Capítulo 4 Todo lo contrario

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La caravana se detuvo atravesando un río ancho por un valle. Hasta entonces la travesía se llevaba a cabo de los más ordenado acatando las órdenes del líder Senju y el segundo al mando. El clan gitano se siente bien recibidos por aquel clan supremamente poderoso, todo marchaba de maravilla, demostrando que, aunque sean considerados uno de los clanes más temido son civilizados. Las suposiciones eran que el clan Uchiha sería iguales y por ende no había porqué preocuparse al encontrarse cara a cara con los portadores del Sharingan. A un día de llegar a lo que sería la primera aldea formada por dos conocidos y temerosos clanes, estaban ansiosos y otros nerviosos.

—¿Qué hay en esa caja? —preguntó Sayuri a la matriarca que ayudó a bajar de la caravana.

La anciana tan viva como el brillo de sus joyas de fantasía, contestó:

—Cariño, se trata de una bola de cristal para ver el futuro, nada que no sepas o no hayas visto antes.

Sayuri mordió su labio inferior deliberadamente y asintió con la cebeza como muestra de entender que decía. La bola de cristal que usaba la anciana muchos decían no funcionar, que con ello chantajeaba a las personas, pues está nunca reflejaba la verdad; reflejo que solo ella podía ver, nadie más podía.

—¿Piensas quedarte viendo cómo me enderezo con estos huesos desgastados? Ve con las demás chicas a descansar un poco; trabajaste más que ellas en toda la travesía —sugirió señalando con la cabeza la dirección hacia donde se fueron la poca mujeres jóvenes gitanas.

—Iré a lavarme, sude mucho. —Enjuagó un poco de sudor de su frente. —Supuestamente por la noche llegaremos donde se supone que se levantará la aldea añorada del líder Senju y Uchiha.

Sayuri no mostraba abiertamente interés por llegar a ese sitio, cuando en realidad lo estaba más que todos los de su clan. Buscar entre todos los Uchiha al hombre que la salvó se sentía como la tarea más divertida en los últimos años. De momento no había pensando qué pasaría si ese hombre no estuviera entre ellos, o si no se acordaba de ella.

—¿Sigues llamando al líder Senju por su título? Si él mismo te dio permiso de llamarlo Hashirama. Sayuri, no deberías ser tan reservada con las personas que te rodean. Debes aceptar cómo eres y cómo te ves. Donde vamos abra más personas de las que nos rodean ahora, debes acostumbrarte apreciar las amistades que te ofrecen, puede que mañana conozca a otra linda mujer y se olvide de ti.

La anciana sí que tenía la razón. Mañana por la noche se reunirían con el clan que espera a los Senju, deberá nuevamente pasar por la vergüenza de presentarse con la cara en alto e ignorar las miradas de los demás. Pero en lo que no estaba de acuerdo era suponer que el líder Senju la mira con otros ojos. A lo que ha visto hasta entonces, Hashirama era amable con todos. Su trato hacia Sayuri no era exclusivo.

En camino hacia donde se encontraban las jóvenes del clan Jipushī lavándose por la orilla del río entre arbustos, Sayuri divisó de reojo al hombre del que acababan de hablar yendo hacia su dirección, así que aumentó el paso hasta llegar a los arbustos. La siete jóvenes lavaban sus piernas dentro del río con una barra de jabón hecho por ellas. Conversaban en voz baja sobre los hombres de clan Senju. Tsunami al ver a su prima abrió espacio entre ella y otra chica para que tomará asiento en medio.

—Ahora, mujer empoderada, ¿quién de todo el banquete de hombres interesantes es tu favorito? —preguntó Tsunami pícara.

La otra chica ofreció una barra de jabón a Sayuri, mientras dobla el borde de su falda larga y suelta hasta la altura de las rodillas. La tarea de lavar sus piernas y tallar con la barra de jabón a comenzado.

—Verás, prima, he estado concentrada en la vigilancia y ayudando a los demás que no me he puesto a ver el ganado. ¿A ustedes cuáles consideran sus favoritos? —Supuso que al contestar de tal modo volverían a hablar de los gustos de ellas y de los temas que llevaban a cabo antes de unirse al pequeño grupo de jóvenes mujeres.

Pétalos De Sangre (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora