Bengala L.S

XXV

El último mes del año había llegado y aunque era considerado uno de los tiempos más festejeros y cálidos, todo parecía ser ajeno a ello, día tras día la amenaza de correr peligro invadía a Louis y sus precedentes, estaban a pocos días de empezar el plan, el primer blanco caería en los tres próximos amaneceres y él debía de estar preparado para lo que viniese, aún si eso significaba perder a los que él amaba. Su cumpleaños se acercaba más pronto de lo que recordaba, pero nada le animaba a festejarlos en su mayor pudor, solo era un momento pasajero que le recordaba de mala manera que debía enfrentarse a una nueva etapa de adultez y debía asumir el peso de su prontas desiciones. ¿A que precio se debe pagar la libertad?.

— Muevete Louis, no hay tiempo.— Lucio le ordenaba. Habían acordado en movilizar el cargamento a un suministro en Delhi, todo su equipo sería trasladado a la ciudad, así se ahorrarían los extra de los viajes. Por otro lado, Liam y su grupo se hospedarían allí, de ese modo sería más fácil estar comunicados en caso de alguna emergencia y tendrían mayor disponibilidad para reunirse.

Concurrieron en la mañana todos los participantes llevando a los medios de transporte grandes cajas de abastecimiento supervisadas por Aslan y su grupo de control encargados de maximizar la eficacia del traslado del equipo técnico, Louis se encontraba trabajando junto a Lucio, un hombre joven, su cabello era lacio y castaño claro, sus ojos eran de color gris y su piel era clara. Lucio era de pocas palabras, pues solo intervenía cuando lo decidiera adecuado, más sin embargo, su presencia se hacía notar en donde estuviese, su mirada ocultaba el misterio y el enigma, sin duda alguna era fuerte, pero se mantenía alejado de las multitudes, aquello le llamaba la atención a Louis, no había conversado demasiado con él, solamente lo que era necesario de aclarar.

Louis terminaba de llevar las últimas cajas al camión, después de ello podría volver a casa y solo debía esperar a que les notificaran la llegada del cargamento.

— ¿No te vuelves loco con todo lo que pasa? es decir, ¿no temes al fracaso?.— Cuestionó Louis. Lucio le miró sin expresión alguna en su rostro, no se veía tenso o afectado, simplemente no había nada. Miró hacia el frente y dijo.

— Un oscuro momento nos aguarda Louis, debes tener mucho valor para oponerte a nuestro enemigo, pero no es suficiente si no estas dispuesto a derrotarlo.— Nuevamente tomó otra caja y se marchó. Louis sabía que lo que decía Lucio era totalmente cierto, más aún, admiraba la templanza de aquel hombre.

Continuaron moviendose de un lado al otro planificando y preparando sus municiones, a simple vista todos parecían concentrados en una sola labor, pero en cada uno se sembraba la incertidumbre y la duda fiel a sus inseguridades, si! estaban juntos físicamente, pero dispersos individualmente.

— Ya es hora Lucio, debemos partir en este momento.— Escuchó decir a John, el compañero de Lucio. Se podría decir que ellos dos se entendían mutuamente, incluso podrían adivinar lo que el otro pensaba con tan solo una mirada, siempre estaban juntos. No había otra insinuasión diferente a la hermandad, eso era todo.

Lucio asintió y dio dos golpes al camión como señal de que ya estaban listos, ambos subieron al vehículo y se despidierón de Louis.

Comenzaba a oscurecer y sin duda eso le descompensó, no llevaba un abrigo, por lo tanto, el frio calaba su piel. Se abrazó así mismo con fin de obtener calor corporal propio, una vez allí, una acolchada prenda le cubría su cuerpo sorpresivamente, Liam llegaba a su lado ofreciendole un abrigo para disminuir su estado.

— ¿Estás mejor?— Interrogó con amabilidad. Louis agradeció el gesto protector de Liam.

— Así es, te lo agradezco Liam.— Reconoció enternecido. Si bien podría verse a sí mismo, su nariz y pómulos debían de tornarse rojos a causa de la temperatura.