Nox observó desde su cama como su hermana se vestía dispuesta a marcharse al pueblo. Sentía que cada vez que se acercaban a su pasado, más se alejaban de su futuro juntas. Y aún negándose s admitirlo, la preocupaba. Dies era para ella más que una hermana gemela, parecía que habitara en su ser como una parte vital en su vida. Se desperezó en cuanto el silenció abrumó a la casa. Se frotó la sien contemplando la portada de uno de los libros. No tenía título, ni lomo. Parecía bastante ligero. Y ya no quemaba.
Al abrirle encontró las primeras hojas arrancadas, por lo que la idea de examinar ese libro se la hizo menos llamativa e interesante. Ya no podría sumergirse en la novela, conocer a los personajes en persona y deambular por sus calles. La única hoja, que estaba entera e intacta de cualquier suciedad; era la página 23. Nox comenzó a leer mentalmente los primeros párrafos, pero no era suficiente para entablar la conexión con la narración. Volvió a intentarlo haciendo acopio de todo el potencial que había descubierto. Finalizó la hoja por ambas caras y cuando quiso continuar su lectura observó que el resto de las hojas también estaban arrancadas, manchadas con la tinta que se había corrido o arrugadas como si las hubieran empapado. “¿Sólo es un fragmento de un cuento sobre una sirena?” se extrañó cogiendo el siguiente libro. Y el siguiente, y así sucesivamente.
Cuando se quiso dae cuenta ya no la importaba las escasas hojas, sino las historias. Parecía que la corta lectura lograba distraerla de la vida en la tierra, de lo que habia sucedido la noche anterior y la elevaba alto haciéndola abandonar la realidad. Sumergiéndola no en los párrafos ni palabras, sino en su propia mente, donde la imaginación viajaba cómodamente creando imágenes, diálogos y escenas que se veían representadas de manera casi real. Era bastante entretenido, y sabía que lo que sucedía dentro de su mente, lo que se narraba en aquellas páginas no la dañarían. Encontró una porción de hoja en la que solamente había una frase.
“Treinta y siete grados y quince minutos de longitud al oeste del meridiano de París, y treinta grados y siete minutos de latitud Norte, es decir, a unas trescientas millas de las costas del Japón. Hoy es 8 de noviembre, a mediodía, y aquí y ahora comienza nuestro viaje de exploración bajo las aguas”- leyó en alto y seguidamente el resto de hojas a excepción de la pagina 51 estaban arrancadas.-"Cuando súbitamente se hizo la oscuridad, una oscuridad absoluta. El techo luminoso se apagó, y tan rápidamente que mis ojos sintieron una sensación dolorosa, análoga a la que produce el paso contrario de las profundas tinieblas a la luz más brillante. Nos habíamos quedado mudos e inmóviles, no sabiendo qué sorpresa, agradable o desagradable, Os esperaba. Se oyó algo así como un objeto que se deslizara. Se hubiera dicho que se maniobraba algo en los flancos del Nautilus.
-Es el fin del final -dijo Ned Land.
-Orden de las hidromedusas se oyó decir a Conseil.
Súbitamente, se hizo la luz a ambos lados del salón, a través de dos aberturas oblon-gas. Las masas líquidas aparecieron vivamente iluminadas por la irradiación eléctrica. Dos placas de cristal nos separaban del mar. Me estremeció la idea de que pudiera romperse tan frágil pared. Pero fuertes armaduras de cobre la mantenían y le daban una resistencia casi a infinita. El mar era perfectamente visible en un radio de una milla en torno al Nautilus. ¡Qué espectáculo! ¿Qué pluma podría describirlo?
¿Quién podría pintar los efectos de la luz a través de esas aguas transparentes y la suavidad de sus sucesivas degradaciones hasta las capas inferiores y superiores del océano? Conocida es la diafanidad del mar. Sabido es que su limpidez es aún mayor que la de las aguas de roca.
Las sustancias minerales y orgánicas que mantiene en suspensión aumentan incluso su transparencia. En algunas partes del océano, en las Antillas, ciento cuarenta y cinco metros de agua dejan ver el lecho de arena con una sorprendente nitidez y la fuerza de penetración de los rayos solares no parece detenerse sino hasta una profundidad de trescientos metros.
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Iluminando la noche
Teen FictionEsa noche amanecerán las estrellas y oscurecerá la luna. Si solo el contacto provocaba desastres naturales en otras partes del mundo, en su pequeño mundo todo se derrumba. La intriga azota cada sentimiento, incluso el recién llegado Njell se ve envu...