Capítulo extra. (Narra Aaron).

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Ella había aparecido en mi camino; de repente, de golpe, inesperada. Era tan sorprendente para mi vida llena de mentiras y peligros, que el simple hecho de descubrirla había encendido una gran esperanza dentro de mi ser.

Ambos veníamos de mundos diferentes. Ella tenía una familia feliz, yo era un maldito huérfano al que habían recogido de entre los escombros; ella era leal y honesta, yo mentía con respecto a mi edad y ni siquiera sabía distinguir si mi nombre real era Aaron o Matthew; ella protegía a quienes amaba, y yo sólo sabía destruir a las personas que consideré importantes en mi vida.

Nunca quise destrozarla, es verdad. Tenía catorce años para cuando asesiné a su madre, y me dolía tanto reconocerlo que, incluso después de haber transcurrido siete años tras su asesinato, todavía habían momentos donde ni siquiera yo podía controlar el tormento que se formaba en mis pensamientos.

Fingir que nada había pasado fue todavía más difícil después de lo ocurrido con su madre. Ellie había cambiado; tenía la mirada opaca, ya no sonreía, y caminaba sin energías y con la cabeza gacha. Yo también había cambiado, pero nunca me permití demostrarle todo el daño que me había producido acabar con la persona que más admiró en su vida

No podía mirarla sin sentir el dolor que me desgarraba por dentro; no podía sonreírle y ofrecerle mi apoyo sin escuchar una voz en mi cabeza que me susurraba "asesino"; y no podía verla llorar y sufrir frente a mis ojos sin reconocer que yo era el maldito origen de todas sus pesadillas.

Pude alejarme de su lado; pude dejarla atrás y permitir que sus terribles recuerdos desaparecieran con el paso de los años y sin mí, pero simplemente no me sentía capaz de apartarme de su lado. Ella era vital para mí; ella era una parte en mi vida que no quería dejar atrás jamás. La necesitaba conmigo, la quería conmigo, y anhelaba tenerla conmigo siempre.

Yo había sido criado por un grupo de hombres en busca de venganza; hombres que vivían llenos de odio, rencor y egoísmo. Crecí siguiendo órdenes y asesinando por obligación, pero después de la muerte de quien alguna vez consiguió su venganza contra el padre de Ellie, fui yo quien tomó su lugar y dejó de seguir órdenes para disfrutar del verdadero odio.

Fue eso, ese inmenso odio, el que me hizo tomar tantas decisiones que terminaron dañando a Ellie.

Al principio, simplemente creía odiar a su hermano menor. Quizá fue algo absurdo, pero el que Ellie estuviera dispuesta a ser lastimada en lugar de su hermano y que Thomas fuera incapaz de impedirlo, de pronto, me hizo odiarlo inmensamente. Me enfurecía que fuera tan cobarde, que no tuviera la valentía para defender a la persona que él mismo solía llamar héroe, que la dejara gritar de dolor mientras él la observaba escondido como un estúpido y no hiciera más que dejarse llevar por la cobardía.

Yo lo odiaba porque no sabía valorar de verdad al ángel que tenía como hermana.

Una vez estaba tan furioso que, de alguna forma, no pude controlarme y golpeé a Thomas tan fuerte como pude. No recuerdo qué le solté en medio de mis gritos, pero puedo estar completamente seguro de que la mayoría de mis palabras fueron innumerables insultos. Estaba harto de que fuera Ellie la que gritara de dolor; de que fuera ella quien me visitara en casa con heridas profundas y lágrimas en los ojos; de que sólo ella sufriera de verdad. Así que lastimé a Thomas con una brusquedad incomparable, porque quería verle experimentar, al menos un poco, de lo que sufría mi Ellie cada día de La semana del mes.

Tuve problemas con Ellie después de eso, aunque ella nunca se enteró del daño físico que le había causado a su hermano. Luego, simplemente decidimos dejarlo en el olvido y retomar nuestra vieja amistad, sin embargo, yo jamás me permití olvidar todo el odio que tuve por su hermano hasta que, de repente, apareció alguien más en nuestras vidas al que pude odiar con mucha más intensidad que a Thomas.

Él había aparecido tan repentino como Ellie lo había hecho en mi vida. Con su traje negro, su patética sonrisa carismática y su absurdo sentido del humor, ignorar su llegada habría sido más que ilógico; aun así, no fue eso lo que me hizo notar su presencia como con el resto de mis compañeros...

Lo único que pudo poner mis sentidos alertas en él fue reconocer la forma en la que trataba de llamar la atención de Ellie, mi Ellie.

Nunca consideré normal el hecho de se enfadara solamente con ella, o mucho menos el que decidiera castigarla cada vez que la descubría charlando conmigo; sin embargo, aquel día en que nos atrapó durante nuestro fallido escape, todas mis dudas obtuvieron respuesta en aquel instante en que sus ojos se tornaron oscuros y me habló en privado advirtiéndome que no dejaría que me acercara a Ellie una vez más.

Jamás olvidaré su mirada fría; sus manos que evitaban convertirse en puños que fueran directo a mi rostro; y sus últimas palabras antes de que la furia se apoderase de mi cuerpo y me hiciera salir disparado de su patética oficina:

"Ella será mía, Aaron. Más te vale tenerlo claro todo el resto de tu maldita existencia".

No podía controlarme; mi cuerpo estaba dominado por algo tan fuerte como el odio que había vivido en mí por muchísimos años, y simplemente no encontraba la forma de solucionarlo. Para cuando pude reaccionar, no había nada que pudiera salvarme. Matthew había vuelto a ocupar mi lugar; y ya no tenía forma de hacerlo desaparecer.

Matthew siempre había sido parte de mí; y aunque ese hombre no era más que mi yo enfadado, había algo que impedía que los demás notaran que tanto Matthew como Aaron eran una misma persona. Quizá era que tanto Aaron como Matthew eran mis dos extremos, el primero era mi yo extrovertido y alegre, y el segundo era mi verdadero yo lleno de odio y rencor.

Tad Abernathy supo traer de vuelta al Matthew que había mantenido oculto un buen tiempo, y en cuanto lo hizo ya no había marcha atrás. Ellie era mi único objetivo, así que hice lo posible por traerla en mis trampas. La llevé al lugar de sus pesadillas, fingí secuestrar a su hermano, la seguía cada vez que podía y conseguí descubrir sus otros puntos débiles.

Ella era lo único que me importaba; y no iba a permitir que nada ni nadie la apartara de mi lado.

Siempre quise verla feliz; siempre quise ser la razón por la que sonriera... Siempre quise ser yo el único al que pudiera amar.

Su hermano, su imbécil profesor de inglés... Ellos habían representado un incómodo peligro para mi relación con Ellie, el primero porque era un cobarde incapaz de impedir el daño que le causaban a mi ángel, y el último porque quería arrebatarme lo que desde un principio era completamente mío. Y yo no iba a permitir que me apartaran de lo único que me importaba en mi maldita vida.

Es cierto, quiero ver a Ellie siendo feliz; quiero que sonría de verdad por al menos una vez en su vida; quiero que pueda recuperarse de la pesadilla en la que yo misma la introduje.

Aun así, no quiero que sea capaz de hacerlo con alguien más que no sea yo.

Ella es mía, yo soy suyo; y no permitiré que eso cambie jamás. No me importa si tengo que traer de regreso a Matthew con tal de mantenerla a mi lado; no me importa si tengo que asesinar a sus seres queridos y destruirla una vez más; no me importa si incluso tengo que acabar con ella y luego hacer lo mismo con mi propia vida...

Ellie es mía; y nadie, ni siquiera ella, podrá cambiarlo.

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¡Hey, nenas! Espero que le haya gustado este capítulo sorpresilla desde el punto de vista de nuestro querido (no tanto ya) Aaron. ¡Pronto subiré nuevo capítulo! Estamos casi terminado... ¡No se olviden de comentar y votar! xox Gracias por leerrr.

»Por favor, nenas; pásense por mi nueva novela que está en mi perfil, "Un trato con la muerte". Es de la misma escritora, se les agradecería mucho si dejaran su opinión y voto. Ya he actualizado allá. ¡Gracias!

Link: http://w.tt/1H7n7zb (Un trato con la muerte).

Maltratada por un profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora