25 (penúltimo)

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Siento la furia acercándose,  Toda la resistencia se desgasta

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Siento la furia acercándose, Toda la resistencia se desgasta.

No hay logar para huir de todo este caos

Ningún lugar para esconderse de toda esta locura

Madness - Ruelle


Todo pasó en cámara lenta. James, Clara y yo nos abalanzamos sobre Beatrice, pero simplemente era demasiado tarde. El corte era demasiado largo y demasiado profundo. Ninguno de nosotros sabía qué hacer, ¿la dejábamos allí? ¿La cargábamos fuera de la habitación? Todos nos gritábamos y tratábamos de encontrar una respuesta mientras el fuego seguía creciendo y amenazaba con quemarnos vivos si no reaccionábamos rápido.

-No podemos dejarla aquí, simplemente no podemos. –resolvió James, tomando el cuerpo sin vida de Beatrice en brazos y caminando lo más lejos de las llamas que le era posible.

-¿Acaso alguien sabe el camino de regreso? –grito Clara por sobre el ruido de las llamas.

-No tengo ni idea, me perdí cuando Beatrice salió corriendo. –respondí al mismo tiempo que tomaba una manta vieja que encontré tirada y cubría el cuerpo de Beatrice aun en brazos de James.

Las llamas comenzaron a rodearnos, el humo hacia cada vez más difícil la tarea de respirar y el calor hacía rato que había pasado el punto de lo incómodo y comenzaba a ser abrumador. James se acuclillo en busca de aire limpio al igual que nosotras, pero la diferencia no era demasiada, al parecer Lucius Malfoy no tendría que ensuciarse las manos para acabar con nosotros.

-¡Lily! –me llamo James. -¡Lily, mírame!

Con los ojos llorosos por el humo y el calor, hice lo que me pedía. ¿Acaso este era nuestro final?

-Pase lo que pase, tienes mi corazón Elizabeth Ginevra Potter. –continuo James, estirando su mano derecha y apoyándola en mi mejilla. –no tienes idea de cuánto lamento haberte mezclado en todo esto, ni todas las veces que te hice llorar.

-Está bien, James. –respondí colocando mi mano sobre la suya. –Lo repetiría todo una y mil veces, no me arrepiento de nada.

James abrió la boca para seguir hablando, pero una explosión a nuestro costado izquierdo nos hizo tirarnos al suelo y cubrir nuestras cabezas antes de poder hacer nada más. Y entonces, como enviado por los mismísimos fundadores de Hogwarts, la gruesa cortina de fuego cedió dejando ver las figuras heroicas de mi padre y del tío Ron, varita en alto, tal cual como héroes de novelas fantasiosas.

-¡Papá!

Sin pensarlo dos veces me lance a sus brazos, con lágrimas en los ojos y más aliviada de lo que jamás me pude sentir. Yo podía ser todo lo independiente que quisiera, y hacerme la dura y mujer súper poderosa, pero la verdad es que nunca dejaría de echar de menos a mi padre, y que nunca me cansaría de que me salvara el trasero, sobre todo cuando este estaba amenazado de ser calcinado por llamas mágicas.

Lily Potter y el Ultimo Mortifago || 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora