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Delhi, India

corriendo con los pies descalzos por los pasillos entraba caleb por la delgada cortina que lo separaba de su esposa aún acostada en la alfombra haciendo trabajo de parto, frente a ella se encontraba una anciana quien le pronunciaba palabras alentadoras para ayudarle finalmente a dar luz

-ek bachcha ek bachcha hai- levantó la mirada y un brillo calido acompañado con lágrimas de felicidad yacian de Nefertaris, aún si su rostro se encontrase agotado y demacrado, de ella desprendía un amor fraternal por el niño que cargaba la anciana en sus brazos.

-Svāgata, muchas gracias-Articulo caleb acercandose lentamente a el bebe quien al poco tiempo de nacido reclamaba entre lloriqueos el calor y la leche de su madre.

Lo tomó entre sus brazos de una manera delicada y noble, no fue hasta mucho que el pequeño ser que en sus brazos estaba sintió la presencia del cuerpo paterno y cesó su llanto reconfortandose en el calor que este le proveía, a continuación, caleb se acerco a su amada arrodillandose frente a ella permitiendole alzar a su hijo por primera vez. Nada se comparaba al sentimiento que nacía de ella al observar el rostro de su hijo, tan pequeño y tan tierno como sus facciones, a su vez el recien nacido abria sus grandes ojos color zafiro despreocupados y a la vez necesitados de la protección y el hambre que protestaba en él.

-Louis, se llamará louis- Aseguró su madre quien le accedia el pecho a su bebé para que este se alimentase, mientras , ella le observaba enaltecidamente.

Caleb tenía ante sus ojos el mayor panorama de su vida, aunque sus condiciones no fuesen las mejores nada podía arruinar siquiera la imagen de su familia, era casi sagrado, sabía que tenía una mayor labor con ellos, nada podría faltarles aunque fuese el mayor de todos sus esfuerzos.

7 años después

-Louis, trae los cestos de ropa- Exclamaba su madre cubriendo su cuerpo con un manto largo

Desde el lugar se escuchaban los pasos cercanos del pequeño con dos cestos colgando de sus antebrazos. -Estoy listo maan, ¿podré jugar con mis amigos?- Decía un esperanzado louis con el cabello desordenado mirando con súplica a su madre, ella tomó una de sus mejillas y lo acarició - Claro que sí louis- Su mirada se iluminaba con entusiasmo y sin más salieron de casa en rumbo a un canal donde todas las mujeres se sentaban a lavar trastes o prendas de vestir.

caminando entre construcciones baldías y plazas de comercio sobrepobladas llegaron al canal donde alrededor de 20 mujeres hacían sus oficios e intercambiaban noticias que se escuchaban en los alrededores.

Nefertaris, mujer aqui hay un lugar para ti- mencionó Dalila,una mujer con la que siempre se encontraban y con la que una que otras veces salían a hacer compras o a lavar. Dalila tenía aproximadamente unos 38 o 40 años, tenía dos varones, uno de la edad de louis y otro de 11 años, era costumbre que mientras que sus madre fregaban louis y los otros chicos jugaban corriendo por las casas deshabitadas, saltando entre estas y ocasionando uno que otro problemilla, no había de que preocuparse, después de todo eran niños.

- Ten cuidado Louis, no vaya a ser que regreses de nuevo con raspones en tus rodillas- advirtió su madre, no era la primera vez que louis regresaba con raspones o cortadas a causa del descuido a la hora de jugar.

- Lo prometo maan, no tardaré- Dijo louis dedicandole una amplia sonrisa y dejando un beso en la mejilla de su madre.

-¡Louis anda! ya nos están esperando los otros- gritó zayn, el hijo menor de Dalila. Louis corrió hasta llegar a zayn y se alejaron ambos dando brincos por el camino.

Nefertaris lo vió irse y a continuación Dalila le dijo seriamente

- Nefertaris, he oido que en unas horas llegarán los cox a cobrar deudas, pero también he oido que con ellos vendrá Desmond y sabes que ese hombre no viene a este lugar a no ser de que sea un asunto delicado.

Bengala L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora