Capítulo 10. Latidos

6.3K 614 25
                                    

~Leonardo~

Observaba pensativo los números en aquel diagrama, aunque mi mente estaba muy lejos de la realidad que tenía frente a mis ojos. Quería tomar el primer vuelo a Nueva York para hacerle entender a Genave Stevens que a mí nadie me desechaba, pero no tenía ninguna maldita excusa para hacer aquel viaje y debía concentrarme en aprender todo sobre el negocio de mi padre. Tenía que demostrarle que yo era capaz, sin embargo Genave Stevens me estaba haciendo desviar de mi objetivo.

—Tú padre quiere que visites las oficinas en el exterior, así que haremos nuestra primera parada en Nueva York. Gina también necesita ir a ver a su hermana, así podemos hacer el viaje sin demoras—me quede mirando Alessio como un maldito idiota ¿la razón? me encontraba jodidamente sorprendido quizás eso de la ley de atracción de verdad existía. Aquello no podía ser una maldita coincidencia, porque realmente en lo personal no creía en ellas.

— ¿Y cuándo nos iremos? Digo para prepararme—dije aquello mientras regresaba nuevamente la mirada a la tableta que tenía en las manos. No quería hacerlo entender que estaba demasiado interesado.

—Esta misma noche. Tu padre quiere que comiencen a verte como la nueva cara de la empresa lo más pronto posible, quiere que comiences a comprender la magnitud de la responsabilidad que tienes por delante—No entendía porque mi padre quería todo tan apresurado, me sentía presionada y un tanto angustiado, pero yo era un Lombardi y como tal no podía tener miedo—Si por lo menos una vez en tu vida hubieses tenido alguna relación sería, no tendría que estar como tu niñera en este momento—Sabia que nadie en mi familia me tomaba en serio por el vaivén de mi vida personal y esa mierda no debía importar. Porque Alessio no fue nunca el más estable que digamos.

—Yo no pedí—Alessio levanto la mano para que me callara.

—Si hubieses actuado con madurez, quizás tu padre simplemente habría hecho la transición de mando. Pero en tu vida nunca has tomado algo o alguien en serio—Y mi primo tenía razón, pero les demostraría a todos que se equivocaban conmigo.

***

El cielo estaba todavía oscuro cuando llegamos a la ciudad que nunca duerme y Gina se mostraba algo ansiosa. Habíamos viajado en un vuelo comercial, porque la señora Lombardi no tenía paciencia para esperar que dieran el mantenimiento correspondiente al jet de Alessio y aquella desesperación suya solo alimento un poco más mi curiosidad. Porque algo ocurría, algo que tenía que ver con Genave y aquella familia rusa.

Me sorprendió ver a Genave en el aeropuerto aquellas horas. Nuestras miradas se encontraron por un segundo y a mi mente llego el recuerdo de aquella noche. Ella, sobre mi cama totalmente desnuda. Deseaba a esta mujer y no sabía si podría hacer caso a sus palabras y mantener la distancia. Había probado y quería más, ella era tan culpable como yo de lo que había ocurrido aquella noche. Aparto rápidamente sus ojos de mí y deposito la mirada en su hermana. Alessio levanto una de sus cejas y yo resople fastidiado. Mi primo había dejado más que claro que me quería lejos de Genave, pero lo que él no sabía era que ya estábamos demasiado involucrados.

—No sabía que tu primo también venia—dijo Genave con cierta incomodidad, pero al parecer solo yo lo había notado.

—Tengo asuntos que resolver del negocio familiar, así que aproveche el viaje con Alessio y Gina—Otra vez tuvimos aquel cruce de miradas y no pude evitar mirar sus labios. Eran verdaderamente tentadores. Debes controlarte Leonardo, me dije interiormente.

—Prepare una habitación para ustedes, pero como no sabía que Leonardo venia—escucharla llamarme por mi nombre completo era una maldita fantasía, pronunciado por sus labios era una exótica melodía. Malditas Stevens que demonios era lo que tenían aquellas mujeres.

—Pero con eso no hay problema, hay muchas habitaciones en casa—comento Gina como si nada y su hermana asintió en confirmación.

—También—dijo Alessio —Leo puede quedarse en un hotel—Sugirió de manera despreocupada —creo que no tendrá problema con eso—miré Alessio sorprendido, porque realmente estaba empeñado en mantenerme alejado de Genave.

—Puede quedarse en casa, es bastante grande y tú familia es la nuestra—quise evitar la sonrisa que afloro en mi rostro al escucharla decir aquello, pero fue imposible y con aquella ultima invitación de Genave nos pusimos camino a su casa.

La casa era de esas típicas americanas que no tenían nada de especial y su padre esperaba por nosotros en la entrada. Genave nos pidió no hacer ruido, puesto que su hija dormía. Había olvidado por completo de aquel pequeño detalle que veía incluido en el paquete de Genave. Sabía que se contenía porque no quería lastimar a su pequeña hija y ella tampoco quería salir lastimada, pero una aventura no le haría daño a nadie, ni siquiera a una madre soltera.

Lleve mis ojos alrededor y todo fue nuevo para mí. Estaba acostumbrado a las mansiones y departamentos de lujos, pero aquella mujer vivía en una casa familiar común y corriente. Sin lujos, sin servicio a su mando, simplemente ella, su padre y su pequeña hija y me preguntaba ¿cómo lo hacía? Como podía vivir privada de aquellas comodidades, aunque quizás no lo entendía porque nunca había vivido una vida de necesidad.

—Creo que deberíamos descansar estas pocas horas que nos quedan antes de que salga el sol—comento Gina.

—He preparado tu habitación, así que tú y Alessio pueden ir a descansar. Yo guiare a Leonardo al cuarto de visitas—era tentador, demasiado a decir verdad estar nuevamente en una habitación a solas con ella.

—Descansen—dijo Gina arrastrando a su esposo con ella y yo seguí los pasos de Genave casi pegado a ella.

No pude evitar recorrerla con la mirada y mis dedos picaron por tocarla. Pero no quería asustarla. No quería alejarla mucho más de lo que ya se encontraba, pero me conocía, sabía lo impulsivo que podía ser cuando quería algo con todas mis fuerzas y la deseaba mucho más de lo que ella podía imaginar. Abrió la puerta de la habitación y me hizo un gesto con la mano para que entrara.

—Sé que quizás no es a lo que está acostumbrado, pero podrá descansar cómodo—Sentí una sensación extraña al escucharla tratarme de usted—Descanse— continuo con el mismo respeto ahora dándome la espalda, pero al final no lo soporte.

La tomé del brazo y la metí en la habitación cerrando la puerta detrás de mí. Enrede mis brazos en su cintura y esta trato de alejarme, pero no lo permití. Inhale su aroma y deslice mis manos por debajo de su blusa de franela y al sentir su piel mi pene no tardo en ponerse duro. Genave levanto la mirada y pude sentir en aquel momento el brusco cambio en su respiración y termine allí mismo con la mortificación por la que había pasado todos aquellos días. Reclame sus labios y al sentir aquella suavidad el deseo loco y desenfrenado dentro de mi comenzó aumentar.

Recorrí su espalda con mis manos y lleve las mismas a su trasero, lo apreté suavemente, mientras su lengua y la mía se acariciaban de manera suave y delicada. No había desesperación, pero debía admitir que me estaba conteniendo y no pude evitar mordisquear su labio inferior, había sido una de mis mayores fantasías si volvía a tenerla entre mis brazos. Pero como era de esperar ella coloco las manos sobre mi rostro y me aparto de ella repentinamente. No pude descifrar lo que querían decirme sus ojos, pero era la primera vez que me sentía confundido, no podía explicar cómo me sentía en este momento, tenía una mezcla de emociones dentro de mí que me hicieron sentir confundido. Era la primera vez que sentía algo así en mi vida.

—Hagamos como que nada paso aquella noche, porque ahora no puedo jugar este juego contigo Leonardo. Tengo demasiada mierda en mi vida—Se pasó la mano por el cabello en señal de frustración y comenzó a caminar hacia la puerta, pero yo no podía dejarla escapar. Ahora tenía que confirmar porque los latidos de mi corazón estaban tan acelerados.

Lo claro y oscuro del placer (Libro #3 serie Oscura +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora