Capitulo 31

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Cuando el auto se detuvo en la puerta, Emily se incorporó del regazo de su amiga para luego salir de allí con su bolso colgando en su hombro. 
Niall la esperaba de brazos cruzados apoyado en el marco de la puerta principal de la casa. Su rostro estaba en completa preocupación ante a ella. Su mirada azul marina era profunda y oscura mientras que sus cejas y labios se apretaban con nerviosismo, preocupación y tristeza por Emily. Su rostro como siempre, artificial y Emily era un desastre al bajar del auto con su maquillaje corrido y pelo revuelto.
Izzy y Jason la abrazaron uno por uno susurrándoles cosas.
“Dime si lo tengo que golpear” –susurró su amigo sin quitar la mirada sobre Niall quien, estaba apretando su mandíbula al ver al muchacho con el que tuvo ya muchos conflictos para ser que solo se han visto una sola vez-
“Llámame todos los días y dime si te sucede algo. Te quiero demasiado nena… te extrañaré”-le murmuró la pelirroja mientras flotaba su espalda-
“Te queremos y deseamos lo mejor para ti” –dijo finalmente Jason tomándola por la cintura a Izzy- 
“Que tengas una Feliz Navidad “-le dice Izzy mientras apoya su cabeza en el hombro de su novio- 
“Igualmente” –dicen Jason y Emily a la misma vez-
Ellos se miran al decir la misma cosa al mismo tiempo. Ellos no ríen pero se quedan mirando. Una sonrisa a fuerzas atraviesa el rostro de Emily y Jason le corresponde.
Emi se voltea despidiéndose de sus amigos y va caminando hacía el rubio, quien se había enderezado soltando sus brazos de su agarre. El camino le parecía eternamente largo mientras caminaba para llegar hacía el. Ella lo ve con un brillo en sus ojos del cual no podría decir si era a causa de la emoción o lagrimas ella solo sabía que ya se encontraba corriendo para llegar hacía a él. 
Envuelta en sus brazos, ya se sentía en su refugio. Lloraba sin cesar en su pecho mientras los fuertes brazos de Niall la rodeaban protectoramente. Emily era reconfortada y protegida mientras Niall la estrechaba contra él.

Narrado Por Emily
Ya me sentía finalmente en mi lugar. Mi puño atrapó con fuerza un pedazo de la remera blanca de Niall aferrándome a él como si el pudiera escapar de mí. No quería separarme de él, en este momento, no lo quería hacer. Sufrí demasiado, estaba devastada y agotada sentimentalmente. Las risas, los recuerdos, los besos y caricias de Brad me perseguirían por siempre y sé que no lo podré superar en este momento pero sé y cuento con que algún día, podré hacerlo. No ahora, no mañana pero algún día, lo superaré yo lo sé y sé que todo estará bien mientras tenga siempre un refugio y Niall en este preciso momento, era más que solo mi refugio.
Niall acariciaba mi espalda y besaba mi cabeza más de una vez mientras seguía sollozando. 
Cuando me serené entramos a mi casa mientras me limpiaba con fuerza las lágrimas. Odio, con todo mi maldito ser, llorar.
-¿En qué puedo ayudar Emily?-me pregunta en voz baja y yo niego con la cabeza incapaz de mostrarle mi rostro-
-No te preocupes por mí-susurré frente a las escaleras mientras me abraza a mí misma-
El suspiró.
-Iré al baño –le anuncié apoyando mi pie derecho en el primer escalón de la escalera-
-Llámame si necesitas algo-murmuró y yo ascendí mientras subía las escaleras-
Llegue a mi habitación. Al entrar, ignoro mi cama desecha y veo alrededor de la cálido pero vacío ambiente. Nunca me había dado cuenta de las cosas que he guardado hasta que entré hoy. Me encuentro melancólica mirando mis peluches acomodados sobre la repisa abandonados. Muchos estaba allí sin sentido alguno absorbiendo polvo, humedad y suciedad acumulando años mientras muchas personas podrían aprovecharlos. Mi vista recorre y para en James –claro, excepto el, jamás podría donarlo siquiera a mi hermana- Me acerqué a él y lo guardé en mi bolso como si yo fuera una niña de cinco años llevando consigo a su mejor amigo de viaje. Recorro la habitación viendo fotos que no tenían ningún valor ya al ver las personas con las que estaba allí. Muchas fotos fueron pegadas cuando era más joven y desde entonces esas personas que estuvieron en las fotos alguna vez fueron las mejores amistades que tuve pero hoy en día solo podría pensar que son una persona más del montón. Vi la foto de Leila pegada en mi pared cuando teníamos solo 14 años. Me repugnaba vernos a ambas tan jóvenes y pubertas e inclusive me daban asco nuestros gestos. Tomé la foto y la tiré completa y sin ningún doblaje, al cesto de basura. Era demasiado para mi quemarla, romperla o arrugarla ya que, no valía la pena hacerlo. Seguí observando los muros quienes fueron presentes de muchas presencias y recuerdos que muchos nunca podrían saber. Tantas cosas vividas en cuatro paredes que nadie podría imaginar lo mucho que eh sufrido, llorado o reído. El fantasma de mi adolescencia me atormentaba y divertía mientras iba recordando mis tardes aquí. Actos escalofriantes y alegres, puros e inocentes como también oscuros y enfermizos fueron recorriendo por toda esta habitación a través de los años. Las paredes que los han sufrido y vivido estaban repletas de carteles y decorativos que pegaba en las tardes que estaba aburrida pero feliz. 
Dejé mi bolso en la cama y no me dispuse a ver más nada y seguí de largo hacía el baño esta vez ignorando el desorden que dejé esta mañana con las pinturas, el secador y planchita para pelo. Me paré frente al espejo del cual era rodeado por el botiquín desde ya, siempre.
Me miré al espejo: estaba pálida a pesar de la pintura esparcida por mi rostro, lo estaba y yo me daba cuenta de ello y vi más allá de eso, vi a un rostro completamente diferente pero no era por mis ojos hinchados, ojeras o el desastre en mi rostro si no por el hecho en el que yo misma me veía distinta frente a mi espejismo. Mi rostro era más formado y duro. Mis rasgos eran más firmes y definidos. Parecía una mujer con mis semejantes rasgos de un adulto. Me sentía exagerando sobre esto pero a decir verdad, la diferencia que descubro en mi misma, me sorprende aún más. ¿Cómo puede ser que no noto estas cosas al correr de los tiempos y me doy cuenta de mis cambios de golpe e inesperadamente siempre? 
Saque del botiquín el algodón y el líquido azul del cual se trataba del desmaquillante. Mojé el algodón y comenzó a limpiarme el ojo derecho mientras me miraba con atención con mi otro ojo.
Me alarmo cuando se oye como golpean la puerta.
-Pasa –digo sabiendo que es Niall-
El abre la puerta y lo escucho suspirar mientras lo veo de reojo, lo veo esconder sus manos en sus bolsillos como la vez que lo conocí.
-Disculpa es solo que… -el respira- Pensé que te había pasado algo 
Yo sabía a lo que se refería.
-No, me creo suficientemente capaz para afrontar mis problemas y no lastimándome al dejar que me pasen por encima –respondí suavemente mientras intentaba no escurrir el líquido por mi ojo al presionar contra mis pestañas.
-¿Te ayudo? –preguntó el mientras bajaba la tapa del inodoro-
-¿Quieres? –mi voz continua saliéndose tímida y baja de mi boca-
-Claro, siéntate.
Me senté quedando frente a él. Niall flexiona las rodillas quedando a mi altura y yo le doy el algodón mojado y poco usado.
Niall comenzó a deslizar con suavidad y cuidado el algodón en cada ojo mientras estos permanecían cerrados con suavidad. Él lo deslizo por todo mi rostro y permaneció intentando limpiar mis ojos –lugar que siempre me costaba limpiar- 
Mientras con su cuidado limpiaba mi desastre pensaba en el hecho de que el no solo está en mi hogar una vez más, si no en mi propio baño…limpiando mi rostro después de haberme contenido cuando estaba desmoronada. Aún sigo pensando que soy la chica más afortunada del mundo.
Niall frota mi mejilla una y otra vez.
-Me acabo de dar cuenta que el rosado en tus mejillas son naturales –el rio y no me sorprendo cuando él me roba una sonrisa mía-
Me encuentro sentada en su regazo en mi cama con mi rostro hundido en su cuello aspirando de su aroma. Cierro los ojos mientras él me mese en sus brazos.
-¿Quieres decirme que sucedió? –titubeo pensativa-
-Si te cuento, por favor no me riñas estando bajo el efecto del alcohol
-¿Te alcoholizaste? –Pregunta entre dientes-
-Sí y lo lamento. Leila me dio de probar una bebida de ananá y no parecía tener mucho alcohol y no fui consciente de la rapidez que utilicé para tomar –el resopló- ¿Te cuento que sucedió sí o no?
-Sí, dime –murmuró bufando
-Bien, al llegar a la fiesta, perdí de vista a mis amigos y ellos la mía –una pausa- Leila se apareció y junto con ella las bebidas. Me llevó a bailar y… yo estaba bailando con ella pero al voltearme, Leila no estaba y en lugar de ella, había un muchacho
-¿Qué? ¿Quién? ¿Lo apartaste? –a cada pregunta, un tono diferente: sorpresa, enojo y advertencia-
-Voy a eso, no me interrumpas por favor –el suelta un “Ujum” entre sus labios en aceptación- El chico este me arrastró hasta una habitación bajo el efecto del alcohol –el tomo un respingón al oírlo- Pero… yo no quería y el… -reparé mientras mis ojos se aguaban- El me forzó a acariciarme y besarme –cerré mis ojos- Mientras él estaba encima mío en ese colchón, inútilmente intentaba zafarme –sollocé recordando- Fue horrible Niall, todavía siento sus besos en mi cuello –su cuerpo se pone rígido mientras yo intentaba poder proseguir- Izzy y Jason entraron justo a tiempo de que venga lo peor y mientras Jason lo golpeaba, Izzy me quitaba de la habitación mientras iba acomodándome el vestido al bajar las escaleras –tomé aire- Al bajar, eso no fue todo. El chico que me tocó y beso era el hermano de Leila –un resoplido entrecortado- Ella me arrastró hacía la mesa sin que pudiera resistirme porque ella tironeaba de mi brazo y yo estaba demasiado aturdida -otra pausa mientras Niall hundía sus manos en mi ropa- Leila expuso mi cuerpo delante de todos junto a Brunela y yo –me ahogo con mis propias palabras y me quiebro antes de tiempo de expresar lo que sentí o lo que me ha provocado cuando un chico que tiró de mi vestido o de poder mencionar que Izzy no llego a tiempo de subir del todo mi cierre- Todos se rieron y muchas groserías resonaron en la habitación hasta incluso la música paró –lloré- Ella planeo todo –el me abraza con más fuerza mientras su cuerpo se tensaba cada vez más y más-

Una estrella inalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora