V E I N T I Y C I N C O

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Cinco meses después

Kiara

Estoy con la Lucía de camino al sur a ver a mis papás, bueno más bien a instalarnos a vivir con ellos, aparte de eso ya tengo seís meses de embarazo y voy a tener mellizos.

¿Que ha pasado estos meses?

Todo ha estado de mal en peor.

Desde el día en que falleció el Quique no se nada de Matías, así que he estado completamente sola en todo este proceso, pero gracias al de arriba cuento con el apoyo de mis papás, la Lulú, el papá del Matías y la tía Rosa. Respecto a la Lulú, entró a la universidad a estudiar diseño y el Eduardo con la Michelle se fueron a Estados Unidos porque si se quedaban en Chile a la Michelle la metían presa por cómplice.

Cinco meses atrás.

Sentí como el alma se me iba del cuerpo cuando vi a mi mejor amigo tirado afuera de mi casa todo ensangrentado.

—¡Enrique! —gritó la Lucía.

Corrimos lo más rápido que pudimos a ver que había pasado, pero ya era tarde, estaba envuelto en un charco de sangre, y aunque al parecer llevaba poco tiempo ahí las heridas eran demasiado profundas.

—¡Llama a una ambulancia! —le supliqué entre sollozos.

Me apoyé temblando en su frente a la vez que le tomaba su cabecita para abrazarlo mejor, rogando que fuera una broma o que hubiera un pequeño pulso en él, pero no había nada.

—Ya vienen.

La ambulancia llegó en un rato corto después de llamar, pero de nada servía, el Quique ya no estaba con nosotros y lo peor es que fue por mi culpa porque el venía a verme tarde y yo no estaba.

—Enrique, amigo —le hablaba la Lucía, acostándose en su pecho. —Despiértate porfa, porque esto no es chistoso.

Le tomé la cara y la abracé fuerte.

—Se fue amiga. —las lágrimas salían y salían de mis ojos. —Se fue...

*ೃ༄

Le habían dado aviso a sus papás y ya estábamos esperándolos en el hospital.

—Amor.

Giré mi cabeza y me encontré con el Matías mirando petrificado mi ropa y mis brazos que estaban todos manchados con sangre.

Levantó mi mentón y se le cristalizaron los ojos. —¿Que pasó?

—Falleció Matí, él fue a verme y yo no estaba en la casa. —me abrazó fuerte y yo estallé a llorar en su pecho. —Fue mi culpa.

—Ven, vamos a sentarnos. —me dijo con la voz en un hilo.

Llegamos al lado de la Lulú y empezamos a desahogarnos como podíamos. El Matías nos abrazó a las dos y yo a la Lulú. Ninguno de nosotros podía hablar o decir algo al respecto, cada uno de nosotros había perdido algo de sí mismo con esto.

El Quique era mi hermano chico, mi mejor amigo, mi confidente, mi angelito, mi solcito que alegraba mi vida y la completaba, la persona más hermosa que he conocido en toda mi vida, él era mi alma gemela y una de las personas más importantes es mi vida.

Siempre nos hacía ver el lado lindo de las cosas, nos decía que la vida era muy corta para andar triste, qué si querías hacer algo y no lo hacías por miedo después te ibas a arrepentir toda tu vida por eso a él no le importaba nada de lo que dijera la gente, nos alegraba la vida a todos a pesar de qué él pudiera estar mal y siempre estaba ahí para sacarte una sonrisa. Fue una de las personas a las que más he amado y se quedará en mi corazoncito siempre. Ahora es una estrella más en el cielo y estoy segura que será una de las que más brilla, porque él siempre brillaba espantando a la oscuridad del lugar.

Bájate de la nube [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora