Capítulo 27.

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Me niego a creer que todo esto es cierto.

He conocido a Aaron por tantos años que la idea de que él sea mi mayor pesadilla simplemente me resulta inimaginable. Él es Aaron; mi único amigo desde hace ocho años; la única persona que conocía gran parte de mis miedos; él único chico en el que pude confiar de verdad...

Él es Aaron; el maldito asesino de mi madre.

No entiendo cómo es que no pude darme cuenta de eso antes. Aaron y Matthew fueron dos personas distintas en mi mundo; pero jamás tuve la capacidad de distinguir los detalles que se relacionaban para descubrir que, en realidad, esas dos personas siempre fueron una sola.

Él es brillante, y lo reconozco. Ni siquiera tuvo necesidad de usar un disfraz para mantener su identidad bien oculta. Con su traje negro, su rostro escondido en la oscuridad, y su extraña personalidad, Aaron estaba tan apartado de mis pensamientos que no podía sospechar ni un instante que se tratase del asesino que tanto odié.

Tuve varias oportunidades para descubrirlo; como el hecho de que el asesino supiera lo importante que era Thomas para mí, que amenazara al profesor Abernathy justo después de que Aaron nos viese besándonos en el salón, o que conociera el efecto que producían los áticos en mí. Todas esas fueron pistas que terminé ignorando por completo.

- ¿Cómo pudiste? -Digo finalmente, con las pocas fuerzas que me quedan ya-. ¡Tú asesinaste a mi madre! ¡Tú destruiste mi vida!

No puedo contenerlo más; las lágrimas salen disparadas por mis ojos y no me molesto en detenerlas un solo instante.

La cabeza me da vueltas y me hace sentir como si cayera por un profundo pozo sin fin. De pronto, he dejado de ver a Aaron como aquel chico divertido y carismático que solía acompañarme a casa todos los días, y empiezo a ver al hombre que se encargó de generar todas mis pesadillas con una facilidad incomparable.

- ¿Es que pretendes hacerme sentir culpable por algo tan absurdo? -Me quedo muda, con sus palabras repitiéndose una y otra vez en mi cabeza-. ¡Tenía catorce años, Ellie! ¡Jamás me consideré un asesino por dispararle a tu madre!

De repente, ni siquiera sé qué resulta peor en todo esto; el hecho de que haya asesinado a mi madre y no le afecte en lo más mínimo, o que me haya envuelto en tantas mentiras y engaños durante todo este tiempo y yo no hubiese sido capaz de descubrirlo.

- ¿También me mentiste en eso, Aaron? -Farfullo, destruida-. ¿Debería llamarte así, o es que también me engañaste con tu nombre además de con tu edad?

Me siento traicionada; pero sobretodo, me siento terriblemente enojada conmigo misma. Quizá no fui lo suficiente astuta para reconocer que Aaron siempre fue cuatro años mayor que yo cuando juré a ciegas que ambos teníamos la misma edad, pero haber ignorado tantas pistas y detalles me hacen sentir tan tonta que no reconozco si estoy más enojada conmigo o con quien se hizo pasar por mi mejor amigo todos estos años.

- No te enojes así, preciosa...

- ¿Cómo pretendes que no me enoje, Aaron? -Le grito, con las lágrimas saliendo disparadas por mis ojos-. Asesinaste a mi madre, secuestraste a las dos personas más valiosas en mi vida, me engañaste por más de ocho años... ¿Y aun así dices que no debería enojarme? ¿Acaso te has vuelto estúpido?

- ¿Estúpido? ¿En serio? -Se burla-. ¡Te recuerdo que la única estúpida aquí eres tú por no darte cuenta de lo obvio cuando pudiste hacerlo!

Cuando pasan cinco segundos, no puedo controlar mi cuerpo y me lanzo sobre Aaron mientras mis manos tratan de destrozar su rostro en miles de pedacitos. La furia arde dentro de mi ser, y me impide sentir culpable por el daño que le estoy causando a Aaron.

Maltratada por un profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora