8. El giro crucial que termina en romance.

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(Canción del capítulo: Heal, Tom Odell)

"Sáname."

—— ☆ ——

[Tony]

La culpa era una vieja conocida en mi vida, era mi amiga y, en muchas ocasiones, mi única compañera en las noches de soledad. Allí estaba, en mi guarida nocturna, mi escondite personal para el estúpido insomnio.

Como cuando, por accidente golpeas a un ave con una piedra y te sientes como lo peor del mundo por lastimar a ese ser tan indefenso, así me sentía. Claro, no había lastimado a nadie, al menos no aún, pero seguramente lo haría si no detenía esa locura.

Pero, la vida se trataba de ello, de golpes, del dolor, de lágrimas.
¿Qué tan vivo puedes estar si no has sufrido lo suficiente como para apreciar lo realmente bueno?

Mi cerebro, en muchas ocasiones, era mi peor enemigo, me decía que las cosas no estaban mal, que yo estaba exagerando, me ordenaba que me calmase, cuando no debía estar para nada calmado, justo como en ese momento.

Mi cerebro tenía ideas ambivalentes y poco concisas.
¿Debí haber cedido como lo hice?
¿Debí detenerlo? Debí, no sabía que debí haber hecho, no lo sabía.

Me gustaba, eso era obvio, lo fue desde que lo vi, aunque al principio traté de ocultarme como un cobarde, aquello, como una desolada semilla, creció en mi pecho, arrebatándome así la opción de la cordura. Es que sus labios sabían tan bien, su reticencia plasmada en su boca sabía tan bien, su timidez me hacía soñar, sus movimientos indecisos y temerosos me hacían enloquecer. No pude detener ese beso, ni el anterior, o quizá si pude hacerlo, pero no quería, no quería que dejara de besarme.

Suspiré y llevé la copa a mi boca otra vez.

Me gustaba, yo le gustaba. Ninguno de los dos estaba haciendo algo malo, ¿no?
¿Por qué no permitirme la oportunidad de un amor de verano? A pesar de todo, hubiese querido que Peter notara todo lo que estaba pasando mucho antes. Quizá tendríamos más tiempo, el tiempo nunca era suficiente en la vida, jamás.

Reí conmigo mismo sin saber porqué, miré las olas y apagué mi cigarrillo.
No sabía, aún con exactitud, si lo que sentía por Peter era solo atracción física, pero estaba seguro que iba a descubrirlo.

—— ☆ ——

En casa no podíamos ser tan obvios, porque aunque yo fuese Tony Stark, estaba seguro que si Richard y Mary veían, terminaría en la calle de mano de mis maletas.

Debíamos resistir, aunque mis ganas de besarlo eran exorbitantes.

Estaba en la piscina, nadando, pasando el tiempo solamente, tratando de calmar el fuerte calor que me recorría el cuerpo, y tratando de relajarme. Pero el dueño de mi desesperación salió también a la piscina, tan guapo como siempre.
Tenía tan solo unos pantalones cortos estampados, y una camisa sin mangas que me permitían ver sus brazos con músculos fugaces.
El niño me había encantado, no sabía cómo, ni mucho menos el porqué, solo había sucedido, como si era lo que tuviese que haber pasado. Como su fuéramos títeres del destino. Quizá así era.

Lo miré y él me miró.

Había química en nuestras miradas, él sabía cuanto me gustaba y yo también lo sabía.

One Month. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora