Escaparse de clases en mi colegio jamás ha sido un asunto fácil. Es tan arriesgado como estar preso en la cárcel de máxima seguridad y planear la huida más obvia de la historia; tienes la ilusión de poder fugarte sin que alguien sea capaz de notarlo, pero de alguna u otra forma sabes que será imposible.
Ahora, mientras Aaron y yo nos escondemos en el rincón más remoto de "La cabaña del abuelo Abernathy" descubro que quizá haber asistido a la clase de inglés no habría sido peor que esto. La cabaña del abuelo Abernathy no es ni una cabaña, ni un buen sitio para esconderse mientras faltas a clases. El lugar consta de cuatro paredes y un techo, pero está tan mal fabricado que ahora sólo lo utilizan para guardar las viejas decoraciones de las fiestas navideñas y de graduación.
No es un espacio grande, y mucho menos agradable. Todo está lleno de objetos viejos y polvorientos, por lo que me cuesta respirar sin tener una terrible picazón en la nariz. Aaron está a pocos centímetros de mí, rodeándome con su brazo para que podamos sentirnos más cómodos, aunque lo cierto es que, mientras su brazo esté rodeando mi cuerpo, lo que menos podré sentir es comodidad.
Jamás supe por qué este lugar recibía el nombre de "La cabaña del abuelo Abernathy". Aun así, sigue siendo parte del colegio, y ya nadie suele venir si no se trata de fin de año escolar y quieran deshacerse de viejos adornos.
- ¿Falta mucho para que nos podamos ir? -Observó los ojos de Aaron mientras pregunto, y su mirada me encuentra tan pronto como hablo.
- Faltan diez minutos para que acaben las clases, hermosa -responde, sonriéndome de repente.
El plan que teníamos no era muy complicado. Sólo nos esconderíamos durante las dos horas de inglés, y después nos mezclaríamos entre los demás estudiantes a la hora de la salida, como si nada hubiera ocurrido. Y aunque realmente pensé que sería sencillo, ahora veo lo equivocada que estaba.
Después del incidente que tuvimos cuando teníamos catorce años, Aaron y yo decidimos que olvidaríamos lo que había pasado y jamás volveríamos a cometer el mismo error de aquella fría noche de enero. Sin embargo, en este mismo instante, mientras distingo su mirada repleta de sentimientos y esperanza, descubro que las cosas no han cambiado mucho desde aquella vez.
- ¿Sucede algo, ángel? -Aaron acaricia mi mejilla, susurrando a pocos centímetros de mi rostro. Y a pesar de que su tacto me incomoda demasiado, me quedo en completo silencio y no se lo digo.
A veces me pregunto si Aaron lo ha olvidado ya; si no recuerda lo feliz que era cuando pasaba un tiempo a su lado; o si le resulta imposible volver a pensar en esa alegría inexplicable que sólo él podía provocar en mí. Aun así, lo único que puedo asegurar es que yo jamás podré olvidar el terrible dolor que sus palabras me provocaron esa vez.
Casi nunca me permito recordar aquella noche. Sin embargo, muchas veces soy consciente de todo lo que sentí por Aaron en algún momento, y también de cómo él mismo se encargó de destruir mis sentimientos cuando lo vi insultar a mi hermano y gritarle lo mucho que deseaba verlo sufrir.
El timbre suena por todos los rincones del colegio, lo que me permite reaccionar antes de que los recuerdos se apoderen de mí. Me aparto de Aaron casi al instante, como si aquel chico de catorce años que insultaba a mi hermano aquella vez estuviera ocupando el lugar de mi mejor amigo ahora mismo.
- Tenemos que irnos, Aaron -lo afanó mientras me muevo entre el montón de adornos que me impiden huir con rapidez. Pero en cuanto llego a la puerta, Aaron ya me ha alcanzado y sujeta mi mano, paralizándome con tan solo rozarme.
- De aquí no nos vamos hasta que me digas qué ocurre contigo -advierte, tomando mi mano con mucha más fuerza.
Miro mi alrededor buscando una respuesta a mi propio comportamiento. Ni siquiera entiendo qué sucede conmigo; jamás he querido huir de Aaron como ahora. Siempre he disfrutado de su compañía, de sus palabras de apoyo, y de su mirada comprensiva y agradable.
Justo cuando estoy a punto de decirle una respuesta obvia, todas las palabras se revuelven en mi mente y una parte muy oculta de mi ser formula otras palabras que jamás he querido soltarle.
- ¿Qué es lo que sientes por mí? -En cuanto las palabras brotan de mis labios, me llevo las manos a la boca y trato de controlar mi cuerpo para no desmayarme de repente.
¿Qué clase de pregunta es esa y por qué la he hecho?
Antes de que pueda responderme, reacciono y empujo la puerta de La cabaña del abuelo Abernathy para salir corriendo tan pronto como puedo. Me mezclo entre los demás estudiantes que empiezan a salir, lo que me incomoda mucho más que la pregunta que he soltado hace unos minutos.
Aaron me atrapa antes de que pueda salir del colegio, acorralándome justo cuando el pasillo se ha quedado totalmente vacío. Me mira, aunque yo observo cualquier otra cosa menos sus ojos.
- Creí que habíamos acordado que no volveríamos a hablar de eso -Aaron suena diferente, como si le gustara la cercanía que tenemos.
- Lo siento, no sabía lo que decía -susurró, sintiendo como su aliento acaricia mi rostro-. No tienes que responder mi pregunta. Sólo... ignórala y ya.
- Yo no quiero ignorarla -confiesa, y de pronto todo empezara a incomodarme.
Es como si pudiera ver llorar a mi hermano después de que Aaron le hubiese gritado; como si sintiera todo mi corazón partirse en pedazos cuando Aaron fingió que nada había pasado. Es eso, porque desde aquel entonces temo volver a saber si Aaron siente algo por mí como antes.
- Está bien, Aaron. Realmente no me importa -esbozó una sonrisa lo bastante falsa para que él lo note, y trato de apartarme de sus brazos sin éxito.
- ¿Alguna vez te has preguntado por qué me preocupo tanto por ti? -Continúa, como si no hubiese escuchado mis palabras-. ¿Por qué jamás salgo con otra chica y siempre estoy contigo?
No, no, no.
No quiero saberlo y no quiero que él me responda. Trato de apartarme, pero estoy tan atrapada como para no poder tener ni un poco de espacio entre su rostro y el mío.
- Será mejor que nos vayamos, Aaron... -Apenas alcanzo a decir. He perdido las palabras en mi garganta y dudo que él haya podido oírlas.
- Me gustas, Ellie -sus ojos me miran con una extraña mezcla de sentimientos que no puedo distinguir-. Me has gustado desde siempre. ¿Es que no te das cuenta?
Pierdo el aliento, mientras toda mi mente se queda vacía como nuestro alrededor.
Cuando sus labios se acercan a los míos ya estoy tan aturdida que no entiendo nada. De pronto, temo con tal horror lo que va a suceder que me quedo estática.Sus labios apenas rozan los míos cuando lo escuchamos. Es tan repentino que incluso Aaron se aparta de golpe.
- Con que aprendiendo a escapar de clases, ¿no, Ellie?
Trago en seco mientras alzo la mirada y me encuentro con la del profesor Abernathy. Vacía, oscura y espantosa. Tan horrible que ni siquiera la de mi padre podría superarla jamás.
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¡Nuevo capítulo! ¡Espero que les haya gustado mucho, chicas! No se olviden de votar y comentar. X) ¡Gracias por leer! Nos vemos en la próxima. Xox
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Maltratada por un profesor
Teen FictionY es que jamás habrá algo peor, que ser maltratada por un profesor. _______________________________ Novela. Terminada. No se aceptan adaptaciones. #59 en Novela Juvenil. #1 en Bullying.