C A T O R C E

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Kiara

¡Hola! —me gritó el Enrique en el oído. Feo culiao. —¡Ya po' Kiara despierta, tenís que estar animada estos días!

Levanté la cabeza de golpe y me froté los ojos con mala gana. —¿Te han dicho que erís el hueón mas catete que conozco? —le pregunté enojá. —¿No tenís una huea mejor que hacer que andar hueandome?

—¡Pero que gruñona andas! —me tocó la nariz y se sentó en mi mesa. —Ya se por qué estás tan de mal humor.

—¿Por qué?

—Porque no está tu príncipe azul aquí. —me dijo haciéndome cosquillas. —¡Eso es más que obvio!

—Cállate hueón.

—¡El apodo que te dice el Matí te queda perfecto!

Me estiré, mientras me preguntaba donde había ido ese hueón si hace poco estaba acá conmigo.

—¿Y a mí que me importa que me quede perfecto? —me volví acostar en sus piernas. —¿Hablaste con la Michelle?

—Nop, ahora tiene nuevas amigas. —respondió mirando a la Sofía. —Acuérdate que mañana son las alianzas y hay que ganar, en eso debes estar concentrada.

Asentí para que se callara luego.

—¿Me puedes dejar dormir porfa? —no había podido dormir de tanto pensar en que le podía decir al Matías, tenía que aceptar que sí, me gustaba y mucho. En una de esas podíamos intentar algo y que saliera bien, pero que no sonara tan cursi. —No sé porque me despertaste si no hay profe, hueón pesao'.

Se cagó de la risa y me empezó a hacer cariño en el pelo.

Me estaba quedando dormida otra vez cuando una voz chillona que sabía perfectamente de quien era, me volvió a despertar. —El Matías dijo que cuando despertarai fueras para afuera que quería hablar seriamente contigo.

—¿Por qué te dejó encargada de decirle eso a la Kiara? —preguntó la Lulú. —Si tú no hablai con el Matías ni mucho menos con la Kiara, Sofía.

Era raro igual, pero iba aprovechar de decirle lo que pasaba para ya poder estar tranquila y sacarme un peso de encima.

En realidad quería que el Matías me viniera a hacer compañía y cariño en el pelo.

—No te metai Lucía—respondió la Sofía, mirando de arriba a abajo a mi amiga. —Es mejor que vayas si es que quieres saber que tiene para decirte.

—Yap

Me paré para ir a cachar qué onda.

—Vuelvo altiro. —les dije a los chiquillos, mientras la Lulú me miraba con duda. —No te comai mi colación, culiao.

El Quique me miró feo y la Lulú con desaprobación.

—No confío en lo qué dijo la Sofía. —miró detrás mío. —Sabís que esa hueona es mala de adentro.

Asentí. —Tranqui amiga, solamente iré a hablar con el Matías y vuelvo.

Tomé aire y caminé para afuera.

Quizás qué me quería decir ahora, la verdad es que siempre pensaba lo peor en estos casos, quizás me iba a decir que era broma y que sólo le gustaba la Michelle y que podíamos ser solo amigos.

Deja de auto-sabotearte.

No lo encontraba por ningún lado hasta que miré hacia al frente, donde estaban las bancas y ahí estaba él, dándose un beso con la Michelle. Me sobé los ojos una y otra vez para ver si lo que estaba viendo era por el sueño que tenía y hasta me pellizqué para ver si era una broma, pero no lo era.

Bájate de la nube [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora