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El viernes había llegado y Jimin junto a su amado esposo se encargaron de comprar la comida que posteriormente usarían para la reunión del día sábado.

Estaba muy emocionado. Él no era de aquellos a los que le llovían amigos. Es decir, con muchas personas saludaba y sonreía amablemente pero hasta ahí.

Se sentía incómodo con quienes no conocía y por eso se limitaba a interactuar. Además, muchas veces tuvo que soportar malos tratos a causa de la envidia, aún así nunca se dejó intimidar y como consecuencia prefería que su círculo de amistades sea limitado pero sincero.

Los podía contar los dedos de sus rechonchas manos.

Por eso quería organizar una reunión en la que todos puedan divertirse y sobre todo distraerse.

—Taehyung, vamos ir a comprar algunas cosas, ¿quieres venir? —preguntó a quien lo ignoró como si no existiera—. ¿Sigues enojado por nuestra peque pelea? Eso es injusto, tú también rasguñaste mi delicado rostro.

—Agh. No puedes vivir sin mí. —Jimin rodó los ojos—. Invité a Hobi a comer ramen, así que bye.

Justo en ese momento se escuchó el sonido de la bocina del auto en el que ya se encontraba Yoongi esperando. 

—Está bien, me largo. No harán nada porque sé muy bien que significa cuando te invitan a comer ramen.

Taehyung solo rodó los ojos.

•🛍•

La pareja llegó al centro comercial, y después de estacionar en el subterráneo del edificio, subieron hacia el primer piso en donde los diferentes locales se ubicaban.

Porque Yoongi sabía lo que le esperaba; visitar varias tiendas de ropa y al final ir por la comida.

Así que en silencio y agarrando la mano de su esposo, dijo:

—Vamos, bizcochito. Allá está lo que buscamos —apuntó hacia un local forrado por propagandas con todo tipo de alimentos. Pero recibió una muda respuesta por lo que regresó a ver a su esposo—. ¿Pasa algo?

Jimin apuntaba con su mirada al piso y sus dedos índices se unían en un adorable gesto.

—Es que primero quiero ir a visitar la tienda de Balenciaga. Sacaron nueva ropita bonita.

Yoongi suspira porque su intuición no era equívoca, y la forma en que pidió es demasiado tierna para su pobre corazón enamorado.

—Todo lo que mi bizcochito quiera.

Le dijo y sonrió en grande cuando Jimin se abalanzó a su cuerpo. Abrazados fueron a conseguir esa ropa que tanto demandaba el castañito.

—¿Qué te parece esta, Yoonie bonito? —preguntó, en tanto modelada una camiseta amarilla que se ceñía a su delgada figura—. Me gusta pero parezco Bob Esponja.

Yoongi analizó la prenda, para él la pregunta no tenía sentido pues todo lo que Jimin usaba era perfecto.

—Lo importante es que te guste a ti, bizcochito. Pero ya que preguntas, te queda hermoso.

—Entonces, me la voy a llevar. Ya vengo. —Alegre desapareció tras el vestidor. Yoongi solo suspiró resignado. Mucho tiempo desde la última vez que acompañó a Jimin de shopping y se siente un novato.

—¿Te gusta, Yoonie bonito? —alzó la mirada para ver a su esposo y se quedó con la boca abierta y hasta la baba estaba a punto de salir en grandes cantidades.

Jimin vestía un pequeño short jean que resaltaba su trasero y se apretaba a sus gordos muslos y este estaba rodeado por gran cantidad de pequeñas mandarinas.

El pobre hombre iba a enloquecer; no sabía de donde diablos sacaba esas ideas tan lindas y originales pero le encantaban.

¿Qué era mejor que las mandarinas?

Pues Jimin.

¿Y qué era mejor que Jimin?

Jimin cubierto de mandarinas.

¿Y qué era mejor que eso?

Pues nada.

Oficialmente, Min Yoongi volvía enamorarse de la misma persona.

•🥓•

—¿Bife de chorizo o salchichas hornadas? —Jimin interrogó.

En cada mano tenía diferentes embutidos que se perdían en tonalidades rojas.

Hace media hora que habían abandonado la tienda de ropa para concentrarse en el motivo por el cual llegaron al centro comercial.

—Me gusta más el bife. —Contestó Yoongi, se encontraba de espalda buscando algunas verduras frescas.

—¡Chócala! 

El mayor giró en su lugar para recibir a un animado castañito alzando su mano derecha.

Entonces, prosiguieron a topar sus palmas, pero Jimin no esperó que su esposo en un movimiento ágil jale de su pequeño cuerpo y lo aprese entre esos fuertes brazos. 

—Te quiero, bizcochito y me encanta hacer estas cosas contigo. Mejor dicho, me encanta hacer todo contigo. 

Un calorcito rodeó el cuerpo del castaño cuando unieron sus labios. 

—¿No necesitamos nada más? —preguntó el menor separándose del cuerpo de su esposo.

—No, eso es todo. Lo demás tenemos en la casa. 

Jimin asintió.

—Vamos, estoy cansadito y necesito acurrucarme contigo en nuestra camita. 

Sus labios formaban un pequeño mohín, provocando que Yoongi deje un último beso y se encaminaran a pagar las cosas que yacían en el carrito de compras. 

°.•*¨♡ Esposo Consentido ♡¨*•.° YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora