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Un tierno hombre se paseaba por los pasillos rumbo a la sala de juntas en Min Entertainment.

Sonreía bonito porque estaba vestido con un esponjoso suéter lila y en medio de éste resaltaban mandarinas bordadas formando la frase I'm your tangerine.

Seguro que Min lo abrazaría enseguida.

Ni crea que le dejaré acercarse.

Jimin se habló a sí mismo y puchereó inconsciente. Aún continuaba resentido debido a que su esposo no quiso tener una cita con él.

¡Esposo malo!

Cuando por fin llegó a su destino muchos hombres apuestos con trajes abandonaban la sala y él amablemente saludó.

Sintió como algo o mejor dicho alguien lo tironeaba hasta mover su pequeño cuerpo hacia el interior de la habitación.

—Ya te extrañaba, bizcochito —escuchó la voz que tanto amaba pero que justamente en ese momento le resultaba un poquito molesta.

Alzó sus ojos solo para observar como los orbes de su esposo se iluminaban.

—¡You are my tangerine! —gritó Yoongi con palpable emoción.

Pero Jimin solo le miró entrecortadamente para alejarse hacia los grandes ventanales.

—Bizcochito... ¿Qué pasa?

—Pasa... ¡Pasa que tú ya no me quieres! —Yoongi le observó asombrado—. ¡No quieres pasar tiempo conmigo!

—¿Esto es por no haber ido al centro comercial? Bizcochito, aunque quería era imposible cancelar la junta.

—¡Es mentira! ¡Solo es una excusa para no estar conmigo! —gritó dramáticamente con sus ojitos cristalizados.

—Sabes que te amo muchísimo. Nunca digas lo contrario —susurró posándose junto a él y abrazándolo por la pequeña cintura.

—¿Quieres pasar en compañía de tu esposo esta tarde? —musitó y Jimin asintió despacio

—Me encantas y con ese suéter mucho más. —Jimin sonrió malicioso cuando el mayor empezó a palpar sobre el estampado y a besar su cuello suavemente.

—No Yoonie. Te perdono pero no hay besitos para ti —susurró zafándose del agarre.

—Bizcochito... ¿En qué quedamos?

—En que no debemos mezclar los besitos con los enojos —respondió apretando sus labios en un tierno piquito.

—Eso bizcochito, así que no puedes negarme tus dulces besos.

—¡Ahg! Está bien, pero cargame y quiero cariñitos.

El CEO Min hizo exactamente lo que su pequeño esposo le pidió. Más tarde abandonaron la empresa para dirigirse a su dulce hogar. Aún tenían una tarde que compartir entre tiernas caricias, besos y caprichos.

•😽•

—Acepta, Yoonie bonito. ¿Shi?

—Bizcochito, eso va a pisotear mi swag.

—Yo quiero, quiero, quiero. ¡Quiero!

Jimin enfurruñado cruzó sus brazos y se ubicó sobre la cama. Dándole la espalda a su esposo.

El mayor suspira, esas son las típicas actitudes cuando se le niega algo.

¡Por todos los cielos!

Min Jimin no era ningún chiquillo para comportarse así.

Inhala y exhala.
Tú lo amas. Cuenta hasta cien, tú lo amas, cuenta hasta cien.

Una vez calmado, Yoongi busca el bolsito morado de maquillaje que su esposo tiene sobre la peinadora.

Camina hacia el muchacho berrinchudo y lo sujeta de los brazos para en un movimiento fuerte, pero sin llegar a lastimar, dejarlo frente a él.

—Quiero quedar muy guapo —es lo único que dice. Sin embargo, le sonríe bonito. La típica sonrisa de gomita que calienta el corazón del castañito.

Cuando regresaron del trabajo a Jimin se le ocurrió la magnífica idea de probar su nueva colección de maquillaje y para eso necesitaba un modelo.

¿Quién mejor que su amado esposo?

Pues nadie.

Esa es la simple historia de como el swag de Min Yoongi fue pisoteado por el amor de su vida.

Pero ver la emoción con la que el menor aplicaba los diferentes tonos en su rostro y el entusiasmo con que el le explicaba la utilidad de cada pequeño recipiente le hacía sonreír como un loco enamorado.

La felicidad de Min Jimin es su vitamina diaria.

Y así fue como Min Yoongi terminó con dos moños sujetados por lazos blancos y con un suave rubor en sus pálidas mejillas.

El caliente CEO Min fue sustituido por un bonito y adorable gatito.


































°.•*¨♡ Esposo Consentido ♡¨*•.° YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora