Cinco años después.
Florencia, Italia.
Kiara
Después de que los niños nacieran, la Lulú obtuvo una beca para venirse a estudiar a Italia, lo dudó mucho en verdad, pero terminé convenciéndola porque era una oportunidad muy buena para ella y no la podía dejar pasar.
Al cabo de unos meses junto con el Matías tomamos la decisión de venirnos para acá también a empezar de cero con los niños, más que nada por seguridad por lo sucedido con la Scarlett.
Los dos necesitábamos cambiar de aire y estar cerca de la Lulú.
Cuando los niños cumplieron seis meses viajamos y ahora vivimos a unas horas de la Lulú quién encontró el amor y tiene al Mateo que tiene un año menos que los mellizos.
—¿Vamos donde la tía Lulú? —me preguntó una sutil voz atrás mío. —¡Quiero ver a mi primo!
Me reí.
—¡Papi apúrate!
Miré hacia atrás y las dos melenas rubias con rulos me miraban atenta. Al final el tío Camilo tenía razón y la sangre tiró, mi hijo tenía los mismos rasgos que su papá y su abuelo, tanto así que mi hijo tenía la misma particularidad en sus ojos así como su abuelo, mientras que mi hija tenia los ojitos verdes igual qué yo.
—¡Cállate Mía! —creo que ya sabemos quién sacó mi genio. —¡Estoy harto de qué vengas hablando todo el rato!
Miré al Matías en busca de apoyo en este tipo de situaciones, pero solamente se estaba aguantando la risa.
—¡Oye Bruno! —le llamé la atención. —Esas no son maneras de tratar a tu hermana.
Se cruzó de brazos y frunció el ceño.
Sin duda el genio se hereda.
—¿Quién quiere helado? —preguntó el hombre que tengo al lado, mientras me miraba con adoración.
Siempre hacía lo mismo para llevar la fiesta en paz.
Sonreí y le di un beso en la mejilla.
—¡Yo! —gritaron los mellizos al mismo tiempo.
El camino hacia la casa de la Lulú era largo y como estábamos en carretera habían varias cosas de comida y una de ellas era una heladería.
—¿Helado de qué quieren? —les preguntó su papá.
—Di cioccolato. —respondió el Bruno aún con los brazos cruzados.
"De chocolate"
El Matías asintió y miró por el espejo a la niña de sus ojos.
—Di fragola. —respondió y unió sus manitas en un corazón.
"De frutilla"
Avanzamos en el auto y el Matías me miró esperando una respuesta.
—¿Y uste' reina de qué lo quiere? —me preguntó coqueteándome. —Yo no estoy en el menú si po'.
Me empecé a reír. —Que erís hueón, amor.
—¡Dijiste una mala palabra mami! —me retó mi hija. —¡Eso no se hace con el papá!
Abogada de su papá.
—¡Cállate!
Estos dos sin duda son mi karma.
—¡Callate tú, gruñón!

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Bájate de la nube [EDITADO]
Roman pour Adolescents[CHILENSIS] Él, un mino al que nunca le dicen que no. Ella, una mina dispuesta a bajarlo de su nube. ¿Qué tan malo podría ser eso?