Me hace falta alzar la mirada y encontrarme con el lugar en el que asesinaron a mi madre para finalmente perder la valentía que me impulsaba a seguir en busca de Thomas. Toda esa angustia, desesperación, y preocupación es reemplazada por un infinito dolor que me obliga a retroceder, con las lágrimas asomándose por mis ojos mientras mis piernas se tornan tan inestables como mis pensamientos.
Él lo sabía. El asesino de mi madre conocía el efecto que me generaban esos espantosos recuerdos, y por eso ha decidido traerme aquí. Porque me hace débil, y eso es lo que él realmente necesita para tener la posibilidad de destruirme como quiere.
Pero yo no voy a demostrarle que ha logrado su objetivo. Eso sería cometer el mismo error de mi madre; y yo prometí jamás hacerlo. Así que me muevo hacia la casa, adentrándome con firmeza al lugar que generó mis más horribles pesadillas siete años atrás.
Incluso en la oscuridad, puedo reconocer cada rincón como si fuera mi propio hogar. Las paredes sucias y viejas; las puertas de madera desgastada; y las escaleras por las que alguna vez corrí mientras trataba de huir. Todo sigue exactamente igual a como lo fue hace un tiempo, cuando mataron a mi madre justo frente a mis ojos y yo no pude hacer nada para evitarlo.
- ¡Thomas! -Gritó con la voz atascándose en mi garganta, pero eso no me impide seguir gritando mientras lo busco desesperada-. ¡Thomas!
El hombre se ríe a mis espaldas, siguiéndome el paso a una distancia incomoda.
- ¿Dónde lo tienes? -Me vuelvo, mirándolo con una extraña furia y angustia-. ¿Dónde has metido a mi hermano?- ¿Tu hermano? -Sonríe, y sé que lo hace para fastidiarme.
- ¡Thomas, mi hermano! ¿Dónde lo tienes escondido?
- ¿Thomas? Yo no recuerdo haber escondido a ningún Thomas aquí.
- ¿Cómo? -Incapaz de procesarlo, parpadeo y me aclaro la garganta-. Pero tú lo dijiste...
- ¿Qué dije?
- ¡Dijiste que no le pasaría nada si venía contigo! -Le grito, sintiendo toda la furia apoderarse de mi cuerpo.
- Y no podrá pasarle nada, porque él no ha estado con nosotros en ningún momento.
Todo mi cuerpo se paraliza con el repentino paro que sufre mi corazón. Ni siquiera puedo dejar que mis pensamientos fluyan, porque todo está obstruido por un solo pensamiento: Él me ha engañado; y yo he caído en su trampa.
- Pero tenías su fotografía... -Recuerdo, temblando ante lo bien estructurado que parece su plan.- ¿Esa cosa sin importancia? Se le ha caído una tarde mientras lo seguía.
Y entonces, no me toma mucho tiempo reconocer que lo ha conseguido. Me ha engañado; me ha traído a la casa abandonada de mis pesadillas; y me ha expuesto al peligro. Todo sin tomarle el más mínimo esfuerzo.
- ¡Eres un maldito! -Gruño, con la inmensa furia que controla mi cuerpo.
Deseando huir de este lugar lo más rápido posible, doy unos pasos hacia atrás y me volteo. Pero entonces ya es demasiado tarde. Casi como una perfecta aparición mágica, dos hombres me toman con fuerza por los brazos y me dejan helada, incapaz de hacer un solo movimiento aunque realmente lo intentara.
- ¿Creíste que podrías escapar así de fácil, preciosa? -Su aliento me pone todos los pelos de punta, horrorizándome con sólo sentir su cercanía-. He pasado los últimos siete años de mi vida planeando este momento, Ellie. No dejaré que lo estropees tan pronto.- ¿Qué es lo que quieres de mí? -Farfullo al fin, mirando cualquier cosa menos sus ojos-. ¿No te basta con el daño que me causaste al acabar con mamá?
- En ese entonces no queríamos dañarte a ti, sino al maldito de tu padre -me dice-. Y ahora mi único objetivo eres tú. ¿Notas las diferencias, preciosa?
Su mano acaricia mi rostro, lo que me resulta tan repugnante y asqueroso que podría apartarlo de un golpe. Pero todo el horror que me invade hace que parezca imposible, dejándome estática y perpleja como si tuviera la vacía mirada de mi padre justo frente a mis ojos.
- Siempre has sido mi único objetivo, Ellie.
Su tacto me deja una espantosa sensación en la piel, algo que quisiera detener de una buena vez. Descubro que podría preferir ser lastimada cruelmente a que me acaricie de este modo; de una forma que realmente detesto viniendo de su parte.
Mi cuerpo reacciona sin que se lo haya pedido, y cuando mi cerebro despierta, advierto que he conseguido las fuerzas suficientes para liberarme del agarre de los hombres para atacar el rostro del asesino de mi madre.
- ¡Basta! ¡No me toques! -El grito sale por mis labios antes de que lo pueda detener, resonando por el más remoto rincón de la casa.
El hombre se tambalea hacia atrás, casi tan sorprendido como yo. Noto unas cuantas marcas rojas en su rostro, mucho más visibles del daño que me creí capaz de hacerle. Es horripilante, tanto como la furia inmensa que se ha reflejado en sus ojos.
- ¡Pero qué gran sorpresa! -Dice en un tono neutro, tocándose las heridas del rostro que acabo de generarle-. Me alegra mucho que hayas decidido volverte valiente, Ellie. Pero me temo que no debiste hacer esto si no querías que te lastimara de verdad.
Los dos hombres de cuerpo rígido y fuerza bruta han vuelto a tomarme por los brazos, inmovilizándome aunque ni siquiera tenía el valor para huir de repente. El asesino de mi madre deja su rostro a escasos centímetros del mío, analizando mi comportamiento y todo el miedo que despierta en mí.
- Es hora de que aprendas que conmigo nadie se mete, perra -me sonríe, y entonces se vuelve hacia los dos hombres con los ojos vacíos y completamente oscuros-. ¡Quiero que la encierren en el ático, y no vayan a dejar que salga hasta después de diez horas!
Mi cuerpo no reacciona ante el temor que lo domina, así que tengo que ser arrastrada por los dos hombres para ir escaleras arriba. El corazón me late con mayor intensidad a medida que nos acercamos a la puerta, sintiendo el verdadero horror esperándome en esa misma habitación.
Dentro del ático, la puerta se cierra frente a mí y me quedo inmóvil con la mirada fija en ella, temiendo lo que pueda encontrar en este mismo lugar. La sangre que me corre por las venas está helada, y he empezado a temblar como si muriera de frío y no tuviese mi abrigo negro cubriendo mis brazos.
Cuando me doy la vuelta y encuentro un lugar vacío y oscuro, descubro el miedo que tanto me invadió durante el tiempo que mi padre decidió encerrarme en el ático de mi madre. Sin embargo, hay algo que diferencia este lugar del ático en el que solía experimentar todo mi temor; porque este es el lugar exacto donde dejaron gravemente herida a mi madre hasta que ya no pudo haber una sola posibilidad de mantenerla con vida.
Este es el lugar que generó mis más espeluznantes pesadillas; y yo estoy de regreso en él después de siete años recordándolo con tanto horror.
Todavía más espantada, empiezo a golpear la puerta con toda la fuerza hasta que lastimo mis manos. Las lágrimas me empapan las mejillas y el miedo empieza a jugar con mi mente, haciéndome oír y ver cosas que realmente no hay en esta estrecha habitación.
- ¡Déjenme salir, por favor! -He dicho lo mismo por tantas veces que mi voz apenas es audible y la garganta me arde. Pero sigo intentándolo, al menos, escuchar mi propia voz opaca los terribles sollozos de mi madre que atormentan mi mente.
Pero, cuando pasa una hora completa sin recibir una sola respuesta del otro lado de la puerta, advierto que debería rendirme al fin.
No he dejado de llorar; no he podido evitar que mi mente me atormente con terribles alucinaciones; y no he conseguido impedir que el miedo siga dominándome.Pero entonces, todo se detiene; los gritos, el miedo, y las lágrimas. Todo se aparta de golpe para permitir que lo que tanto he tratado de evadir invada mi mente finalmente:
La muerte de mi madre.• • •
¡Holiwisssss! Espero que les haya gusta mucho el capítulo. Fue larguito jaja, sé que les gustó eso. La próxima semana sigo. Gracias por leer, nenas. ¡No se olviden se comentar y votar! Besos. (^ω^)
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Maltratada por un profesor
Teen FictionY es que jamás habrá algo peor, que ser maltratada por un profesor. _______________________________ Novela. Terminada. No se aceptan adaptaciones. #59 en Novela Juvenil. #1 en Bullying.