Capítulo 5 Pésima tarea

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—¿Ahora qué demonios te sucede, Sayuri? Sé de antemano que eres floja, pero no tanto como lo has demostrado en los últimos días. No has salido de la caravana en días, y por las noches no hay quehaceres por cumplir. Eres floja y egoísta con nosotros. ¿Piensas que debemos hacer todo por ti? — reprochó la tía malvada llena de veneno tan temprano. Era cierto que su sobrina actuaba extraño, en los últimos días se ha mostrado seria de lo normal, por las noche salía de la caravana a hacer sus labores y asearse.

Sayuri entró en una depresión después del desdén de los miembros del clan Uchiha. Escuchar a los ojos copiadores llamarla monstruo y fea por sus manchas en la piel provocó que sus ganas de estar en un momento histórico para el mundo shinobi fuera una infierno. Las ganas de encontrarse con su salvador quedó a un lado. Los suyos la miraban como una mujer fea, no quería imaginar lo que él pensaría de ella.

Aquel día que recibió los reproches de su malvada tía por fin decidió salir y enfrentar las miradas de los curiosos, no podía permanecer por siempre escondida, tampoco contaba con el ánimo de escuchar los reproches a diario de su malvada tía, y las mismas historias de Tsunami, que cuántos pretendientes tenía en tan poco tiempo de haber llegado, que cómo se llaman los más guapos shinobis, que si Hashirama la pretendía entre dientes, que si era un buen día para ponerse sus mejores trapos. Aburrida de escuchar lo mismo, Sayuri se armó de valor y enfrentó su gran temor, las miradas de desdén del clan Uchiha.

La morena no tenía idea que toda mujer era bella ante los ojos correcto, tampoco que las miradas de los curiosos no eran porque fuera fea, sino porque era una mujer única con una belleza extraña. Por más que la miraban entre las demás mujeres gitanas buscaban todos sus rasgos únicos. Sus ojos color ámbar no eran comunes, la mancha en su mejilla izquierda luce bonita como una flor de Loto, y su manera de actuar era distinta a las demás de su clan, pues ella no era atrevida o coqueta. Actuaba natural, y a veces intentaba no resaltar entre los demás, cosa que le era difícil.

Conforme avanzaba entre los pocos miembros del clan Jipushī, llegó con su tío esperando que le diera una tarea interesante para el día de hoy. Mientras esperaba su turno miró sus alrededores con suma atención. Había mucho movimiento, muchas personas ir y venir con material de construcción, comida, leña, agua y entre otras cosas importantes para el consumo humano y animal. Era maravilloso ver cómo dos clanes que se odiaron a morir, dos de los más temibles entre los demás clanes, ahora formaban una aldea donde deben trabajar juntos en armonía para levantarla desde cero. También a lo lejos se comenzaba ver casas en construcción y tiendas de todo tipo de vendimia. El clan Jipushī era conocido por buscar cualquier manera de conseguir dinero para mantener a los suyos, así que ya tenían tres tiendas levantadas cerca de las sus caravanas.

En cuanto llegó su turno, Kenma ya tenía la tarea de su sobrina preparada.

—Lavar ropa, esa es tu tarea para todo el día.

Sayuri rápido protestó:

—No quiero hacer eso, yo quiero una tarea digna de una kunoichi. Veo que hay mucho por a hacer, prefiero ayudar en la construcción que perder mi tiempo fregando ropa y sábanas.

Kenma no estaba de humor aquella mañana, acababa de recibir el menosprecio de Madara Uchiha, como para aguantar las quejas de su sobrina que en los últimos días no prestado su ayuda.

—¡Soy tu líder, si digo que limpies excremento de caballos lo harás hasta con las manos, tú haces lo que te ordené, ahora ve a fregar la ropa como una buena mujer gitana, cuando salga algo que puedes ser útil, yo mismo te buscaré! ¡Siguiente!

Sin más que repicar Sayuri se dio la vuelta maldiciendo para sus adentros el pésimo carácter de su tío y la estúpida tarea. Por hoy haría lo que se le ordenó, pero mañana buscaría por su cuenta cómo desempeñarse como kunoichi de la nueva aldea sin nombre, pues aún no se sabía.

Pétalos De Sangre (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora