Capítulo 18 Hablemos como hombres

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Madara en arqueó una ceja después de leer la misteriosa nota que encontró en el marco de su ventana de su habitación. Hashirama no dejaba de ser infantil al momento de comunicarse con él en privado. El moreno pedía reunirse en un puesto popular de inarizushi y sake, sabia bien que era la comida favorita del líder Uchiha, y que este no iba a negarse. Por otro lado, Madara sabía de antemano que si no iba el Senju se presentaría deprimido por la madrugada reclamado por qué no fue.

No hubo más para Madara que darse un baño y ponerse su yukata favorita y su abrigo para ir a verse con su amigo de infancia. El clima comenzaba a cambiar, el primer invierno de la recién aldea fundada iba a experimentar sus primeras heladas.

En camino hacia el supuesto local de inarizushi, Madara sintió las miradas que causaba en los aldeanos y shinobis, caminando a esa hora de la noche. Todos ellos le temían o lo odiaban a morir. Solo dos personas lo miraban distinto al resto, Hashirama y Sayuri.

Antes de comportarse como un patán para alejarla, la gitana lo miraba con admiración. Eso a Madara lo confundió un poco hasta que supo el motivo de esos ojos llenos de admiración hacia con él. Él la salvó de ser violada en los campos de rosas blancas, él lo hizo porque así lo quiso, no porque solo iba a matar al enemigo que escapó de él y de Izuna. Madara nunca permitiría esa clase de fechorías hacia con una mujer. Lamentablemente tuvo que decir lo contrario a Sayuri, pues ella no merecía que por él la vieran mal las personas de la aldea, todo por ser amiga del líder más temible de Konohagakure no Sato. La decisión que tomó fue la correcta, aunque ahora que se topaba con Sayuri ni siquiera volteaba a verlo.

—Fue lo mejor, Sayuri. No necesitas que te vean con un hombre como yo. Yo solo espantare al hombre que llegue a poner ojos en ti.

Madara no tardo en llegar al puesto de inarizushi donde lo esperaba Hashirama en una de las bancas en una área privada del local. Sobre el moreno vestido algo similar a su amigo, pero con colores más claros, había una lampara de aceite que iluminaba el pequeño espacio privado. En medio de la banca una charola con sake y dos o-choko esperaban por él.

Hashirama al ver a su amigo lo saludó con la mano antes que este llegara a la banca. Con una sonrisa melosa, como decía Madara, el moreno dijo lo siguiente:

—El inarizushi lo están preparando, bebamos y conversemos sobre nosotros. Olvidemos el trabajo por esta noche.

—Pensé que ya estaría listo, solo viene a comer y me largo.

Hashirama no tardo en ponerse depresivo. Madara rodó sus ojos y se sentó al otro lado de la banca con sus brazos cruzados sobre su pecho.

—¡¿Estarás de esta manera para irme?! —preguntó Madara de mal humor.

Las personas cerca de la banca privada no creían lo que miraban, al temible líder Uchiha gritándole al poderoso líder Senju. Madara notó la atención que atrajo, así que en voz baja dijo:

—Cambia tu tonta actitud, vine a beber y comer en buen plan contigo.

—¿Lo dices en serio? —Hashirama regresó a ser el mismo. Él estimaba a Madara como nadie más fuera de su circulo de familiares cercanos.

—Hashirama, sirve sake.

Y fue lo que hizo Hashirama, le sirvió sake a Madara, sin importarle lo mal que se podía ver la escena. Ante los ojos de la mayoría de los aldeanos y shinobis, Hashirama era superior a Madara. Ante los ojos del dios de los shinobis, ambos son iguales. Servir sake a su amigo del alma no le molestaba en lo absoluto, de hecho lo alegraba hacer algo por el Uchiha.

—Madara, antes que nos enfoquemos en nuestras vidas personales quiero que sepas una cosa. —Le tendió el o-choko lleno de sake. —Deseo que tú seas el primer Hokage, y yo tú mano derecha. ¿Cómo lo ves?

Pétalos De Sangre (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora