Capítulo 17.

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Todo me recuerda a él: las extrañas risitas que escucho en el pasillo; el temor que domina mis pensamientos; y el uniforme negro que luce el profesor Abernathy cuando se adentra en nuestro salón con una divertida sonrisa.

Es como si cualquier cosa pudiera traer de regreso a aquel hombre que tiene la capacidad de destrozarme con solo aparecerse frente a mí, recordándome cómo acabó con la persona más importante en mi vida; y cómo ahora, después de siete años, será capaz de hacer lo mismo con mi propia vida.

Apenas consigo mirar al frente durante el resto de la clase sin aparentar todo el horror que corre por mis venas; aunque el verdadero horror comienza justo cuando el timbre advierte el esperado final de la jornada escolar; segundos después de que mi último compañero salga disparado por la puerta principal.

Para entonces, el profesor Abernathy aún sigue en el escritorio acomodando sus cosas sin dirigirme una sola mirada, y yo me pongo en pie dispuesta a huir de su presencia. Pero algo no va bien. Mi cuerpo se queda paralizado ante un terrible dolor que amontona las lágrimas tras mis ojos, y mis manos viajan hasta tocar mi estómago, tratando de calmar el dolor que se ha apoderado de él.

El profesor Abernathy se ha vuelto para mirarme disimulado, pero yo siento su mirada sorprendida bien clavada en mí. Intentando aparentar normalidad, muevo mis pies y pretendo mantener las lágrimas dentro de mis ojos un rato más, pero entonces pierdo el equilibrio y me golpeo contra el suelo, tumbando mesas y sillas al tratar de estabilizarme.

- ¡Ellie! -Grita el profesor Abernathy, corriendo hasta llegar a mi lado.

Sus ojos me buscan desesperado y lleno de preocupación, aunque apenas alcanzo a distinguir su rostro en medio de las lágrimas que me nublan la vista. La cabeza me palpita con un intenso dolor, casi tan fuerte como el de mi estómago, y mis manos empiezan a temblar sin razón alguna.

- ¿Puedes escucharme? -Pregunta de repente, pero he olvidado cómo se responde a una pregunta como esa.

- Thomas... -Le digo, como si eso respondiera a su pregunta, pero él me mira aún más confundido.

- ¿Qué?

- ¡Thomas! -Digo más fuerte, y las lágrimas salen disparadas por mis ojos-. ¡Debo ir por mi hermano! Tengo que mantenerlo a salvo. Tengo que... -Mi vista se nubla aún más, y dudo que sea por las lágrimas-... Cuidarlo con mi vida.

El profesor Abernathy me toma entre sus brazos con cuidado antes de que mis ojos se cierren y me impidan distinguir la realidad de mis propios pensamientos.

Tad Abernathy está junto a mí cuando vuelvo a abrir mis ojos; su mirada profunda y sincera de regreso después de todo este tiempo. Aún aturdida, trato de pensar correctamente y de recordar lo que tenía que hacer, pero no consigo pensar otra cosa que no sea lo fascinante que me resulta la mirada de Tad sobre la mía.

- ¿Dónde estamos? -Farfullo, y siento un intenso dolor que me ataca la cabeza.

El lugar es tan estrecho como el ático de mis pesadillas, sólo que las paredes son blancas y brillan con la pálida luz que alumbra desde el techo hasta dejarme ciega. Me rodea un extraño olor que me recuerda al hospital donde murió mi madre, y descubro a mi alrededor una gran cantidad de objetos que solía ver cuando mis padres me llevaban al doctor para la revisión anual.

Parpadeo sólo para reaccionar, y no me tardo en descubrir que este lugar es un hospital.

- ¿Por qué me has traído aquí? -Podría gritarle, pero hay algo que me impide hacerlo-. ¿Por qué me has traído a un hospital?

- ¿Que no es bastante obvio? ¡No te encuentras bien, Ellie!

- ¡No! ¡No tenías que traerme a este lugar! -De repente, he olvidado lo maravillosa que me resultaba su mirada para sentir un profundo deseo por huir lejos de los recuerdos que me traen este hospital-. Quiero irme de aquí ahora.

Maltratada por un profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora