Capítulo 30. Sin alternativa

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~Rubén~ 

Camine decidido hacia donde estaba mi hermano, porque había arruinado todo el plan. Decidí mantenerlo de mi lado, porque era la única manera de recuperar el control y para eso tenía que soportar por un tiempo respirar su mismo aire. El guardia que custodiaba la puerta de su despacho me cedió el paso y la abrió para que entrara. Emiliano levanto la cabeza y me miro con fastidio y la rabia comenzó a crecer dentro de mí. Esperaba ansioso el momento en que pudiera poner aquella bala en medio de sus ojos.

—Ese no era el maldito plan—dije con molestia—No puedes separar así por así a una niña de su madre—Emiliano me miro con desconfianza, tenía la certeza de que mi actitud lo confundía.

—Genave era una distracción y te necesito concentrado. Ya tienes a la niña ese fue siempre el objetivo, así que no me fastidies con esa mierda—coloque las manos de manera brusca sobre el escritorio y observe con cambiaba su respiración.

Aquella había sido mi forma de demostrarle lealtad a mi hermano, de hacerle entender que estaba de su lado. Cualquier indicio de debilidad frente a Genave podría haber disparado sus alarmas y si algo tenía Emiliano era que podía darse cuenta con facilidad cuando lo estaban engañando. Fue la forma en la que mi hermano se dio cuenta quienes eran sus enemigos y por eso fingió su muerte. Aunque yo no le dejaría el camino fácil.

— ¿Dónde está?—le pregunte con los dientes apretado y lo mejor para él era que ella siguiera respirando.

—Donde debe estar, con Lombardi—volví a golpear su escritorio y camine de un lado a otro con impaciencia.

—Eres un imbécil en el último lugar donde debería estar es con ese hombre ¿qué no lo entiendes todavía?—Se puso de pie y camino hacia mí con mucho cuidado.

— ¿Qué sabes que yo no?—me cuestiono y sopese por un segundo si decirle o no lo que sabía sobre Leonardo—entonces estoy esperando...—insistió con impaciencia.

—Nos está cazando—frunció el ceño y pude ver algo más allá de sus ojos que ni siquiera sabía que podía existir dentro de él. Miedo—Es una maldita escoria dentro de la mafia italiana, él simplemente quiere acabar con nosotros y le has dado una razón más para hacerlo—se apartó y tomo un sorbo de whisky.

—Ese dato es de confiar—asentí—De todas formas no se arriesgara hacer nada que ponga en juego su operación, ni siquiera sabemos si está realmente interesado en Genave es probable que no sea así, que solo la esté utilizando—lo mire y no podía siquiera creer lo que acaba de decir.

— ¿Y si lo está?—pregunte poniendo en duda su teoría, porque yo tenía más que claro que ese hombre estaba enamorado de ella.

—Entonces tenemos un maldito problema.

La puerta se abrió en aquel momento descubriendo a mi madre detrás de ella. Me miro con dureza y decidí que debía salir de allí, necesitaba aclarar mis ideas, tenía que pensar en una forma de mantener a mi hija protegida, porque era muy probable que Emiliano la utilizara para sus oscuros planes. Iba a ser su sucia manera de negociar y no podía permitirlo. Primero muerto antes de poner a mi hija en riesgo.

Saque el móvil del bolsillo y marque aquel número. Sabía que aquella era una medida extrema, pero era peor que nada y teniendo en cuenta que cualquier movimiento el falso pondría en riesgo tanto por lo que estaba luchando tenía que arriesgarme. Debía dejarle algo a mi hija por lo que sentirse orgullosa de mi. Ella tenía que brillar con luz propia, no podía dejarla sumida en la oscuridad.

¿Qué crees que estás haciendo?—pregunto la voz del otro lado de la línea realmente molesto—Esta es tu maldita forma de tener el control—odiaba ser cuestionado, pero en algo tenía razón y era que estaba perdiendo el control de la situación.

—Emiliano no quiere errores—dije con rudeza—Y por eso necesito poner a salvo a mi hija, necesito que me ayudes, si quieres que siga adelante con toda esta mierda—sabía que su silencio guardaba muchas cosas y una de ellas era desconfianza.

Alessio—escuchar aquel nombre me lleno de inquietud, pero creí saber lo que quería dejar dicho al pronunciarlo—Con su familia la niña estará a salvo y en un ambiente que ella conoce.

Eso era cierto, pero el problema era que yo no podía hablar con Lombardi.

Yo hablare con él, pero tienes que saber que todo será aún más complicado—con aquellas palabras puse fin aquella llamada y lleve la mirada al tétrico paisaje cubierto de blanco que arropaba cada centímetro de aquel patio trasero. Era probable que muy pronto toda aquella pulcritud cambiara, cuando todo este lugar se tiñera de rojo sangre.

***

Emiliano me arrastro con él al Línea Roja aquella noche. Era su club favorito y el de muchos de los que se encontraban involucrados en el mundo oscuro. Mi hermano tenía gustos peculiares y allí no tenía limites era libre de mostrarse como era en verdad, en cambio yo miraba todo aquel panorama con repulsión. Me tome un trago de whisky y mire el vaso vacío. Mantenerme neutral y desinteresado no era algo propio de mí, sin embargo debía aguantar. Porque me gustara o no el seguía siendo el jefe.

— ¿Hace cuánto tiempo no coges?—pregunto sin reparo y lo mire con intensidad para entendiera que no contestaría aquella pregunta—Demonios tiene que ser mucho—continuo como si nada.

—Ya déjalo Emiliano—Y comprendí lo que me quiso dejar dicho en aquel momento con su mirada. Él no iba a parar.

— ¡Oye!—llamo al tipo encargado del bar.

—Señor—expreso con respeto y sin mirarlo directamente a los ojos.

—Quiero que traigas a la puta de mejor calidad para mi hermano—me miro con aquella maldad reflejada en sus ojos—Esta noche al fin va a renacer y se merece lo mejor—el hombre asintió en afirmación y Emiliano sonrió complacido.

Solo pasaron unos segundo cuando aquel hombre estuvo de regreso acompañado por una voluptuosa mujer. Emiliano le ofreció la mano y la invito a que diera una vuelta para contemplarla, aunque más que eso quería darle su aprobación. La mujer se acercó a mí y se sentó a mi lado, ella no era como estas mujeres de aquí. Su mirada era fría e indiferente toda ella emanaba imponencia.

—Es lo mejor de lo mejor. Es polaca y nueva en el lugar, los hombres hacen filas para estar con ella—escuchar aquello no fue nada motivador.

—Irina Corcova—dijo mientras extendía su mano hacia mí y se la estreche entendiendo en aquel momento que no me quedaba alternativa.


Lo claro y oscuro del placer (Libro #3 serie Oscura +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora