Capítulo 12

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Un sombrío silencio llenaba la habitación reflejando el estado de ánimo de los cuatro integrantes en ella. Únicamente los ocasionales zumbidos eléctricos que flotaban en el aire rompían el fúnebre ambiente erizando la piel de las cuatro personas, sin embargo, ellas no parecían ser conscientes de aquel efecto. Ya fuera porque estaban acostumbradas a ello, o porque en esos momentos no podían concentrarse en nada más que el cuerpo frente a ellos.

El veldem se encontraba sobre una suave superficie blanca que flotaba en el centro de la habitación. Su piel, que una vez había sido morena, tenía un desagradable color grisáceo y estaba cubierta de llagas, moretones y varias partes de sus brazos y piernas parecían como si hubieran sido quemadas. La mayoría de su cabello multicolor había desaparecido dejando su cabeza con desagradables zonas calvas cubiertas de arañazos y sangre, como si hubiera sido arrancado. Su mano derecha estaba en un extraño ángulo, al igual que su hombro izquierdo, y sus labios y dedos de los pies tenían un tenebroso color azul, mostrando que de alguna forma había estado expuesto a un frío extremo.

Los rasgos de su rostro delataban que el joven no podía tener más de quince años, lo cual enojaba a todos los que observaban su cuerpo. Nadie podía entender como alguien era capaz de hacer algo así, especialmente a alguien tan joven y los enojaba enormemente no haber podido hacer nada para salvarlo.

Lena lo había intentado, había estado cuidando de él desde el momento en que los chicos entraron con él en su consultorio. Sin embargo, pese a todos sus intentos y al capullo mágico que habían puesto sobre él, el joven había muerto esa mañana, no sin antes decir cosas en medio de su delirio febril.

Apretando la mandíbula Shawn se acercó al cuerpo y estirando suavemente su mano cerró los ojos del joven. No importa cuántas veces lo viera, no podía acostumbrarse a ver los maltratos que habían sufrido todas aquellas personas antes de morir, ni podía evitar que algunos de sus recuerdos se filtraran en su mente desestabilizándolo por completo. El conocimiento de que muchos años atrás él pudo ser aquel joven enviaba escalofríos por toda su columna vertebral, pero lo que ocasionaba que todo su ser se congelara por culpa del miedo, la preocupación y enojo era el saber que su hermana había pasado por todo aquello, que lo más probable es que años después siguiera pasando por eso y que en algún momento su cuerpo no iba a ser capaz de recuperarse terminando igual o peor que aquel joven frente a él.

Enviando chispas violetas por el aire a medida que avanzaba, Zeph también se acercó al joven y cerrando los ojos usó levemente su magia en el cuerpo del veldem. El joven no había muerto hace mucho por lo que debía ser capaz de sentir algún rastro de magia que hubiera quedado en su cuerpo, no obstante, aquella esperanza era muy débil y casi estaba seguro de que no encontraría nada, ya que, en los demás no había logrado hallar ni siquiera un hilo de poder. Es por esa razón que se sorprendió al encontrar no solo uno sino varios hilos de magia que comenzaban a desaparecer. Sin perder tiempo unió su poder a uno de los hilos, intentando extraer algo de su energía para poder saber qué clase de magia era y a quien podría pertenecer, pero por mucho que lo intentó no logró extraerla. Sin embargo, algo extraño sucedió tan pronto lo tocó. Una oleada de sentimientos lo invadió tan repentinamente que el aire salió de él como si lo hubieran golpeado. Frustración, dolor, culpa, desesperación, impotencia y rabia emergieron en él como si fueran suyos y por alguna razón que no comprendió, supo, casi tanto, sobre esa magia y su usuario a través de lo que transmitía que lo que hubiera aprendido extrayendo su energía hacia él.

Aquel tipo de magia era extraña y no pudo reconocerla pese a que conocía todas las magias existentes a lo largo de Crystalia. Su usuario era una mujer con una fortaleza interior tan admirable como la de su magia, y tan peligrosa como sus sentimientos, aunque no podía descubrir por qué. La presencia de los hilos mágicos en el cuerpo del veldem no tenía otro objetivo más que intentar ayudar y salvar al joven, pero ahora que había muerto comenzaba a desaparecer ya que no había más que pudiera hacer. Y ante aquel conocimiento no pudo evitar pensar que era casi como si aquellos hilos de poder tuvieran vida propia sin ser del todo la vida natural de cada magia.

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