Capitulo 40 -Final de la primera temporada

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Narrado Por Emily
Día Siete, 25 de diciembre: Navidad

Desperté con mi cuerpo moviendo de un lado hacía otro. Me aferro con más fuerza a mis frazadas y gruño frustrada. No quería ir con la abuela.

-¡Emily! –llama mi madre
-¡No! ¡No iré ahí! –Gruño fastidiosa con mis ojos cerrados con fuerzas-
-¿Segura?
-Ujum…-ella suspira-
-¿Con quién pasaras navidad, Emily? Tienes que pasar Navidad con la familia…
-Tal vez la pase con Izzy, mamá –le digo-
-Espéranos para cuando abras tu regalo, ¿Sí?’
-Sí –susurré y volví a acomodarme en mi cama-
Ella beso mi frente.
-Feliz navidad, Emily
-Sí…. Feliz Navidad

Los pasos alejándose y mi cuerpo cayendo, nuevamente en sueño.

Me saco mi remera color rosa de piyama y me coloco mi sujetador para luego ponérmela nuevamente. Arrastro mis pies escondidos en mis pantuflas, abrazándome a la bata que me obsequió mi madre hace tiempo. Era color roja y era de seda por fuera con lazos y bordes colores negros. Me sentía cómoda y cálida con la simple bata abrigadora.
Me paro frente al espejo en mi baño y veo debajo de mis ojos pequeñas marcas circulares negras. Debería acostumbrarme a ello a esta altura.
Tomo el pico adentro del botiquín para enredar mi cabello con ambos palillos como cual China y resoplo viéndome pálida. No me sentía bien en manera sentimental y tampoco sabía si quería pasar navidad con Izzy…o con mi familia.
Era devastador saber que por un estúpido impulso inconscientemente, yo fui la que lo arruino todo y ahora, pasaré navidad en casa sola, pero no porque no puedo pasarlo con nadie, sino porque no quiero pasarlo con nadie si no es con Niall.
Cepillé mis dientes y luego mi cabello para luego volver a atarlo una vez más. Los mechones caían a mis costados incluyendo el del costado que siempre está presente en un pasado flequillo.
Bajé las escaleras abrazándome. Él pie no dolía tanto y de hecho, ya podía bajar las escaleras con cuidado con ambos pies sin necesidad de sujetarme por el barral a mi costado.
Me serví café y saque del tarro dos hombrecitos cubiertos por chocolate blanco y negro con distintas golosinas en sus torsos. 
Me siento en el sillón y prendo la tele para dejar el café y las galletas en la mesa ratonera con el objetivo de ir a buscar mi celular y volver.
Subo las escaleras y paseo por el pasillo hasta llegar a mi habitación. Allí, estiro las sabanas y acomodo mis almohadones. Roseo perfume sobre la frazada y mis almohadones y luego tomo mi celular. Mientras este se prende y carga, yo voy bajando las escaleras hasta que finalmente llego al sillón y allí tomo mi oveja-taza en mis manos junto a mi celular:
26 llamadas pérdidas y seis mensajes.
Corro a un lado las llamadas perdidas y abro la casilla de mensajes, dando un trago a mi café para luego dejarlo y tomar un hombrecito blanco.
“No vayas por Jason, no vale la pena” –Izzy- “Por favor, detente y contesta mis llamadas”
Esto fue ayer, cuando iba en busca de Jason.
“Feliz navidad, nena” -respondí
“Perdóname” “¡Emily déjame explicarte!” “¿Podemos vernos para hablar, por favor?” –Jason
“No lo sé, Jason…que tengas una linda navidad”
El último mensaje temía a abrirlo.
Dejo mi celular en la mesa de cristal como si me estuviera quemando y mastico frenéticamente la suave masa en mi boca y la bajo con el café, inquietamente.
Tomé nuevamente el celular sin poder evitarlo y cuando me di cuenta, ya era tarde. Ya había abierto el mensaje: “Contesta mis llamadas” –El chico del disfraz
Muerdo mi labio con nerviosismo y mi pierna comienza a moverse al compás de mi pie sano que suba y baja inquietamente.
Suspiré dejando correr el humo del café y termino bebiendo todo luego de un rato intentando ver la tele pero mi vista se entornaba distorsionada dado a que me encontraba siempre pensando de nuevo en lo mismo.
¿Cómo habrá tomado lo de la nota?
¿Él estará dispuesto a perdonarme siquiera?

Dejo la taza en el fregadero y tomo mi último hombrecito. Me siento en el sillón y me acomodo.
El celular vibra y justo en ese momento, golpean la puerta.
Resoplé aún con mi boca llena y me incorporo con mi celular en la mano. Voy arrastrando mis pies hasta la puerta y cuando veo mi pantalla, el nombre de “El chico del disfraz” aparece en llamada entrante con una foto nuestra luego de ver This Is Us. Mi pelo enmarañado. Ojos chinos y brillosos: horrible. Pero Niall… él salió hermoso.
No sabía si contestar o no, pero el golpeteo en la puerta otra vez y me altera tomando la decisión equivocada.
-¿Hola?
Cuelgan. 
La puerta otra vez.
Con mi pecho alterado, entreabro la puerta con el seguro puesto.
Niall estaba ahí con una capucha puesta y un cuello polar hasta por debajo de la nariz. En su mano, su celular iluminado.
-¿Qué? –Digo entre dientes y mis ojos abiertos como dos huevos-
Él estaba aquí después de todo y yo cierro la puerta tomando respiraciones nerviosas y profundas con mi espalda estampada en la madera.
¿Él vino por mí? 
Mierda. Él debe de estar enfadado o al menos yo sí lo estaría. Yo estaría cabreada y vendría hasta mi casa solo para gritarme en la cara que soy una estúpida loca de mierda.

Una estrella inalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora