Capítulo 10

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El sol comenzaba a ocultarse, enviando los últimos rayos de luz a través de las plateadas y doradas hojas del bosque de Laynas, convirtiendo aquella parte del lugar en algo siniestro y fantasmal. Desconcertado Zeph observó el único sinaider intacto, sin entender como toda la tierra, árboles y plantas alrededor de él estaban quemados, mientras que este no tenía rastros de haber sufrido ningún daño. Agachándose frente a él cogió un puñado de tierra y frunció el ceño al darse cuenta que estaba húmeda.

Una rama se rompió a lo lejos y las felinas orejas de Zeph se movieron en dirección al ruido alertándole que Zach estaba de vuelta. Levantándose se sacudió las manos y se giró para enfrentar al hada.

—¿Alguna novedad? —preguntó mirando los verdes ojos de su amigo.

Zach negó con la cabeza.

—No hay ni un solo rastro que podamos seguir —El hada suspiró cansadamente y sonrió de medio lado al ver el viejo sinaider—. Es irónico como esta mañana pensé que Rowan se equivocaba, y henos aquí en medio de un bosque quemado y ni un solo hilo mágico que nos diga quien fue.

Zeph bufó imaginándose la sonrisa de satisfacción que estaba seguro Rowan tendría si se llegaba a enterar de esto.

—Es una suerte que el viejo duende aún no se haya enterado. No creo poder aguantar su sonrisa burlona si tengo que volver a verla en estos días.

El hada se rió.

—No eres el único. Estoy seguro de que si Shawn vuelve a ver esa expresión en Rowan estará más que tentado a lanzarlo por la ventana de su oficina.

Zeph asintió. No era desconocido para ellos que su amigo no era el mismo desde que Caliza despertó y, a decir verdad, no podía culparlo. No conocía todos los detalles sobre Shawn y su situación, pero estaba bastante seguro que no era agradable.

—Aun así, no entiendo como alguien puede quemar de esta manera el bosque y no dejar ningún indicio —dijo Zach regresando al tema principal—. Cualquiera pensaría que alguien con semejante poder perdería el control sobre su energía mágica, aunque fuera un poco.

Una vez más Zeph tenía que estar de acuerdo. Había pocas personas que pudieran manejar su magia hasta el punto de controlar la energía que dejan al usarla.

—Alan dijo que el incendio comenzó en la noche a juzgar por la columna de humo que se levantó a esas horas, sin embargo, está seguro de que el fuego no duro más de un par de horas y terminó extinguiéndose tan rápido como apareció —informó Zeph moviendo levemente los dedos de su mano derecha liberando parte de la tensión que tenía. Chispas azules grisáceas salieron de su mano bailando por el aire, antes de desaparecer segundos después—. Lo cual no tiene sentido si alguien perdió el control de su magia, como creíamos en un principio.

Zach asintió.

—¿Tal vez algún tipo de pelea? —preguntó el hada.

—No. De ser así hubiéramos encontrado rastros de la otra magia o en el peor de los casos algún cadáver.

—¿Entonces qué crees que sucedió?

Zeph suspiró pesadamente y movió suavemente su larga cola negra.

—A este punto, no sé qué pensar.

El fuerte ruido de alas llamó la atención de ambos hombres quienes levantaron la vista justo para ver descender a Talyx sobre ellos. El enorme animal aterrizó a varios metros de distancia y Shawn pronto bajo de él.

—Nadie en las aldeas cercanas sabe algo —informó molesto mientras se acercaba a ellos—. Sin embargo, Talyx está seguro de que quien quiera que hizo esto tuvo que haberlo hecho usando la magia de Crystalia.

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