Matías
—Los mellizos están bien por si te interesaba saber. —me dijo de mala gana mi papá, entrando a mi pieza. —Ahora que la tienes al lado, Matías. —suspiró. —¿Por qué no vas y le hablas? ¿Qué mierda estás esperando?
A que tenga el cuero pa' ir y tratar de explicarle las cosas.
—Déjame hacer las cosas a mi tiempo. —le dije molesto, mientras le daba la espalda. —No todo es como tú quieras, entiende esa hueá.
Me miró con la cara llena de rabia, no dijo nada, solo soltó un otro suspiro cargado de molestia y salió de mi pieza.
—¡Espero que hagas lo que sea para quitarte esas marcas que te dejaste hacer! —me gritó desde el pasillo. —¡Es lo mínimo que se merece si quieres hablar con ella!
Cerré la puerta de golpe generando otro grito de su parte y el de mi Lela que lo único que hace es tratar de llevar esto con calma.
O tratar de no nos matemos entre nosotros.
—Ve cambiando esa actitud. —volvió a decirme, mientras entraba a mi pieza de golpe nuevamente. —¡Vai a ser papá, Matías! —sentí mi estomago apretarse. —¡Compórtate y haz las cosas bien alguna vez en tu vida!
—¡Déjame tranquilo! —le devolví el grito agotado. —No me volvai a molestar, porque te juro que no respondo.
Le tengo respeto a mi papá solo porque ayudo a qué me engendrara, aunque ni eso hubiera querido si hubiese sabido la calidad de papás que tendría. Nunca me dió amor y tiempo, todo lo compensaba con cosas materiales o dejándome solo para que aprendiera a ser independiente según él.
Gracias a mi Lela soy como mi abuelo, o bueno eso es lo que ella siempre decía, pero con esto qué pasó solo soy la mierda que fue mi mamá y la mierda que fue mi papá repitiendo sus errores generando daño tras daño creyendo que es lo mejor.
Me senté en la cama sacando un cigarro para liberar toda la tensión y estrés que tenía, la falta de lo que consumía se empezaba a notar cuando la ansiedad me carcomía por completo.
El sonido de la puerta me hizo poner mi atención en ella agregándole más rabia de la que ya estaba sintiendo.
¿Como chucha no puede entender hueón?
—Estai sordo o qué... —me quedé callado al ver a la persona que estaba mirándome con los ojos cargados de desilusión.
Estaba aquí.
Bajé la mirada a su vientre, el cual estaba gigante y se le notaba a leguas.
Todo eso me lo estaba perdiendo.
—¿Puedo pasar o vamos a hablar aquí? —me preguntó con un semblante serio. Ya no era la Kiara cariñosa con ese toque de dulzura que hacía notar aveces. ¿Y que esperai hueón, que venga y corra a tus brazos? no hueís. —¿Me vai a quedar mirando como hueón todo el rato o puedo pasar?
Era ella envuelta en una armadura que tenía que tener después de lo que hice, no me sorprende, pero aún así duele el hecho de que fuimos todo y ahora somos nada. Su tono de voz, su mirada, todo alimenta más y más la grieta que tengo desde que la dejé.
—Pasa. —le respondí, tratando de que la voz no se me volviera quebradiza.
Avanzó y cerré la puerta. Conociendo a mi papá o a mi Lela estarían aquí queriendo escuchar todo.
—Pensé que ya no fumabai. —habló rompiendo la tensión, mientras me miraba de arriba a abajo.
Mierda y mil veces mierda.

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Bájate de la nube [EDITADO]
Teen Fiction[CHILENSIS] Él, un mino al que nunca le dicen que no. Ella, una mina dispuesta a bajarlo de su nube. ¿Qué tan malo podría ser eso?