Lo había decidido, quería poner punto y final a su mala suerte con el amor. Había tomado una medida un tanto desesperada y antigua, se había apuntado a una agencia de citas por internet. Algo que se puso de moda cuando su madre tendría su misma edad.
Patricia se colocaba el pelo sobre los hombros y esperaba estar radiante. Se encontraba nerviosa, había puesto muchas expectativas en el proyecto.
El restaurante, al menos, era bonito. 5 chicas como ella estaban sentadas en unas pequeñas mesas circulares dispuestas por una estancia del restaurante. Eran citas rápidas. 7 minutos por persona. Cuando la coordinara tocase el timbre los hombres empezarían a rotar por las mesas y al final de la jornada, Patricia habría conocido a 5 apuestos hombres. O eso esperaba ella.
Suena el timbre.PATRICIA: ¿Y en qué trabajas? (preguntó nerviosa)
Intentaba sonreír, aunque el hombre que tenía en frente le causaba cierta repulsión. Era bajito y con una nariz alagueña, algo que le resultaba horrible. Miro la etiqueta dónde estaba su nombre escrito.
WILL: Soy tanatopractor. (mientras daba buena cuenta de su bollo de pan. Sonrió enseñando unos dientes torcidos)
PATRICIA: Qué interesante. (Irónica. Lentamente dejando el tenedor en la mesa)Suena el timbre.
PATRICIA: Así que eres latino (mientras se llevaba un bocado de su ensalada césar a la boca)
HERNESTO: Argentino. De hecho soy tres curtas partes argentino, una cuarta parte portugués y una quinta parte árabe.
Patricia lo miró muy seria, le costaba entenderle cuando hablaba.Suena el timbre.
Suena el timbre.Era el último chico y aún tenía esperanzas. Apuesto, con barba, ojos verdes y un bonito nombre. Roberto.
Trabajaba como abogado para una importante compañía y era caballeroso. Estaba realmente contenta.
PATRICIA: ... y entonces, lo destapó y no había nada (ambos rieron)
Le encantaba la manera en la que se le marcaban los hoyuelos cuando se reía, estaba casi segura que había encontrado a su hombre perfecto.
ROBERTO: ¡Vaya! No esperaba ese final para nada. (cómplice)
Patricia se sonrojo.
ROBERTO: Estás colorada. (sonriendo)
Sonrió tímida y se llevó las manos a las mejillas. Tenía razón, estaba colorada, sentía cierto rubor en sus mejillas.
El rubor aumentó.
Roberto la miró preocupado.
Una camarera se acercó para tomar nota del postre.
CAMARERA: ¿Habéis decidido qué tomar de postre?
El corazón de Patricia comenzó a latir a toda velocidad.
ROBERTO: ¿Patricia, te encuentras bien?
De repente Patricia comenzó a brillar, una luz rosada salió disparada de su cuerpo e iluminó toda la estancia. Notó como si todo su cuerpo vibrase a la vez. Como si una parte de ella quisiera salir de su cuerpo.
Cerró los ojos debido al fogonazo de luz.
Al par de segundo los abrió, todo había acabado. Pero algo raro estaba pasando. Todos los presente se estaban besando. Todos. Todas las mesas de chicos y chicas, la organizadora se estaba besando con su ayudante y, Roberto, se estaba besando con la camarera.
Patricia no entendía nada de lo que estaba pasando y los demás parecían no querer saber nada del salvo la boca de su pareja.
Cogió el bolso lo más rápido que pudo y salió corriendo de allí.MELINDA: No, ahí no. Un poco más a la derecha. ¡¡No!!
Melinda intentaba darle indicaciones a Jared para que colocase un cuadro en el sitio indicado, pero no conseguía que su marido acertase con sus instrucciones.
MELINDA: ¡Baja! (molesta) es que tengo que hacerlo yo todo.
JARED: Es que debías haberlo hecho. ¡Debías haberlo puesto tú desde el principio!
MELINDA: Perdón por pedirle ayuda a mi marido. ¡Perdón! (sarcástica)
JARED: No me vengas con tus rollos moralistas, Melinda Halliwell.
MELINDA: Jared Bradford, no te atrevas a llamarme por mi nombre completo.
En ese momento Patricia irrumpía en la casa de los Halliwell.
PATRICIA: Dios mío (cerrando la puerta de un portazo)
MELINDA: ¿Qué ocurre?
PATRICIA: ¡Es el peor día de mi vida! (dijo entre lágrimas)
JARED: Parece que alguien ha desayunado algo de drama esta mañana (sonriendo divertido)
Patricia y Melinda le echaron una mirada inquisitaba y dejó de sonreír.
PATRICIA: ¡PHOEBE!
MELINDA: ¿Pero qué ha pasado?
JARED: Estás colorada.
PATRICIA: Necesito hablar con Phoebe. ¡Phoebe!
Unos pasos se oyeron por la escalera.
PHOEBE: ¿Qué pasa? (asustada)
PATRICIA: ¡Alerta negra!
PHOEBE: (con los ojos muy abiertos) ¡Iré a por el helado!
PATRICIA: No hay tiempo para helados, baja aquí.
Las dos hermanas se sentaron en el salón y, Melinda y Jared, permanecieron en el pasillo observándolas.
MELINDA: Buen comentario el de antes (le dijo sonriendo)
Jared le devolvió la sonrisa y le dio un tierno beso
MELINDA: Parece que sabes hacer algo, aparte de morirte. (dijo graciosa)
JARED: Es que siempre tienes que estropear nuestros momentos bonitos.
PATRICIA: Estaba en la cita que organizó la agencia de internet, como ya sabes, y de repente, he empezado a brillar.
PHOEBE: ¿Qué quieres decir? (torciendo la cabeza)
PATRICIA: He brillado, he comenzado a ponerme colorada y he brillado.
PHOEBE: ¿Pero cómo es posible?
PATRICIA: ¡No lo sé! He brillado y lo peor de todo es que todo el mundo que estaba cerca ha empezado a besarse. ¡Todo el mundo! Todo el mundo menos yo. Y Roberto, el chico más mono que jamás hayas podido imaginar se estaba dando el lote con la camarera. ¡Con la camarera! ¡Delante mía! Me quería morir.
PHOEBE: Oh, cariño, lo siento mucho (ambas se abrazaron)
PATRICIA: ¿Qué hago? ¿Debería llamarlo? Tengo su número aquí.
PHOEBE: Llámalo, seguramente no dará importancia a lo que ha pasado.
PATRICIA: ¿Seguro? Es que me dará vergüenza mirarle a la cara.
PHOEBE: Seguro. Además, no sabrá explicar lo que ha pasado y si tú no le das importancia, él, no se la dará.
MELINDA: ¡Un momento!
Las dos hermanas se callaron y miraron a su prima que había entrado en el salón.
MELINDA: ¿Es que no vais a darle importancia al hecho de que Patricia haya brillado?
JARED: ¿Pero qué manera de comunicaros tenéis?
MELINDA: ¡Patricia, has brillado!
PATRICIA: Lo sé Melinda, estaba allí. (dijo sarcástica)
JARED: Deberíamos investigar sobre el tema. Nunca había oído hablar sobre alguien que brille y que, de repente, todo el mundo empiece a besarse. Es una locura, es extrañísimo.
PATRICIA: Muchas gracias (al borde de las lágrimas)
PHOEBE: Jared, no nos ayudes.
MELINDA: Deberíamos contactar con Owen.
PHOEBE: De acuerdo, lo llamaré.
JARED: Yo iré a mirar en el libro de las sombras.Owen orbitó en el salón de la mansión Halliwell. Jared y Melinda habían investigado en el libro de la sombras y no habían encontrado nada sobre el brillo que había causado Patricia.
PHOEBE: ¿Y bien?
OWEN: No saben nada. Hemos llegado a la conclusión de que es un nuevo poder adquirido.
PATRICIA: ¿Un nuevo poder? ¡Pero que clase de poder mierda es este!
Melinda reprimió una risita
PATRICIA: Es el fin de mi vida social. No puedo salir a la calle y comenzar a brillar. No quiero ser una lámpara humana. (comenzó a sollozar)
PHOEBE: Venga, Patricia, no te pongas así.
PATRICIA: Es que no necesito un nuevo poder. No necesito brillar.
OWEN: Lo siento, pero es que no le damos otra explicación. Puede que sea por descendencia de tu padre.
PATRICIA: De mi padre he heredado sus labios y no quiero nada más.
PHOEBE: Patry...
Patricia se encontraba incómoda, se levantó del sofá para estirar las piernas. De nuevo se sentía ruborizada, las mejillas le iban a estallar.
PATRICIA: Creo que está pasando otra vez.
Phoebe, Owen, Melinda y Jared se sobresaltaron. Phoebe agarró la mano a Owen.
PHOEBE: Tranquilízate, Patricia. Respira. Respira.
PATRICIA: ¡No puedo!
Esta vez lo notó con más claridad, tenía la sensación como de querer estornudar. Y hasta que no brilló, no cesó esa sensación.
Cuando abrió los ojos, sus prima Melinda estaba besándose con su marido. Y su hermana, hacía lo propio con Owen.
De repente, su hermana Phoebe y Owen orbitaron del salón.
PATRICIA: ¿¡Phoebe!?
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Tres veces tres. - Encantado
FanfictionEs un fan-fic que narra la historia de los hijos de Piper, Phoebe y Paige aproximadamente 28 años después del final de la serie original de EMBRUJADAS. La nueva generación Halliwell deberá aprender a compaginar sus complicadas vidas personales con l...