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Al día siguiente no hubo ningun pronunciamiento de Harry cosa a la que Louis no le dió la mayor importancia teniendo en cuenta que el rizado era una persona ocupada y la que se asusentaba por días. Un rato después de arreglarse bajó hacia el comedor donde una mujer morena de baja estatura se encontraba organizando las despensas, con tímidez se acercó y se presentó.

— Namaste, buenos días—. La mujer se había dado la vuelta y sonriéndole le dijo.

—Namaste, así que tu eres el nuevo bailarín, nada mal eh?— miró por completo a louis guiñandole un ojo exageradamente.

— ¿Nuevo bailarín? ¿Había otro acaso?—cuestionó louis ganandose una mirada desconcertada y asombrada de la mujer quién poco después se había dado cuenta que había contado información de más.

—Ehh no. ¿Tienes hambre? Ven muchacho siéntate ahí, estás muy delgado debes de comer para recuperar fuerzas—comentó la mujer cambiando de tema rápidamente.

"Eso fue extraño" pensó louis, pero seguro ella se había equivocado por lo tanto dejó el tema de lado sin pensarlo demasiado.

—Disculpe, ¿cómo es su nombre?.— preguntó

—soy Samira joven Louis estoy a su servicio para lo que necesite— alzó el pecho con orgullo mientras sacaba los ingredientes y los empezaba a preparar.

—Samira también soy un empleado no es necesaria toda la pleitesía— recordó louis a Samira quién había dejado al instante de cocinar y volteaba a mirar a Louis.

— Oh no. Esas fueron las ordenes del Don y no puedo desobedecerle—respondió seriamente Samira retomando nuevamente su labor.

Louis no volvió a retomar la palabra, más sin embargo era difícil aceptar que Harry pusiese a su disposición el servicio de la casa como si perteneciese a ella, a fin de cuentas Louis era insignificante en el cartel cox y en cualquier momento lo podrían reemplazar dejándole en manos de personas desconocidas e incluso en la calle.

—Provecho joven Louis alimentese bien—. Amenazó Samira con un dedo puesto en su pecho y saliendo de la cocina con una sonrisa.

A decir verdad, el apetito de louis no era muy exigente, pero no le fue imposible comer de más con el delicioso desayuno que le había preparado Samira, llegó a pensar que se podría acostumbrar a ello todas las mañanas.

Minutos después un vehículo lo esperaba para llevarle a recibir los nuevos integrantes que harían parte del grupo de danzarines, mediante la ventana logró reconocer un edificio semejante al que había estado él la primera vez que llegó a cox, por consiguiente, entro al parqueadero del edificio y condujeron a Louis a una sala bastante amplia donde ya había presencia de por lo menos veinte niños y niñas temerosos desconfiados de los hombres que los aprisionaban.

Primíparos— comentó entre burlas una voz ajena perteneciente a un hombre del personal quien ya estaba acostumbrado a la misma escena a la hora de abordar nueva mercancía.

Louis miraba a los niños con lástima, nadie más que él reconocía lo muy aterrorizado que estaba cuando llegó, esperaba que no hubiesen tenido que presenciar también la muerte de alguno de sus familiares, era trillado porque estos niños no pedían ser arrebatados de los brazos de sus padres, merecían una infancia justa con juegos y cariño, no una vida en bares y ambientes pesados.

No podía hacer nada por su vida y menos por la de aquellas personas inocentes, pero si podía asegurarse de hacerlos sentir cómodos e inculcarles valentía y optimismo.

—A partir de ahora trabajan para los cox así que vayan olvidándose de su antigua vida— Articuló otro hombre mientras los observaba a cada uno con gestos duros. Así mismo miró hacia louis dandole el consentimiento de continuar.

—Mi nombre es Louis, yo les voy a enseñar a prepararse para danzar así que aprenderán a moverse entre el público y aprenderán a atenderlo de la mejor manera—indicó Louis con voz suave permitiéndole nuevamente al anterior hombre proseguir con su discurso.

Al cabo de un rato Louis se encontraba en una habitación de práctica con los niños quienes se relajaban un poco con la presencia apaciguadora de Louis, él les aseguraba que no iba les iba a costar tanto aprender.

— Louis, ¿nos haŕan cosas malas?—preguntaba un niño de unos 9 años con preocupación en su rostro.

Louis simplemente no podía darles falsas esperanzas, conocía el trato que se les daba a ellos y se sentía repugnado.

—Les voy a decir una cosa a todos. Nada malo les pasará si obedecen, háganlo y todo estará bien—comunicó Louis mirandolos a todos.

Se imaginaba a el mismo a esa edad también con miedo y a Niall alegrandolo con sus ocurrencias, fue gracias a este que pudo tomar confianza y desenvolverse, aún lo recordaba con detalle. Automáticamente se le formó una sonrisa inconscientemente, aún mantenía fé en que algún dia Niall volvería por el.

Ahora el debía ser un Niall para esos niños y esperaba que a él no le tocara también irse.

Según le habían comunicado, aún faltaba un integrante pero todavía no se iba a hacer presente por causas fisiológicas, por lo tanto Louis continuó con su directriz hasta que el tiempo de práctica había dado por terminado.

Nuevamente la misma camioneta de la mañana ya lo esperaba para volver. En el trayecto Louis pensaba en su vida porque el no pretendía quedarse por siempre entre bares y negocios sucios, el quería ser libre, iniciar de nuevo, y para ello tenía que empezar a planear para conseguirlo.
Cuando el chófer le aviso que ya habían llegado Louis se bajó y su corazón pareció dar un salto al observar que Harry esperaba por él en la entrada de la casona.

Caminando lentamente por el sendero del jardín detallaba su camisa blanca abierta dejando a la vista un collar con una cruz, un pantalón café de tela y sus zapatos de vestir. La luz del vestíbulo se acentuaba a sus espaldas resaltando el aire cálido que propiciaba el atardecer en tonos mediterráneos.

— Harry.— saludó discreto.

— Ven conmigo Louis.— Harry posicionó una de sus manos bajo la espalda de Louis sin hacer mucha presión.

Al subir a la habitación de Louis el rizado Cerró la puerta tras de él y ambos mediante una distancia considerable se miraron mutuamente.

—Se organizó un evento en Londres, se celebrará la alianza entre empresarios y cox, así que Desmond me pidió que hicieras presencia para ofrecer uno de tus shows— mencionó Harry esperando una respuesta de Louis.

"que educado". pensó con gracia.

— ¿Cuando partiremos?— preguntó.

—En dos horas, así que es necesario que empieces a empacar—dijo Harry dando vuelta para abandonar la habitación.

Louis se quedó mirando hacía la puerta unos segundos con emoción y rápidamente se aseguró de elegir con exactitud los trajes que haria uso en el evento, estaba entusiasmado porque era la primera vez que saldría del país aunque fuese solo para danzar. Pero si de algo estaba seguro, se permitiría disfrutarlo todo.

Bengala L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora