Q U I N C E

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Michelle

Mi plan había resultado como lo había esperado, la Kiara había visto como el Matías y yo nos dábamos un beso.

—¿Michelle qué onda? —me miró a mi una vez que la Kiara había entrado corriendo a la sala. —¿En que huea te convertiste?

Me reí.

—¿De verdad me estai preguntando esa huea Matías? —miré hacia atrás y vi pasar a la que solía ser mi mejor amiga. Se estaba yendo, me parecía fantástico. —Me hiciste mierda Matías, me hiciste quererte para luego desecharme como cualquier hueá y ahora yo soy la irreconocible.

—¿Te hice quererme? —preguntó a la vez que fruncía el ceño. —Michelle te deje las hueas claras siempre, no te obligué a hacer nada de esto. —me apuntó enojado. —Tú fuiste la que confundió las cosas y no fuiste capaz de decirme, dejaste que esta mierda se saliera de control. —se pasó las manos por la cabeza con frustración. —Y yo soy el más hueón al no darme cuenta de lo que estaba pasando.

Me crucé de brazos. —Lo más triste de todo es que perdiste a una de las personas más pulentas que he conocido en mi vida solo porque le echai la culpa de que yo la quiera a ella y no a ti. —me dijo seriamente. —Anda a verte Michelle, mira que haciéndole daño a las únicas personas que estuvieron ahí cuando nadie más lo estuvo no es sano, pero tranqui la vida se encarga de pagartelas una a una.

Me dolió, no lo negaré, pero también pensé al instante en todas las veces en que me he fijado en alguien secretamente y al hueón le guste la Kiara. Me cansé de ser su sombra, de ser la segunda opción, porque ella no los pescaba y ahora quería darle una probada de lo que he sentido yo durante todos estos años.

Me dedicó una mirada de odio, mientras negaba con la cabeza como si algo estuviera mal de todo esto.

La verdad es que yo aún no veía nada malo solamente estaba haciendo algo para conseguir lo que quería.

(Al día siguiente)

Lucía

Estoy toda estresada, la Kiara no ha llegado, tengo a la Sofía reclamándome en el oído desde que llegué y para variar al Matías se le quedó el vestuario en la casa.

—Por la chucha. —hablé para mí misma, mientras ordenaba las cosas que faltaban para el baile. Volví a tomar mi celular y mandé un mensaje de voz. —Kiara este es el décimo mensaje que te dejo, porfa pasa a buscar el traje del hueón del Matías. —tomé aire. —Ya te mandé la dirección.

Dejé el celular en mi mesa y corrí a ayudar al Quique que estaba ayudándome como loco organizando a los hueones de nuestra alianza.

—Traten de dar lo mejor de ustedes. —les dijo a los chiquillos. —La idea es que ganemos, pero si no lo hacemos no importa. No sientan presión. —me miró. —Bueno sí importa y sí hay presión porque o si no la Lucía me sacará la chucha, así que, más vale que ganen.

Me reí y le pegué levemente en el brazo. —No los asustes. —le dije entre dientes. —Solo den lo mejor de ustedes cabros y diviértanse mucho.

Los chiquillos primero me miraron un poco asustados, pero luego les dediqué una sonrisa cálida y ahí suavizaron su expresión.

—¿Y tú amiguita no vendrá? —me preguntó la Sofía otra vez. Estaba verde por ser el reemplazo. —Mira que empezamos en menos de 10 minutos.

Di algo más y te vuelo el hocico porque las ganas de sacarte la chucha y que cierres la boca de serpiente que tienes no me faltan.

Ya viene en camino Sofía. —hablé entre dientes. —Pero si me sigues hinchando las hueas, voy a ir con el centro de alumnos y digo que no participaremos, se acaba el huebeo y cada uno pa' su casa. —le dije de mala gana. —Así que cierra esa boca que tenís y quédate callada un rato. ¡Como tan cotorra, hueona!

Bájate de la nube [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora