karate o algo así, nunca me hizo caso. En aquel momento lo dije en broma pero ahora no vendría nada mal que le diera unas cuantas patadas a Steve.

– Y hablando de eso ¿En serio se está acabando la comida?

– ¿Y qué esperabas? –dijo con una carcajada– La comida del yate era solo por un día, bastante que ha durado hasta hoy.

– Supongo.

– Joshua tiene razón –dijo dándole unos pequeños apretones a mis cachetes– A veces haces preguntas sin sentido.

– ¿Ves? Acabas de arruinar mi día con la mención de ese nombre horroroso. –me crucé de brazos y fingí estar enfadada– A propósito. ¿Dónde está?

Contra Toda Evidencia ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora