Capítulo 7.

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El jueves tenemos inglés en la última hora; y aunque las últimas clases de la jornada constan de diez minutos menos que cualquier otra clase del día, es como si esta vez hubieran cambiado las reglas y ahora la clase de inglés obtuviera treinta minutos de más.

Observo el libro frente a mí, donde resaltan aquellas actividades de las que no entiendo ni una sola palabra; y trato de hacer mi mayor esfuerzo por resolverlas, así como lo hace Aaron en ese mismo instante, deseando que la clase termine al fin.

Sus ojos están oscuros, casi tanto que podrían ser del mismo color que los míos, y su mano aprieta el lápiz con tal fuerza como si quisiera partirlo en dos. En algún momento lo descubro mirando con odio al profesor Abernathy, apretando sus manos en unos puños hasta que sus nudillos se tornan blancos, y luego regresa la atención al libro, pretendiendo calmarse mientras intenta traducir las palabras en su propia mente.

- ¡Tad! -La voz resuena en todos los rincones del salón, así que alzo mi mirada y me encuentro con una de mis compañeras apoyándose descaradamente sobre el escritorio del profesor, riéndose tan fuerte que podría estar fingiendo-. ¡Eres muy divertido!

De repente, me siento ofendida. Y no es sólo porque el profesor Abernathy también se está riendo con mi compañera, sino porque advierto que todo el resto de la clase está riéndose y charlando animadamente cuando Aaron y yo hemos intentado trabajar en las actividades de inglés que debíamos terminar hoy mismo.

Enfadada, cierro mi libro y lo guardo en mi mochila junto a mis otras cosas. No pienso volver a trabajar con tanto esfuerzo cuando incluso mi profesor se está divirtiendo con los demás. Y no me hace falta comentárselo a Aaron, porque en cuanto lo veo darse la vuelta para mirarme, descubro que piensa exactamente lo mismo que yo.

- Es un imbécil. -Gruñe, dándole un vistazo discreto al profesor Abernathy.

- Nuestro antiguo profesor jamás nos habría hecho esto -le digo, y miro al profesor Abernathy, que parece entretenerse bastante mientras charla con mi compañera.

- Ni siquiera nos habría hecho trabajar, para empezar.

Mientras hablamos, noto que los ojos de Aaron vuelven a tomar un tono claro y brillante, permitiéndome sentir mucha más comodidad de la que podría imaginar.
Sonreímos, nos burlamos del viejo profesor de inglés, y pronto estamos riéndonos con tanta fuerza que empieza a dolernos el estómago.

Me gusta reír, porque hacerlo me permite olvidar todos los problemas que me pueden tener muy aturdida. Por eso, en este mismo instante, es como si el profesor Abernathy y todo aquello que lo involucra hubiese desaparecido ante nuestros ojos para convertirse en algo lejano y distante que ya nadie más quiere recordar.

Pero entonces, cuando el profesor clava su mirada en nosotros, distingo algo extraño en sus ojos que me incomoda al instante.

- ¿Se puede saber qué es tan gracioso, Ellie? -Pregunta completamente furioso, dejando al resto de mis compañeros tan callados como yo.

Sé que no debo responder, así que no lo hago. En cambio, me quedo estática y me aferro a mi puesto, temiendo perder el equilibrio y caer sobre el suelo.

- ¡Deja de ser tan estúpida y respóndeme de una buena vez! -Sus manos golpean mi escritorio, haciéndome sentir el temor apoderándose de todo mi cuerpo.

- ¡Aquí el único estúpido eres tú, Abernathy! -Aaron se pone en pie al instante, retando al profesor con su mirada oscura e intimidante-. Nosotros estuvimos trabajando toda la maldita clase mientras tú te divertías con los otros como si nada. ¿Y de repente tienes las agallas para regañar a Ellie por reírse cuando tú estuviste haciendo lo mismo todo este tiempo?

Maltratada por un profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora