4. Nancy.

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[Tony]

A pesar del gran paso, que según yo mismo, había hecho de alejarme de mi estúpida torre, no conseguía dormir por mucho tiempo, y rara vez no tenía pesadillas.
Aunque siendo sincero conmigo mismo, al despertar y escuchar las olas del mar me hacía sentir un poco mejor, como si no estuviese en tanto peligro conmigo mismo.
Era una situación extraña y complicada.

Cada noche salía al balcón, me sentaba en la visiblemente añeja silla y me introducía en un mundo de pensamientos profundos, en los cuales, me perdía, como una estrella en una constelación. No quería pensar en mi vida "normal" estando de vacaciones, pero no podía hacer absolutamente contra mi terco subconsciente que me hacía recordar las cosas una y otra vez, encerrándome en una celda de sufrimiento en mi propia cabeza.
Si tan solo hubiese sido mejor, quizá el mundo fuese un lugar mejor.
Sabía que me estaba exigiendo más de lo que podía dar, pero no podía dejar de hacerlo, culparme a mi mismo de todo comenzaba a ser mi pasatiempo favorito.

El Whisky ayudaba, el tabaco también lo hacía, las pequeñas fiestas servían, pero no lograban apagar ese fuego que ardía en cuanto mis ojos se cerraban y mi cabeza yacía en una almohada.
¿Por qué me sentía miserable?
¿Por qué me sentía solo?
Tenía millones de personas que decían amarme, millones de mujeres deseándome pero ese sentimiento no desvanecía, era latente y casi tan terco como yo.
Era como si todos mis pensamientos hicieran una huelga en mi cabeza, haciendo así que mis ojos no pudieran cerrarse y cuando al final se apiadaban, me dejaban cerrar los ojos por algunas horas para luego esperar a repetir la misma dinámica la noche siguiente.
Era abrumador.

Estaba en el comedor, leyendo un periódico como sino me sucediese nada, tratando de parecer normal. Richard me ofrecía todo lo que su refrigerador tuviese y, acompañado de Mary quien luchaba con nuestros desayunos.
Peter y yo estábamos en la mesa, él parecía estar ensimismado en su móvil, pensé, por pura inercia que quizá estaba hablando con la chica morena con la que parecía ser muy cercano.

No me agradaba por alguna razón, me sentía molesto por el hecho de no haber podido dormir desde que había llegado, apreciar el paisaje era bueno, pero a pesar de mi experiencia en el insomnio, este nunca dejaba de ser tan abrumador.

—¿Tienes clases hoy? —pregunté, no porque quisiera ir, estaba un poco desanimado como para hacerlo, sino más bien porque quería saber si se vería con la joven de las piñas.

Él se exaltó con mi voz, como siempre, como si le hubiese gritado, me parecía gracioso casi siempre, pero esa vez no sonreí, no tenía ánimos.

—No, hoy no —negó, diciendo solo eso.
Asentí, y me sentí mal por usar el respeto y admiración que Peter sentía por mi, para sonsacarle información que a mi no me concernía.

Volví mi vista al periódico, aunque desde temprano, Jarvis me había informado de todos los sucesos relevantes del país y del mundo.
Estaba tenso, por ello, mientras leía, mi mente vagaba entre los oscuros pasillos de mi cabeza.
Las noticias del periódico solo me estresaban más aunque ni siquiera las estaba leyendo con atención, así que dejé el periódico en la mesa y me dediqué a mirar al chico que tenía enfrente.

Mi café comenzaba a enfriarse, y me preguntaba qué edad exacta tendría Peter, parecía de dieciocho máximo, pues sus facciones, cuando estuvimos en el mar, se veían muy jóvenes, era tímido como un adolescente, pero por alguna razón sabía que era mayor de edad. O quizá solo lo quería.

One Month. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora