°.•*¨♡ Esposo Consentido ♡¨*•.° YoonMin

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—¿Así está bien, bizcochito?

El pequeño castañito que se encontraba sentado en el cómodo mueble marrón, asintió viendo como su esposo arreglaba las pequeñas prendas de su hija.

Decidieron desocupar algunos cajones y con la instalación de varias cajoneras en el clóset de Jimin, estaban arreglando las prendas que usaría su gatita en los primeros meses de vida.

El resto de ropa la arreglarían en su habitación cuando estuviera lista.

Claro que Yoongi era el único que se encargaba de acomodar.

Porque Jimin estaba perfectamente sentadito con una manito sobre su pancita comiendo unos deliciosos mochis, mientras dictaba las órdenes que su bonito esposo acataba sin rechistar.

El tiempo pasaba volando y Jimin cada vez tenía más pancita, su bebé estaba creciendo sana y ellos estaban tan agradecidos por eso.

Sí Yoonie, los enterizos más pequeños déjalos a la llegada.

Yoongi no fue a la empresa porque irían donde la doctora, el castañito estaba por entrar a su octavo mes de embarazo y Yoongi quería algunas recomendaciones para cuidarlo.

Además, tendrían que acordar la fecha de la cesárea. Hablaron y Jimin le advirtió a su esposo que por nada del mundo sería un parto natural.

—¿Por qué no haces nada?

—Porque soy un bebé —respondió mandándole un besito volado—. En realidad estoy pensando si después de que nazca la gatita debería regresar a la universidad.

Yoongi se sorprendió ante eso, su hija demandaría muchos cuidados, aún así aceptaría la decisión que su esposo tomase.

—Si quieres deberías regresar. No te falta mucho para graduarte —musitó—. Pero obviamente debes esperar un tiempo para recuperarte de la cirugía y también debemos organizarnos para cuidar de nuestra hija -aconsejó terminando de ordenar los enterizos tal y como Jimin había dicho.

Levantándose, caminó hasta donde Yoongi se encontraba, intentó abrazarlo por la espalda pero su pancita se lo impidió, así que tocando su espalda con su pequeño dedito, llamó a su esposo para que se diera la vuelta.

Yoongi sonrió por la ternura que desprendía y más cuando hizo que lo abrazara.

—¿Por qué tienes que ser tan bueno conmigo?

—Porque te amo —respondió Yoongi besando los castaños cabellos—. No tienes idea de cuánto te amo.

Escuchando como el menor sollozaba, sonrió por lo sentimental que era Jimin debido a su embarazo.

—Mi-mira lo que haces. —Tartamudeo—. Yo también te amo, Yoonie.

Dejando suaves golpes en la espalda de su esposo, esperó a que se calmara para continuar arreglando las cosas de su hija.

No funcionó, porque Jimin le pidió que se metiera a la cama y que le mime, más tarde, tuvieron que levantarse para ir con la doctora.

Ella les dijo que su bebé estaba en perfecto estado, hicieron una ecografía y acordaron la cita para la cesárea.

Salieron del hospital tomados de la mano y mientras el sol se escondía Jimin pudo ver la perfecta imagen de su esposo.

Por todos los mochis del mundo.

Lo amaba demasiado.