11. Algún lugar parecido al cielo.

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(Canción del capítulo: Futile Devices, Sufjan Stevens)

"Y podría decir que te amo, pero decirlo en voz alta es difícil, por lo tanto no diré nada y me quedaré mucho tiempo."

"Las palabras son dispositivos inútiles."

—— ☆ ——

[Peter]

Como cuando una enorme y aterradora ola se acercaba hacía mí, con la única intención de hacerme tambalear; así o incluso más asustado me sentía en ese preciso momento. Cohibido en exceso, aún sin mirarlo, aún sin decirnos nada.

No sabía porqué, pero allí estaba, en su habitación, en la oscuridad, en pleno silencio y sin saber qué era lo que tanto quería decirle.
Seguía titubeando, seguía preguntándome si debía abrazarlo o no después de tanto tiempo sin siquiera decirnos un "Hola", quizá era mala idea y eso solo arruinaría lo que sea que estábamos haciendo. Lo que sea que pasase.
El silencio mataba y pensé en el balcón, cuando quise abrazarlo. Que tonto era, esas situaciones no eran para nada lo mío. Odiaba ser así.

Él se sentó en medio de la cama, yo solo lo observé de reojo mientras no sabía qué demonios hacer con mis manos, las puse en mi cadera, luego las metí en mis bolsillos y después volvieron a mi cadera. ¿Qué se supone que debía hacer o decir?

—No sabía que fumaba —dije, sin saber qué más decir.

—No lo hago, estaba en un dilema —dijo él sin ápice de molestia que se suponía que su hablar debería de tener, aún no sabía porqué me había dejado de hablar así como así. Pero, por alguna razón, no quería ninguna explicación, quería que me besara y así, me explicara todo, absolutamente todo. A punta de besos.

Asentí, mirando la habitación por un momento y recordando la ocasión en la que había estado allí de incógnito, entonces volteé rápidamente a ver por la ventana otra vez.

—Ven, siéntate —me pidió con un susurro, como si en algún momento alguien fuera a descubrirnos en medio de lo que fuese eso.
En medio de una cita que dos hombres se hacen a medianoche.

No sabía si se refería a su lado o en alguna silla, mis dudas eran una completa estupidez.
Me acerqué adónde estaba, sentado se miraba tan pequeño, tan joven, tan hermoso, tan natural. Me senté cerca, sin que nuestras rodillas se tocasen, debía respetar límites a partir de ahora.

Miré como se quitó los zapatos, no tenía calcetines, y yo, como un tremendo estúpido lo imité, también estaba descalzo.
Acerqué mi pie derecho a su pie izquierdo, y con la planta del mismo comencé a rozarlos, mi corazón latía fuerte, pues había conexión de pieles que parecían arder, no quería verlo a él, solo quería ver nuestros pies. Quería averiguar si sus pies eran tan suaves como se miraban, entonces introducí me dedo gordo entre el suyo.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó el señor Stark, pero no reprochándome, sino queriendo saber qué era lo que pretendía hacer. Aunque yo tampoco sabía qué demonios estaba haciendo.

—Nada —dije, mientras seguía tocando sus pies, evidentemente, más grandes que los míos.
Entonces confirmé que sí, eran tan suaves como se miraban.

La lucha seguía.

Abrazarlo.

No abrazarlo.

One Month. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora