Kiara
—Hola. —saludó a la Lulú, mientras tanto yo solamente lo ignoré.
Odio que siga poniendo mi corazón a mil solo con verlo.
—Creo que deberían ir ustedes dos nomás. —dijo la Lulú a lo que yo le dediqué una mirada asesina. —Es lo mejor.
—No. —miré mal al Matías. —No quiero estar sola con él.
Rodó los ojos.
—Oye ya po', si no tienen na' cinco años. —miró su celular rápidamente. —Entiendan que ustedes dos crearon a los mellizos, yo no tuve nada que ver en eso, es un lazo para toda la vida y tienen que tener una buena relación por ellos. —miró al Matias y luego a mí. —¡Así que déjense con sus hueas raras y vayan solos!
El Matías esbozó una leve sonrisa por la cara que tenía la Lulú en este momento. Yo estaba cansada, me dolían los pies y ya la ropa me estaba apretando mucho.
—¡No te dió miedo, ni vergüenza meterle el pico a la Kiara! —lo miró con una ceja enarcada. Sentí mi cara ponerse roja. —¡Como te va a dar miedo acompañarla al control con la doctora!
—Cállate hueona. —dije entre dientes, mientras los miraba mal a los dos. —¡Tú siempre me has acompañado po'!
—¡La hora se pasa! —dijo, ignorando completamente lo que le dije.
Me crucé de brazos y me apoyé en la baranda de la casa. Nadie se movía, el Matías estaba callado y yo evitaba mirarlo a toda costa.
Me iba a obligar a dejar de sentir cosas por él.
—¡Ya po' muevan la raja! —alegó alterada la Lulú. —Son las tres y media, el control es a las cuatro.
Mis intentos de alegar serán en vano conociendo a la Lucía.
—Ya, vamos. —le dije molesta al Matías.
Asintió rápido y fue a buscar las llaves del auto de su papá.
—Te odio. —le susurré a la Lulú antes de subirme al auto.
—¡Mentira! —gritó, entrando a la casa. —¡Me amas!
Me iba a abrir la puerta, pero lo paré en seco.
Yo puedo sola, no lo necesite antes y menos ahora.
Ya ahora créetelo, mentirosa culiá.
—¿Ya sabes que son? —me preguntó, rompiendo el hielo cuando puso el auto en marcha.
Era obvio que sabía, estaba desesperada por saber de que sexo eran.
Asentí sin mirarlo. —Es un niño y una niña.
No me dijo nada.
Lo miré de reojo y estaba con una sonrisa de oreja a oreja. Por alguna razón yo también sonreí al saber que, por lo menos estaba feliz por los mellizos, pero al darme cuenta de la estupidez que estaba haciendo la quité.
—¿Te molesta si pongo música? —pregunté, acomodándome en el asiento.
—No. —me respondió.
Al instante puse mi mano en la radio para cambiarla al mismo tiempo que él. Las sensaciones que me seguía causando son las mismas de cuando lo conocí:
Mariposas, felicidad, tranquilidad y seguridad.
Por más que quiera no puedo odiarlo, pero tampoco volveré con el.

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Bájate de la nube [EDITADO]
Roman pour Adolescents[CHILENSIS] Él, un mino al que nunca le dicen que no. Ella, una mina dispuesta a bajarlo de su nube. ¿Qué tan malo podría ser eso?