Capítulo 4. Sabor vainilla

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~Leonardo~

Desabotone el primer botón de mi camisa y me puse cómodo dentro de la limosina. Genave miraba a través del cristal y yo no pude evitar observar cómo se abrazaban aquellos pantalones a sus piernas, pero no quería que se sintiera incomoda y cabe destacar que era la primera vez que algo así me pasaba. Estaba reprimiendo mi deseo de besarla, ese había sido mi primer pensamiento al ofrecerme a llevarla, pero repito no sé porque demonios no quería asustarla.

—No contestaste mi pregunta—aparto sus ojos de la ventanilla y los poso sobre mí. Genave no se parecía a su hermana, su belleza era única y eso que muchas mujeres bellas habían pasado por mi vida.

—Mañana—contesto cortante—Debo hacer una parada en Rusia antes de ir a Nueva York—la mire cuestionante sin poder evitarlo—Es una historia que ahora mismo no quiero contar—Y yo no insistiría, pero no sabía cuánto podría soportar la tensión entre nosotros— ¿Qué?—pregunto tomándome desprevenido— ¿Tengo algo en la cara?—No sabía que la estaba mirando con tanta intensidad, entonces no lo pensé y coloque mis labios sobre los suyos terminando con aquel maldito martirio.

Genave me aparto de ella y puso distancia entre nosotros, pero pude notar el cambio en su respiración y como sus mejillas se habían sonrojado, diablos me imaginaba todo aquel cuerpo enrojecido bajo mis azotes y mi pene se apretó en mis pantalones. Podía intentar hacer otro movimiento, pero quería primero ver como reaccionaba, entonces me sorprendió y la mente se me nublo cuando ella se subió a mis piernas y tomo el control de la situación.

—Solo promete que después de esto no me buscaras—No entendía que mierda quería decir con aquello y solo asentí, entonces ella me beso. Metió su lengua en mi boca y acaricio la mía como una maldita experta. Sabía que podía sentir mi erección, porque esta estaba rozando por encima de su pantalón. Le quite la chaqueta y metí mis manos por debajo de su blusa, su piel era suave y delicada, cosa que aumento mi deseo por poseerla.

Mordió el lóbulo de mi oreja y pasó su lengua por mi cuello. Genave estaba teniendo el control y yo no podía permitirlo, pero dejaría que ella se sintiera libre por lo menos hasta que llegáramos a mi suite. Dejo mis labios por un segundo y me sentí abandonado, pero su mirada... Esa intensa mirada de ojos claros me dejo perturbado, había demasiado deseo en aquellos ojos.

No dijo nada en cuanto llegamos al hotel, tampoco cuando entramos en aquella habitación. La tome por las caderas y la cargue sobre mi cintura mientras la depositaba delicadamente sobre la cama, sabía que no habrían palabras, Genave solo quería disfrutar esta noche al igual que yo, pero era un tipo parlanchín me encantaba que me dijeran obscenidades en la cama, pero al parecer la mujer que se encontraba ahora sobre ella era de pocas palabras.

—No tengo el cuerpo perfecto—dijo mientras yo me deshacía de sus pantalones—Mi cuerpo es de una mujer que ha tenido un hijo—Sabia a lo que se refería, pero ahora mismo no me importaba—Promete que lo que pase aquí nadie lo sabrá—Repitió y era la primera mujer que me pedía aquello. Era la primera que no quería alardear de una noche conmigo.

—Lo prometo—dije con sinceridad mientras ella bajaba de manera tentadora el cierre de mi pantalón.

Me deshice de las últimas piezas que nos cubrían y la coloque boca abajo sobre la cama. Acaricie su trasero y deje un mordisco sobre una de sus nalgas, sus gemidos eran música para mis oídos y el movimiento de sus caderas alimento mi lujuria. Busque un condón en el bolsillo de mi pantalón, porque no soportaba un minuto más sin entrar en ella, sabía que estar tan ansioso no era bueno, pero la había deseado este momento desde que estreche su mano cuando nos conocimos. Coloco las manos sobre el respaldo de la cama, mientras yo me hacía camino a su interior. Debía admitir que estaba muy apretada, demasiado para una mujer que ya tenía un hijo y la observe contener la respiración cuando la llene con mi longitud.

— ¿Qué pasa? —le susurre dejando un beso sobre su hombro.

—Ha pasado mucho tiempo—dijo entre gemidos moviendo tentadoramente sus caderas y yo comencé hacer círculos suavemente—Solo no te detengas—demando y la atrape mirándome a través del espejo que poseía el respaldo de la cama. La tome por el cabello y la embestí con poca delicadeza, soltó un pequeño grito y pude ver como una sonrisa de satisfacción afloraba a su rostro, entonces la coloque boca arriba porque sentí la necesidad de besarla.

Tome con mis dientes sus labios y luego pase mi lengua sobre ellos. La llene nuevamente y por un momento sopese deshacerme de aquel condón para poder sentir su calor. Esta clavo sus uñas en mi espalda mientras yo me entretenía mordisqueando uno de sus pezones. Pasó sus manos por mi pecho y luego me enloqueció con sus sensuales movimientos, haciendo que me perdiera en el placer de su suavidad y delicadeza. Era la primera vez que me excitaba y disfrutaba del sexo con sabor a vainilla.

Lo claro y oscuro del placer (Libro #3 serie Oscura +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora