Capitulo 37

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Narrado Por Niall
Cuando abro los ojos, ahí está ella, sosteniendo su celular en alto, con sus auriculares rojos en sus oídos. Por algún motivo sonríe y yo me refriego los ojos cuando la veo cerrar sus ojos sosteniendo su sonrisa de un lado a otro. 
¿Qué le sucede? 
Frunciendo el ceño confuso, con una sonrisa torcida en mis labios, le retiro un auricular y ella abre los ojos rápidamente con solo apenas rosarla. Su sonrisa había desaparecido al abrirlos y chocar la mirada con la del techo. Voltea y me encara para embozar una sonrisa deslumbrante. La mañana comenzaba bastante bien o por lo menos para mí sí.
-Buen día-le digo, cuando veo que solo se detiene a apretar sus labios y mirarme-
El hoyuelo a su costado se hacía presente cuando presionaba sus labios. Me fascinaba.
-Buen día-murmura y estira su mano fría para acariciar mi pelo-
Un suspiro escapa de mis labios antes de que ser consciente de ello y veo sus mejillas rosas de nuevo en su delicada piel.
-¿Por qué sonreías tanto? –una pregunta estúpida. Sé que lo importante es que sonría, pero quiero saber porque-
Jamás eh visto a alguien sonreír así mientras escucha música.
-Estaba pensando –responde, con ese tono tímido tan constante-
-¿Puedo saber en qué? –Cierro mis ojos bajo su toque-
Ahora entendía porque a ella le relajaba tanto cuando lo hacía yo.
-Pero, no te rías ¿Okay? –abro mis ojos, encontrándome con ese color gris nublado que siempre conseguía atraparme-
-No, no me reiré –aseguro
-Bueno…-la veo nerviosa, como si en verdad no se animara a decirlo. Vergüenza-
¿Qué es lo que la tiene así de penosa? ¿Qué tan importante debe ser para ella? ¿Es acaso que ella piensa en…? No. No lo hará. Ya le eh dicho que aún no podemos formalizar nada.
-Sé que es absurdo pero, pensé en que tal vez… tú y yo…
El ansia me ataca y me encuentro sosteniéndome con mi codo frente a ella.
-¿Si? 
-Que, bueno, mierda –se queja y pone los ojos borrando cada rastro de inocencia o delicadeza del momento como solo ella lo hace- Pensé en que podríamos dejarnos notas con algún estribillo de alguna canción como recuerdo o algo para expresar lo que sentimos –su cara se entorno roja-
¿Era eso? Me estoy riendo pero luego me detengo cuando ella se sienta incomoda y aprieta sus labios mientras juega con sus pequeñas uñas de ambos pulgares.
-Lo lamento, yo no-
-Deja –resopla entrecortadamente-
¿Enserio le afecta tanto?
-Estoy intenta expresarme y tú te burlas de mi 
¿Por qué es tan sensible?
-Yo no me reía de tu idea-intento explicarme, pero ella profundiza su ceño-
Inflo mi pecho hasta no poder más, rellenando mis mejillas de aire y suelto, en un resoplido.
-Solo me reí porque tu rostro se volvió demasiado rojo –miro al techo, bufando como si fuera un niño regañado- Y no entendía porque tenías tanta vergüenza de decirme ello
La veo de reojo, ella no me cree. Emily se coloca sus auriculares haciendo muecas y se da la vuelta. Un segundo luego, distingo los sonidos ruidosos de su música pesada. 
-Emily…
Nada.
-Emily –la llamo más firme y coloco mi mano en su hombro-
¿Esto es enserio? ¿Por qué es tan… insegura? No todas las risas giran en torno a ella. Aunque si, me estaba riendo de ella, no era con esa... intensión de la que ella hablaba. No era eso, de hecho, me gustaba su idea. 
-¿Emily?
Al no contestarme, sin más que hacer, me levanto refunfuñando.

Narrado Por Emily
“Kinda like it in a coma
‘cause no one's ever gonna
Oh, make me more back to this world again”
Mi pie se mueve al ritmo de mi cabeza, de la cual, palpitaba. 
Será mi inseguridad, mi poca paciencia, mi maldito carácter o baja autoestima pero, verdaderamente, a veces pienso que no puedo tener una conversación seria con él. 
Con las tan pocas veces que logro expresarme, abrir mi corazón o decir lo que siento como también expresar o desarrollar un proyecto u idea, él se burla de mí. Mi ceño aparece recordando mi pena y su risa sobre mí. 
Me sentí estúpida, me sentí humillada. 
Y con la furia que sobrecargo, solo hace alimentarla al escuchar este tipo de canciones que escucho en este momento. 
Desbloqueo mi celular con dos toques apareciendo en el fondo de pantalla, la foto que me eh sacado con Niall cuando el poseía su cabello fucsia como el mío y ambos estábamos sacando la lengua en la foto yo, colgada en su espalda con mis manos alrededor de su cuello, colgando hacía adelante. En la foto, Niall aparece inclinado. 
Sonrío de costado y me dirijo en el reproductor de música y paso de “Coma” a “Half A Heart” una vez más, retorciéndome en mi masoquismo. 
No hemos peleado, no nos hemos distanciado, no nos hemos insultado o golpeado. No nos hemos “separado” pero en mi interior, lo siento así por esta estúpida discusión. Niall ni nadie podría entender lo que es sobrellevar no solo una autoestima baja si no también, mucha inseguridad de sí misma. 
Aun me pregunto porque pierde tiempo conmigo.
La puerta se arrima, cierro mis ojos y me aferro a la frazada y me escondo la mitad de mi rostro ahí. Mis manos están frías, casi ni las siento pero ya me era costumbre al igual que mi cuerpo sacudiéndose en escalofríos y temblores de fríos cuando entro a la cama.
El colchón se hunde y yo presiono, escondido en la frazada, mi celular para bajar un poco el volumen en espera de alguna palabra que pueda reparar.
-¿Emily?
Es la tercera vez que ya me llama y mi vista esta clavada en el muro de su habitación. Blanco crudo, casi gris o tal vez un amarillo. 
Cierro mis ojos, suspiro y retiro mis auriculares para mirarlo. Tiene una bandeja. Dos tazas es lo primero que veo. Me incorporo y ahí va, mirada tímida, sonrisa nerviosa. Galletas con chispas de chocolate en un plato y dos cucharas. Ambas, están al lado de su tasa correspondiente.
Lo miro, algo atónita, escondiendo una sonrisa, finjo dureza y remordimiento mientras tomo la taza con lecha caliente de la cual, poseía ahí, barras de chocolate derritiéndose. Hace años no hacía esto y mucho menos lo tomaba. Desde que tenía 9 años, en la época en la que, como nunca, deseaba que mi madre me dé más atención como nunca dado a ningún amigo que tenía desde entonces, Izzy no estaba en la escuela. Leila no se acercaba a mí.
Leila.
Tomo la cuchara y doy vuelta, hundiendo el chocolate ahí. Tomo un trago, aun inquieta por los recuerdos con solo recordar su nombre.
-¿En qué estás pensando?
¿Cómo sabe que estoy pensando?
-Te conozco, dime, ¿Qué es?
-Un recuerdo –murmuro y tomo una galleta- 
-¿Me dirás? –Tuerzo el labio y él toma su taza, acomodándose en la acolchada frazada sobre el colchón-
-Leila –digo, y suspiro e intento mojar la galleta en el contenido pero el demasiado grande para ello así que le doy una mordida quedando solo la mitad de esta-
-Oh –murmura y lo veo tenso-
Intento nuevamente, ahora es más pequeña para la taza. Frunciendo el ceño, pongo los ojos refunfuñando y la llevo a mi boca. Mierda, son las mejores galletitas que eh provoco. Niall ríe, ¿Por qué ríe? No me doy cuenta de que llevo los ojos bien abiertos hasta que mi vista se mueve hacía él.
-¿Qué pasa? ¿Están buenas? –Pregunta, dando un trago de su taza-
Asentí.
-Si –muerdo mi labio mirando mi galletita- 
-Come, entonces- murmura, y cuando lo veo, está dando vueltas con su cuchara en el líquido-
Sus mejillas están rosadas.
-Gracias –digo y él no me mira pero lo veo fruncir el ceño. Alzo la taza; solo un poco- Por el desayuno, digo 
-Ah –una pausa. Come- De nada –responde, moviendo su galletita mordida en su mano-
Tomo otra galletita. Bueno, en realidad, no es una galletita. Es una galleta o al menos para mí, una galletota. Cuando tengo la galletota en mi mano, veo en el plato, algo amarillo. El plato no era ya que, el plato era de vidrio y la bandeja menos: era blanca.
Remuevo las galletas y ahí veo. Una pequeña hoja color amarillo con migajas de la masa y chocolate. La tomo mientras doy un mordisco a mi comida.
Ceñuda, con mis manos temblorosas no solo por frío, volteo mi muñeca y las letras aparecen ahí. Escritas en puño y letra por Niall Horan, en forma torcida, como si estuviera de costado como muchas veces escribo yo. Su letra era más espaciosa, más gruesa a diferencia de la mía.
“And it’s no joke to me
So we can we do it all over again”
Levanto la vista hacía su azul marino. Era Niall, no un joven adolecente con aires a él mismo. Era Niall en piel y hueso, respirando el mismo aire que yo y en sus ojos, irradiaban un brillo extraño cuando lo miro. Tal vez lo incomodo con mi vista, tal vez lo asuste pero me es impredecible poder capturar algún emoción fija en ese azul.
-¿Y qué dices? –Pregunta y luego aprieta el centro de sus labios con nerviosismo notable cuando sus pulgares juegan en su regazo-
La frase era la indicada, la situación más que nada echa para esa frase. Las palabras justas aún sin mencionar el desayuno.
¿Cómo podría enojarme con él?
Muevo con lentitud la bandeja viendo mis acciones medidas con cuidado. Cuando la aparto, mi vista se eleva hacía esos ojos y el alza las cejas solo por medio segundo como si me esperara.
Caigo sobre él, cayendo en sus brazos, me voy incorporando luego de un rato. Luego de besos en mi cabeza, luego de caricias en mis hombros y brazos. Luego un largo silencio lleno de emociones.
Lo amo.
-¿Cómo puedes soportarme con mi inseguridad y baja autoestima teniendo a tantas mujeres perfectas?
-La perfección no existe –ríe- Aparte, estoy aburrido de la igualdad. Tú eres diferente –me pongo de rodillas frente a él-
-Yo me siento “Una más del millón”-hago comillas con mis dedos, moviendo mi vista hacía al techo-
-Tú no eres “Una más del millón” –me imita- Tu eres una en un millón –me sonríe-
Le pongo mis ojos, siento calor adjuntándose en mi rostro.
-Me gusta tú... peinado –susurro, fuera de todo el tema de conversación-
Su flequillo de costado, me recordaba a Miley Cyrus pero a él no le quedaba mal. A mí me gustaba.
-Gracias –sonríe de costado
Vuelvo a caer en su aroma, en sus brazos duros y tibios. Me sentía pacifica con él. Niall me provocaba eso. Paz, serenidad, seguridad… amor
-Te quiero –susurra él casi inaudible-

Una estrella inalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora