7. Lejos... pero no demasiado.

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(Canción del capitulo: Ocean Eyes, Billie Eilish)

"Ojos oceánicos."

—— ☆ ——

[Peter]

Dormir, según todo las personas en el mundo, era estrictamente necesario para mantenerse fuerte y cuerdo por todo el día. Sin embargo, yo no era capaz de caer en un profundo sueño, pues la escena de él besándome y yo tomándolo como mío, se repetía una y otra vez en mi cabeza. No podía detenerla por más que quisiera, yo no tenía control, mi cerebro me la reproducía una y otra vez, como queriendo hacerme sufrir, torturandome de una manera agónica. No había estado mal, me había encantado, pero sabía que la poca cercanía que teníamos se había echado a perder por mi imprudencia.
¿Había valido la pena?

No habíamos hablado nada más esa noche, solo me había disculpado a punta de tartamudeos por tan grotesca escena y habíamos regresado a casa sin mediar palabra alguna. En total silencio.
Me sentía culpable y desnudo.
No solo había tenido la valentía de decirle que me gustaba, también había tenido la osadía de besarlo como el auténtico hambriento de sus labios que era. Me había desnudado, metafóricamente, frente a él, y solo esperaba que lograra apreciarlo pues dentro de mí había una lucha de sentimientos que parecía no terminar.

No sabía qué esperar, no sabía qué hacer o qué pensar.
Podría ir a su habitación, no estaba tan lejos, estaban cerca. Pero no, eso jamás.
Esperaba que él sintiera algo por mí y aquel loco amor fuese correspondido, aunque yo mismo no lo aceptase, quería que así fuera a pesar de que sabía que era imposible.
¿Qué pasaría después? ¿Me dejará de hablar? ¿Le diría a mis padres? ¿Se iría?
Los miedos, la angustia y las preguntas me embargaban de manera alocada, y estaba asustado, muy asustado. Si tan solo hubiese cerrado mi enorme boca nada de eso hubiese sucedido. Y quizá la situación fuese otra muy distinta.

Esa noche, como todas las demás, lo espié desde mi ventana para ver si hacía lo mismo que todas las noches anteriores, quería verlo, pues en la cena ni siquiera me dirigió la palabra y cuando me miró no pude descifrar su mirada. ¿Hubo desprecio en ella? ¿O quizá enojo? No había pedido permiso de besarlo, yo había pensado que era un buen momento para hacerlo, pensé que era lo idóneo, por un momento me había sentido como en las películas, me había sentido hechizado y al oler su fragancia no pude más y lo besé con todo lo que había acumulado. ¿Y si ya no volvía a verlo después de eso? La idea me aterraba muchísimo.
Entonces, cuando seguía abstraído en mi mar de emociones, él salió al barandal para sentarse en la silla, beber Whisky y fumar otra vez. Comenzaba a preocuparme por él.
Siempre solía hacer eso, y casi nunca sabía el porqué, pero esa noche en especial, tenía una idea de porqué podría estarlo haciendo.
¿Qué rondaría por su cabeza? ¿Qué pensaría de mi y mi imprudencia? ¿Le habría gustado el beso tanto como a mí? ¿Querría repetirlo? ¿Me odiaba en ese momento?

Si esa misma valentía que tuve en ese momento íntimo, estuviese en mí, saldría con él y le preguntaría qué pensaba de mí, sí dejaría de hablarme o si haría algo al respecto. No quería que se fuera de casa, pues sentiría como si fuese mi maldita culpa. Quería decirle que lo sentía otra vez, que fue una total estupidez besarlo sin su consentimiento, que debí detenerme. Quería decírselo.
Darle millones de excusas para que me creyera, pues la culpa, como aceite caliente, me hervía.
Mi corazón palpitaba rápido, pero no tanto como en el momento en que sus labios estuvieron juntos con los míos.
Sus labios eran suaves y su barba hacía cosquillas que si me esforzaba recordaría en mi piel.

¿Qué se suponía que debía hacer?
¿Decirle a MJ y recibir sus consejos? No, jamás, tenía que guardar el secreto de que, no solo había besado a Tony Stark, sino también de que sentía algo por él.

One Month. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora