Capítulo 37. Solo mía

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~Leonardo~

Esperaba paciente con el móvil en las manos a que Genave llamara. Hacia solo unas horas había salido del hospital y lo primero que quise hacer fue subir al jet y volar a Nueva York, pero ella me había pedido que esperara. Tenía que arreglar algunas cosas en casa y luego regresaría; no podía negar que aquello me preocupaba. Teníamos una conversación pendiente, una que según ella cambiaría la forma en que la miraba ahora, aunque sabía muy dentro de mí que nada podría empeñar lo que sentía por ella.

Deje el móvil a un lado y trate de concentrarme en lo que tenía que hacer. Había llegado el momento de darme de baje en el escuadrón y comenzar mi nueva vida. Con un hijo en camino no podía seguir poniendo mi vida en riesgo, así que había llegado la hora de asumir mi responsabilidad como nuevo presidente de Lom's Petroleum, aunque antes de eso debía cumplir con la promesa que le había hecho aquel hombre.

—Deberías quedarte en casa, eso lo podemos resolver después—mire a Denisse y negué con la cabeza.

—El cumplió con su parte, ahora yo debo cumplir con la mía—asintió en afirmación y entro conmigo el edificio.

Había hecho un trato con Rubén Patrovick y aunque el trato había sido entregarnos a su hermano vivo muy en el fondo sabía que eso no pasaría. Emiliano tenía que morir porque esa era la única forma de acabar con el veneno de la familia Patrovick. Entre en aquella habitación y pedí quedarme a solas con él, todavía tenía muchas cosas que decir y yo con su confesión le había prometido encontrar la manera de que no fuera a la cárcel.

— ¿Te han tratado bien? —le pregunte sin dejar de mirarle a los ojos.

—No me quejo, ahora soy alguien importante—había dicho aquello con sorna, pero simplemente lo ignore.

— ¿Y tú?—pregunto— ¿todo en orden?—sabia a lo que se refería, no había que ser muy buen entendedor.

—Todo bien—exprese sin querer agregar nada más.

—Les dije todo lo que sabía, nombres, direcciones y movimiento de mercancía tanto en Italia como en Rusia—hice un asentimiento de cabeza y apague el micrófono que se encontraba sobre la mesa.

—De lo único que se te puede acusar es de la muerte de tu hermano, no existen pruebas de tus negocios u otras muertes, así que conseguí que salgas bajo palabra— me miro sorprendido—soy un hombre que cumple sus promesas —pude notar el cambio en sus facciones.

—Yo también cumpliré la mía y no me meteré en tu relación con Genave, lo único que pido es ser parte de la vida de mi hija—lo estudie por un segundo y aunque quise darle una respuesta aquello no me correspondía—No te preocupes—continuo, — sé que Genave es la única que puede decidir—me puse de pie y le extendí la mano. Había llegado el momento de poner fin a nuestro trato.

—Prometo que las cuidare y protegeré con mi vida—dije con sinceridad.

—Más te vale—añadió; con aquello le di la espalda y salí de la habitación. Dispuesto a cumplir aquella promesa.

***

No recibí una llamada y eso fue extraño. Pero si un mensaje de Genave diciendo que regresaría aquella noche y decidí preparar todo para su regreso. Los últimos meses habían sido una tortura y sabía que para ella había sido demasiado doloroso. Porque no solo estaba el dolor físico, sabía que dentro de sí misma se encontraba en un dilema. Rubén había sido importante en su vida y los dos compartían algo en común que nada ni nadie iba a cambiar. Su hija.

Trate de hacer a un lado aquellos pensamientos y enfoque en lo que teníamos por delante. Sabía que no estábamos preparados para el matrimonio, pero sí que anhelaba nuestra vida juntos criando a nuestros hijos, no quería hacerlo complicado, no tenía por qué serlo. Nos teníamos el uno al otro y una vida por delante para conocernos, porque debía admitir que las cosas entre nosotros se dieron demasiado rápido y aun no nos conocíamos. Aunque Genave era una mujer maravillosa y amaba tenerla en mi vida.

—Quiero preparar el jardín para recibir a Genave—dije en cuanto Marcela el ama de llaves levanto el teléfono—todo tiene que ser perfecto—continúe con excitación.

—Como ordene señor—afirmo y no podía esperar esta noche para tener a Genave entre mis brazos.

***

Genave había pasado primero a dejar a Rubí y Allison en casa de Alessio antes de encontrarnos aquella noche. Y aunque todo en nuestras vidas comenzaba a estar en equilibro, podía sentir una pequeña brecha entre nosotros. Me deshice de aquellos pensamientos que me habían perturbado todo el día y termine a vestirme. No quería manchar nuestro encuentro, no quería que el pasado arruinara lo que apenas y comenzábamos a construir, pero era imposible apartar de mí aquella extraña sensación que me oprimía el pecho.

El coche se detuvo en la entrada; Genave bajo del mismo y pude notar que algo le preocupaba, me acerque a ella, deposite un pequeño beso sobre sus labios y la observe solo por un segundo con sus ojos cerrados. No me importaba quedarme así en este instante, mirando su hermoso rostro y besando sus suaves labios, sin embargo entendía que no podía dilatar mucho más tiempo nuestra conversación.

—Entremos—dije mientras tomaba su mano y la conducía al lugar que había preparado para ella.

Sus ojos se iluminaron y me miro por un segundo sorprendida. Aunque pude percibir la resistencia más allá de aquella mirada. La invite a sentarse y como todo un caballero moví la silla para ella se acomodara, no pude resistir tocar su vientre y era que no había tenido la oportunidad de sentirla. Todavía no podía creer que en su vientre llevara a mi primogénito. Deposito sus ojos en mí en cuanto me senté frente a ella y luego llevo la mirada al suelo avergonzada.

—Estuve con él mientras estuviste en el hospital—arrugue el rostro y apreté los dientes. No había que ser muy inteligente para entender ese "estuve con él"

—Entonces ya decidiste—dije con molestia y era realmente sorprendente como pase de la excitación de volver a verla, al enojo en un segundo.

— ¡No!—dijo exaltada levantando la mirada. Sus ojos estaban enrojecidos y su rostro bañado en lágrimas —Fui una estúpida—no aparte mis ojos de ella y sabía que se podía palpar la energía tan fuerte que salía de mi—Ya no quiero a ese hombre y entenderé cualquier decisión que tomes, pero no podía venir como si nada y quedarme callada.

Me sorprendía su sinceridad y aunque me sentí traicionado una parte de mi podía entenderla; quizás esa parte estuvo preparada todo este tiempo para que algo como esto pasara.

— ¿Me quieres?—le cuestione, no pude evitar aquella pregunta. Nunca antes había sentido la necesidad de ser querido, pero con Genave lo quería con todas mis fuerzas.

Me miro por un segundo, se puso de pie y se acercó a mí. Enmarco con sus manos mi rostro y pude sentir la intensidad y el peso de su mirada.

—No te quiero—admitió y escucharlo fue lacerante que no pude seguir mirando sus ojos—Mírame—exigió y lo hice — lo que siento por ti, tiene más peso que un simple "te quiero" Leonardo Lombardi es tan fuerte que me quema por dentro.

Moví la silla, la tome por la cintura y la acerque a mí. Se inclinó sobre mí y dejo un pequeño beso sobre mis labios; ahora mismo era lo único que necesitaba. Tener la certeza de que ella era solo mía.

Lo claro y oscuro del placer (Libro #3 serie Oscura +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora