54. Los astrales pasajeros.

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La nieve volvía a caer con violencia en la ciudad de Chicago, inundando de un luminoso blanco calles repletas de coches aparcados en fila. Un coche entraba con dificultad en un amplio barrio mientras su dueño refunfuñaba, acompañado de una joven pelirroja.

HENRY: ¡Mierda de coche, debí haberle puesto las cadenas!
CHICA: ¿¡Dónde está tu casa!? (Le dijo besándolo y tocándole el pecho con el dedo índice)
HENRY: ¡Estamos delante, es esa de ahí! (sonrió pícaramente)

Los dos salieron del coche y acto seguido tiritaron al notar el frío de la calle. Subieron a zancadas las escaleras que terminaban enfrente de la Mansión Halliwell.

CHICA: Tengo mucho frío ¡Date prisa, por favor!
HENRY: Sí, sí. ¡Voy, voy, es que no encuentro las llaves!
CHICA: ¡Bueno, ¿no vives con tus primos?! ¡Pues toca el timbre!
HENRY: ¡Ni loco! (Palpó sus llaves en uno de los bolsillos de su chamarra) ¡Ah, ya está! (Cogió las llaves y sigilosamente abrió la puerta)

Parecía que no había nadie.

CHICA: Si no hay nadie...
HENRY: Qué raro (agregó extrañado) ¡Pero mejor, mucho mejor!

Ambos fueron poseídos por la pasión. Él se quitó la chamarra y la camiseta, quedándose desnudo de cintura para arriba, al igual que ella, acompañada de un sujetador negro. Por suerte, en la casa permanecía siempre bien el calor de la chimenea, y el de la calefacción.

CHICA: ¿Tu habitación decías que estaba arriba, no? (dijo besándolo)
HENRY: ¡Sí, sí!

Los dos jóvenes subieron corriendo las escaleras hasta el segundo piso. Él entró corriendo a su habitación, a la que compartía junto a Chris y Wyatt, desaparecido desde hacía casi una semana. Ella se quedó fuera esperando.

CHRIS: ¡¡¡AH!!! (Gritó asustado) ¿¡Qué haces aquí!?
HENRY: Me he traído a una chica... (susurró) si me dejas la habitación a solas...
CHRIS: ¡Estoy buscando a Wyatt, imposible!
HENRY: ¡Y yo también llevo toda la semana buscándolo, pero necesito desconectar!
CHRIS: Maldita sea... Si esto se lo cuento a mi hermano ni se lo cree. (Miró su reloj digital) ¿Vas a tardar mucho? (Hubo un silencio) Bueno, da igual, no hace falta que contestes, no me interesa saberlo. Una pedazo mansión y vivimos todos aprisionados...

Chris se levantó de la mesa, apagó las velas de invocación y el caldero que emanaba gases raros, y se fue suspirando de la habitación. Afuera, saludó a la chica mientras ésta entraba riéndose a la habitación. Chris se sentó en el suelo, enfrente de la habitación de Rachel, que estaba ocupada "estudiando unos tratados de medicina mágica" con Bobbie. Chris se rió tímidamente, pues quizá Rachel pensaba que tenía una familia atontada.

Melinda apareció por el pasillo, recién llegada de la primera planta, con una Bianca dormida en un brazo mientras que en la otra mano llevaba las ropas de Henry y la chica que habían dejado abajo, y se extrañó al ver a su hermano sentado.

MELINDA: Qué gente más cerda (dijo al verse repleta de ropa ajena). ¡Uy! ¿Qué haces a estas horas despierto?
CHRIS: Estaba buscando a Wyatt... hasta que ha venido Henry con una amiga...
MELINDA: Ah, claro... Puedes dormir conmigo, la cama de matrimonio es bastante grande... No me acostumbro a dormir sola. (confesó)
CHRIS: Gracias, pero me quedaré aquí, esperando. ¿Y tú?
MELINDA: Estaba en la cocina... recuérdame que mañana hay que llenar de nuevo la nevera...
CHRIS: No puedo dormir. ¿Subimos al ático y seguimos buscando a Wyatt?
MELINDA: No podemos. Hace un par de horas ha llegado Prue desde Los Ángeles y sigue buscando soluciones a lo de Phyllis. No quería preocuparla más y no le he dicho nada sobre la desaparición de Wyatt. De hecho, mamá tampoco lo sabe.
CHRIS: Has hecho bien.
MELINDA: Bueno, parece que los Mitchell hoy han triunfado, al menos. (Dijo sonriendo mirando a una puerta y a otra)

Alice y Patricia salieron de su habitación, ambas en pijama y se metieron de lleno en la conversación de los hijos de Piper.
ALICE: ¿Algo nuevo sobre Wyatt?
CHRIS: Nada.
PATRICIA: Mel, sé que con esto de Wyatt igual no te gusta mucho la idea. ¿Pero qué te parecería una cena romántica mañana mismo con Jared?

Alice le dio un codazo a su hermana mientras Mel refunfuñaba como un toro

MELINDA: ¡Ay, qué pesada! ¿Qué vas, a comisión?
ALICE: ¿Me dejas coger un momento a Bianca? (dijo intentando integrarse con todos) ¡Cómo pesa!. Así mejor, así tienes las manos desnudas para explotar a mi querida hermana. (Dijo irónica)

De repente, los cuatro se quedaron en silencio al oír unas extrañas pisadas.

PATRICIA: ¿Nos atacan?
CHRIS: ¡Tened cuidado!
ALICE: ¡Tranquilos todos que sea quien sea ya puedo congelarle el culo!

Pero todos suspiraron aliviados al ver que las pisadas extrañas en la madera fría eran de Phoebe Jr, que con una mirada de muerta viviente, de cansancio atroz, salía de su habitación un pelín agobiada.

PHOEBE: Me da la sensación de que alguien me está vigilando.

Desde que la barrera mágica se desprendiera de su cabeza, todos los Halliwell miraban con más preocupación a Phoebe.

MELINDA: Phoebs, ¿te hago una tila?
PATRICIA: ¡Sí, y te la caliento en un periquete con mi poder!
PHOEBE: Si yo estoy tranquila, de verdad. Sólo que alguien me está vigilando...
CHRIS: Seguramente sean los Ancianos. Tranquila. Si antes nos vigilaban mucho, ahora más.
PHOEBE: Si tú lo dices...
ALICE: Anda, échate a dormir, que Patty y yo ahora vamos.
PHOEBE: Está bien...

Phoebe entró de nuevo a su habitación, con desgana, y dejó la puerta entreabierta para esperar a sus dos hermanas.

CHRIS: Bueno... pues yo me voy a la cocina a seguir buscando a Wyatt. Si queréis algo, ya sabéis.
MELINDA: Christopher, puedes dormir conmigo, estás agotado (Recibiendo en brazos a Bianca mientras su hermano se negaba). Chicas, yo también me voy a dormir.
ALICE: Nosotras también.
PATRICIA: Buenas noches Mel, y sueña con Jared.
ALICE: ¡Patty, estás jugando con fuego! (agregó arrastrándola de los brazos)

Por su parte, Prue seguía en el ático, mirando página a página El Libro de las Sombras en busca de un hechizo que pudiera repeler toda maldad de su hija perdida. Además, tenía un as en la manga, antes de irse de viaje a Los Ángeles, le había robado su diario a Melinda. A día de hoy, casi todo era electrónico, pero Mel tenía cierta relación con el pasado, y escribía a boli en un libro como las niñas de cuarenta años atrás.

En una de las páginas Prue leyó cómo se sintió Mel al perder a su prima Helen, pero páginas atrás, meses atrás, encontró una página dónde Mel escribía que Bianca, la fallecida madre de Jared, se había materializado y pudo purificarle el corazón a su hijo quitándole todo ápice de maldad como emisario de Arazot. ¿Y si Bianca, la madre de Jared, era la solución?

Pero entonces, dejó aparcada esa idea y volvió al libro de las Sombras. Y se fijó en el Hechizo para derrotar al Suxen. Y recordó ahí, contado treinta años después por sus hermanas, que las tres se salvaron de Zankou gracias a que usaron el poder de la proyección astral, el segundo poder de Prue, que le enseñó a usarlo a su cuñado Leo poco antes de morir. ¿Y si la proyección astral era vital para salvar a Phyllis?

Desde que regresó a la vida, Prue había visto, oído y conocido decenas de nuevos poderes, y recordó cómo pudo poseer astralmente a una Guerrera del Ejercito de James en el mercado demoníaco. ¿Y si ella misma pudiera crear un hechizo que multiplicara su poder de proyección y pudiera viajar hasta 1997 para poseer a su mismo yo y así cambiar la historia?

Prue cogió boli y papel y escribió una fecha; 23 de noviembre de 1997, el día en el que los Ancianos contactaron con su abuela Penny para deshacerse de la recién nacida. Cogió un mechero y quemó el papel, las cenizas cayeron en el caldero mientras decía unas palabras:
"A través del tiempo y del espacio.
Mi cuerpo astral entra en acción.
Dispuesta estoy a entrar en posesión.
Prue Halliwell. 23 de noviembre de 1997.
En ti busco la solución"

Prue entró en trance, golpeándose la cabeza contra la mesa, para desplomarse al suelo junto al caldero. Haciendo un ruido atroz que despertó a Melinda, que subió corriendo.

Phoebe Jr también escuchó ese ruido, y se desveló, asustada.

PHOEBE: ¿¡Lo habéis oído!?
ALICE: Chssssss, duerme anda.
PATRICIA: Mel... Jared... (decía en sueños)
ALICE: Chss, calla pesada. Phoebs, habrá sido Mel, que estará devorando otra vez la nevera...
PHOEBE: No sé, creo que venía de arriba, del ático. ¿Y si nos están atacando, qué opinas?

Pero nadie de sus dos hermanas contestaba.

PHOEBE: ¿Alice, Patty?

Y otra vez se había quedado desvelada, con la sensación de que alguien la vigilaba. ¿Pero quién?

PHOEBE: Sé que estás ahí.

Y entonces, se levantó de la cama y encendió la lamparita de su mesilla de noche. Y ahí estaba, una chica joven, unos diez años mayor que ella, pero con una mirada familiar. La mujer solamente le sonrió

MUJER: ¡Te necesito, por favor, ven conmigo!
PHOEBE: ¡¡ALICE, PATTY, UN ATAQUE!!
MUJER: ¡¡Chssssssss!!

La chica, vestida con ropas de un estilo futurista incluso para el recién llegado 2036, se acercó corriendo hacia Phoebe, le cogió de una mano y se quedó dormida plácidamente, cayendo en la cama mientras que la mujer futurista, desapareció.

ALICE: ¡¿Phoebe, qué?!
PATRICIA: ¡¿Qué le ha pasado?!
ALICE: Está viva, sólo está durmiendo (dijo tocándole el pulso). Pero menudo grito ha pegado...

Rachel y Bobbie completamente tapadas por las sábanas entraron corriendo a la habitación de las hijas de Phoebe. Y pocos segundos después, Henry hizo lo mismo.

RACHEL: ¿¡Qué ha pasado!? (se alertó)
ALICE: ¡Dínoslo tú, que eres médica! ¿Está dormida, no?
PATRICIA: Oye, ya sentimos que os hayáis desconcentrado de estudiar esos tratados tan importantes de medicina mágica... (dijo irónica)
BOBBIE: Nada, tranquila (se ruborizó)
PATRICIA: ¿Tú también estabas estudiando, no? (le sonrió a su primo Henry)
HENRY: Ya, ya se ve que a una medio-cupido no se le puede mentir...
RACHEL: Está bien, Phoebs está estable. Creo que está en un sueño. Me aventuraría a decir que está viviendo una especie de premonición de muy larga duración.
ALICE: Esa es mi chica, la pequeña con tropecientos poderes y encima progresando a la velocidad luz.

Melinda entró también en la habitación, preocupándose por su prima pequeña.

MELINDA: ¿Está bien, no?
RACHEL: Sí, sí. No le pasa nada.
MELINDA: Pues sube para arriba, Rachel, por favor. Qué Prue también parece dormida. Creo que ha hecho algo raro con su poder de proyección astral.
Rachel suspiró, pero no por sentirse agobiada, sino porque estaba con una simple sábana en pleno invierno, por lo que Melinda entendió que antes de todo, Rachel se pondría rápidamente el pijama y subiría arriba.

MELINDA: Te espero arriba.

Tres veces tres. - EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora