62. Curtis.

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9 de Abril de 2000
Karen esperaba sentada en un pasillo grisáceo, balanceando las piernas bajo su asiento. Estaba algo molesta, pero sobre todo impaciente. Una niña a su lado conversaba como una cotorra con todo el mundo, como si a la gente le importase lo más mínimo lo que ella tenía que decir. No paraba quieta en su asiento, parecía ir de un lado para otro llamando la atención, y eso era algo que a Karen le desquiciaba completamente.
KAREN: Es una lástima que no tropiece con los cordones de sus Lelli Kelly y se ahogue en su propia petulancia... (susurró asqueada)
El niño que estaba dos asientos más allá no pudo contener una breve risita, que intentó ahogar aspirando de su inhalador.
KAREN: ¿He dicho algo gracioso? (inquirió enervada)
NIÑO: ¡No! Perdona, perdona... Estoy muy nervioso. (volvió a inhalar)
KAREN: Tú eres ese genio, la gran estrella del deletreo de la Academia Stevenson, ¿verdad?
NIÑO: (sonriendo, ofreciéndole la mano) Me llamo Benny, Benny Baxter.
KAREN: (mirándole con desprecio) Un placer...
NIÑO: Oh, vaya... (repuso decepcionado, aun con la mano extendida)
KAREN: Nuestras academias son rivales. Deberías aprender a contener tu simpatía con tus enemigos, o te pasarán cosas muy malas...
BENJAMIN: (riéndose) ¡Esto es sólo un juego! Deberías tomártelo con más calma y divertirte...
KAREN: Si tú lo dices... (susurró con desgana)
Una chica joven con coleta, vestida con falda y chaqueta y de no más de 35 años, se acercó por el pasillo mientras conversaba con su micrófono de cabeza y revisaba su carpeta con clip. Al alcanzar a los niños, se paró.
ORGANIZADORA: ¿Qué? No, el Senador Fitzgerald ha pedido específicamente agua con gas y una rodajita de limón. ¡Agua-con-gas! (repuso molesta) Bueno chicos, en cuanto os den la señal comenzará la final estatal, así que no les hagáis esperar. Ah, ¡mucha suerte!
BENJAMIN: ¡Gracias! (respondió algo más aliviado)
KAREN: Eso son tonterías...
BENJAMIN: ¿Tonterías? (preguntó sorprendido)
KAREN: Cada uno se fabrica su propia fortuna.
BENJAMIN: La fortuna favorece a los audaces, ¿no?
KAREN: Osadía no es una cualidad de la que carezca, ¿y tú? (inquirió arrogante)
BENJAMIN: Pero el azar...
KAREN: (interrumpiéndole) Una mente eficaz es capaz de prever todas las alternativas posibles y actuar en consecuencia para que se cumpla su voluntad.
El niño le miró extrañado y a continuación agachó la cabeza, pero entonces la volvió a alzar y sonrió.
BENJAMIN: ¡Mucha suerte!
Karen se sintió ofendida por aquella muestra de lo que para ella era una total insolencia, y estrujó con fuerza el acolchado del reposabrazos de su silla mientras disimulaba y le devolvía una sonrisa fingida. Sentía la necesidad de levantarse de su asiento y disponerse a abofetear repetidamente a aquel listillo, pero la bocina que avisaba a los participantes para que acudiesen al escenario jugó en su favor antes de dejarse llevar por sus más bajos instintos.
¡BAAANG!
La niña impertinente se acercó hacia la puerta del backstage dando saltitos, seguida por aquel niño marisabidillo con la mirada gacha. Karen sintió una fuerte necesidad por tirar de la alarma de incendios para boicotear aquella pantomima, pero su orgullo y su necesidad de supremacía le empujaron a portarse como una niña buena y seguir a sus compañeros sin rechistar.
En el escenario, el chico de la Academia Stevenson parecía deslumbrado por los focos y completamente desubicado, mientras que la insoportable de las Lelli Kelly parecía encantada de conocerse ante tanta atención. Karen mientras suspiraba, completamente serena. Tras varias rondas, quedó bastante claro que aquello era un duelo exclusivamente entre Karen y Benjamin, al ser incapaz la niña de las Lelli Kelly de deletrear la palabra "Carbonatado". Por alguna razón, no cejaba en su empeño de demostrar que se escribía con V y que tenía varias H intercaladas, y al ver que era incapaz de hacer su brazo torcer al jurado, se quitó uno de sus zapatitos y se lo lanzó con furia, mientras corría fuera del escenario berreando como un bebé.
PRESENTADOR: Tras esta... emotiva despedida, únicamente quedan 2 participantes que se disputarán una plaza para la final nacional: Karen Williamson, del Colegio Marie Curie; y Benjamin Baxter, de la Academia Stevenson. Benjamin, comenzamos contigo la siguiente ronda. Tu palabra es... HEMODINÁMICO.
BENJAMIN: Uh... Hemodinámico. E-M-O-D-I-N-A-M-I-C-O. Hemodinámico.
¡MEEEEC!
Karen, en su interior, no pudo contener una sonrisa nerviosa. En el exterior, sin embargo, se mantenía impertérrita como una estatua.
PRESENTADOR: ¡Oh, lo siento Benjamin! Has olvidado la H del comienzo. Ahora es el turno de Karen, si acierta esta palabra se llevará el premio para su centro y pasará a la final nacional. Tu palabra es... EMBOTELLAMIENTO.
Karen miró al presentador entornando los ojos, incrédula de que le preguntasen semejante tontería. Tomo aire y sonrió victoriosa.
KAREN: Por favor... Embotellamiento. E-M-B-O-L-L-E-T... Perdón. E-M-B-O-T-L-L-A... ¡Ugh! Un momento.
Karen, confiada por su aparente victoria, comenzó a liarse, lo que la hizo ponerse nerviosa. No pudo evitar echar una mirada al público, donde encontró a su estúpida madre saludándola y dándole ánimos, pero a su lado había un asiento vacío. Karen agachó la mirada, decepcionada.
¡MEEEEEC!
PRESENTADORA: ¡Tiempo! Lo siento Karen, pero debemos darte la palabra como fallo.
Karen comenzó a ponerse roja. Sentirse derrotada era algo superior a ella, incluso en un patético concurso de deletreo como ese. Y, sobre todo, le ponía de los nervios la expresión de alivio de aquel niñato creído.
PRESENTADORA: ¡Ronda de desempate! Bien Benjamin, tu palabra es... PAQUIDÉRMICO.
BENJAMIN: Eh... ¿puede darme la definición?
PRESENTADORA: Por supuesto. "Perteneciente o relativo a los paquidermos".
BENJAMIN: Eh... ¿podría usarla en una frase?
KAREN: Oh... ¡venga ya! (susurró inaudible)
PRESENTADORA: "Los elefantes y los hipopótamos se incluyen en el orden paquidérmico".
BENJAMIN: Vaya... bueno... Paquidérmico. P-A-K... ¡Espere! P-A-Q-U-I-D-É-R-M-I-C-O. Paquidérmico.
KAREN: A este se le comen vivo en la secundaria... (susurró de nuevo por lo bajinis)
PRESENTADORA: ¡Correcto, Benjamin! Ahora tú, Karen. Tu palabra es... Oh, vaya. (dijo sorprendida al leerla) Tu palabra es CICLOPENTANOPERHIDROFENANTRENO.
La gente, al oír aquella palabra, comenzó a susurrar sorprendidos. Karen suspiró al darse cuenta de semejante farsa.
KAREN: ¿Me la defines, bonita? (preguntó con sorna)
PRESENTADORA: "Hidrocarburo policíclico producto de la saturación del fenantreno asociado a un anillo de ciclopentano".
KAREN: Y ahora úsamela en una frase si eres capaz, bonita. (insistió con sorna)
PRESENTADORA: (molesta) "En el concurso me pidieron deletrear la palabra CICLOPENTANOPERHIDROFENANTRENO".
KAREN: (desganada) Sí, claaaaro que sí... Y te la tengo que deletrear, ¿no?
El público comenzó a reírse ante aquella pregunta.
PRESENTADORA: Si eres tan amable... (respondió con expresión de ira)
KAREN: Ciclopentanoperhidrofenantreno. C-I-C-L-O-P-E-N-T-A-N-O-P-E-R-H-I... Em...
Karen se quedó un rato pensativa, mientras los jueces cuchicheaban. La palabra era tan larga que ya no recordaba por dónde se encontraba, y por alguna razón sentía que había sido orquestado a propósito.
KAREN: Está bien. Ciclopentanoperhidrofenantreno. Q-U-E-O-S-D-E-N-P-O-R-C-U-L-O-C-A-B-R-O-N-E-S. ¡Ciclopentanoperhidrofenantreno! (respondió sonriente y llena de emoción)
MADRE: ¡Karen, por Dios! (gritó saltando de su asiento)
¡MEEEEEC!
La gente comenzó a vociferar escandalizada, mientras Karen se acercaba al borde del escenario y hacía una reverencia.
PRESENTADORA: Silencio, ¡silencio! (repetía sin éxito)
Karen sonreía, pero entonces se fijó en la figura que la observaba, desde el pasillo del patio de butacas. Había deseado que viniese a verla, no por el concurso en sí, el cual le parecía menos que un chiste, sino por la necesidad de verle. Miró a su alrededor, como invitándole a que elogiase el espectáculo que había formado, pero él la miraba con expresión seria. Con cierta decepción, pues sabía que ella podía aspirar a mucho más.
MADRE: ¡Karen Abigail Williamson! ¡¿Cómo se te ocurre dejarme a mí y a toda tu escuela en evidencia de esa forma?!
KAREN: ¡Esto es una ridiculez! ¡Es evidente que quieren que gane ese mocoso obseso de los Pokémon! (replicó molesta)
MADRE: ¡A mí no me repliques, niña! ¡Que seas una chica lista no te da derecho a portarte como una listilla conmigo!
El hombre, al ver que la madre de Karen empezaba a perder la batalla con su hija, decidió intervenir.
CURTIS: Edie, déjame hablar con Karen. ¿De acuerdo?
EDIE: (resignada) Está bien. A ver si al menos le hace caso a alguien...
Curtis se acercó a Karen y se agachó hasta su altura.
CURTIS: Hola, estrellita. (repuso sonriente mientras le rozaba la mejilla) Dime qué te pasa.
KAREN: Es que... yo quería hacerlo bien, pero a mí me tocan todas las palabras difíciles, y estoy harta. Yo quería ganar, ¿qué sentido tiene participar si no?
CURTIS: Pero sabes que no está bien lo que has hecho. Es sólo un concurso, y a veces ganas y otras pierdes. Lo importante es disfrutar de la experiencia. Y no puedes actuar así cada vez que las cosas no salgan como quieres, ¿lo comprendes?
KAREN: Sí, supongo que sí. Además... era un concurso de mierda.
CURTIS: (aguantando la risa) ¿Ahora es un concurso de mierda? Pues tu madre me contó que estabas como loca porque te seleccionasen para representar a tu colegio...
KAREN: Sólo lo hice... para que vinieras a verme. (repuso sintiéndose algo vulnerable)
Curtis sonrió, y se agachó un poco más para poder abrazar a su sobrina. Karen se mantuvo rígida, pero al sentir el calor de aquel cuerpo se relajó y lo rodeó con sus brazos.
WILBUR: Enternecedor... (repuso mientras se acercaba con desgana)
EDIE: ¿Qué haces aquí, Wilbur? (preguntó molesta)
WILBUR: Ver cómo fracasa de nuevo mi nieta, al parecer...
CURTIS: ¡Alto ahí! (dijo señalándole con el dedo) No te consiento que le faltes el respeto, y menos en mi presencia.
WILBUR: Al contrario. Si a alguien se le puede atribuir semejante fracaso, es a su madre y ese patán que llama por esposo. E imagino que a ti, tito Curtis. (respondió burlón)
EDIE: ¡¿Pero cómo te atreves?!
WILBUR: Vuestro espíritu es débil y falto de ambición. Estáis limitando su potencial. Esa niña tiene mayor capacidad y fuerza que todos vosotros juntos, y la estáis moldeando en algo vulgar. Intrascendente. (Miró a Karen a los ojos) Débil.
Karen miró hacia un lado, apretando con fuerza los dientes.
EDIE: ¡¿Quién te crees que eres para juzgar cómo crío a mi hija?! Yo soy su madre, tú no eres nadie para ella.
WILBUR: ¡Ella es mi nieta, y no consentiré qué...!
EDIE: (interrumpiéndole) ¡No eres nadie! ¡Menos que nadie! No permitiré que la destruyas de la misma forma que hiciste con su padre.
WILBUR: Anthony Andrews era débil. La familia de su madre... tan celosa de proteger su fortuna que recurrieron a la endogamia. Intenté hacer de él un hombre de verdad, pero después de todo...
EDIE: ¡Era un hombre gentil y amable, y tú le destruiste! ¡Tu propio hijo!
WILBUR: Era débil. Pero la pequeña Karen... ella sí que es una Andrews, ¡oh sí!
EDIE: ¡Jamás permitiré que sea una Andrews! No mientras yo pueda evitarlo.
WILBUR: Y así se está convirtiendo en la inepta que está demostrando ser...
CURTIS: ¡Será mejor que te vayas! (le advirtió apretando los puños)
WILBUR: ¡Jajaja! ¿Vas a pegarme si no? (dio un paso adelante, desafiante) Hazlo y tendrás suerte de poder ejercer la medicina en la clínica veterinaria más cochambrosa de Surinam.
EDIE: ¡No te atrevas a amenazar a mi familia! ¡Yo no te tengo ningún miedo!
Edie se abalanzó sobre aquel hombre de mediana edad y le propinó una fuerte bofetada.
CURTIS: ¡Edie! No deberías hacer esfuerzos, tu enfermedad... (agachándose hasta la altura de Karen) Estrellita, será mejor que vayas a recoger tus cosas, ¿vale?
Karen asintió, intentando contener las lágrimas, y se fue hasta el pasillo que conducía al backstage. Miró un segundo hacia atrás, y vio cómo su madre se encaraba con su abuelo mientras su tío la sujetaba.
WILBUR: ¡Maldita insensata, lo pagarás muy caro! Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que te retiren la custodia de tu hija...
EDIE: ¡Bastardo cabrón! (se quejó retorciéndose entre los brazos de su hermano)
Karen, furiosa por las reacciones que inspiraba entre sus familiares, volvió a mirar al frente y prosiguió hasta las escaleras que bajaban al backstage. En lo alto se encontraba Benjamin, esperando impaciente.
KAREN: Vaya, vaya... (dijo negando con desgana)
BENJAMIN: Estoy esperando a que mi padre traiga la mochila... (repuso mirando al suelo)
KAREN: ¿Acaso has visto que me importe? Quita de en medio, protozoo.
BENJAMIN: ¡Eh! ¿Y yo qué he te hecho? (dijo entristecido)
KAREN: ¡Robarme el concurso, medio mierda!
BENJAMIN: Lo siento. No es culpa mía haber sido mejor que tú...
Karen se encendió por completo de ira. Todo lo que estaba pasando a su alrededor... y ahora encima aquel niño impertinente. Era incapaz de razonar, y su cuerpo se movía más rápido que su cabeza. Cuando quiso darse cuenta, había empujado a Benjamin por las escaleras, rodando éste violentamente hasta impactar contra el suelo. Pero una vez calmada, Karen, lejos de sentir remordimientos, se inundó de serenidad y emoción.
KAREN: (sonriente) Nadie debe llevarme la contraria...

4 de Mayo de 2036
KAREN: Nadie debe llevarme la contraria...
Karen sonrió, observando extasiada las múltiples pantallas holográficas de su despacho que mostraban las victorias de Red Swan. Los escuadrones de soldados alterados de Warsend habían generado enormes daños dentro de las filas demoníacas, y empezaban a someter a los Halliwell a exitosas escaramuzas en las que, si bien no lograban herirlos, sí que conseguían confundirles y escapar con prácticamente cero bajas hasta la fecha.
Pero lo peor era aquel extraño ser de la sudadera gris: implacable, poderoso, letal. En apenas semanas había conseguido diezmar a los miembros del grupo Artemisa, antaño cobayas de Red Swan para el Proyecto Náyade.
OLIVER: ¿Me llamaba, señora Presidenta?
KAREN: Marc Stevenson... (dijo añadiendo un matiz curioso en la voz, como si ese nombre le resultara poco convencional) ¿Cómo se encuentra nuestro paciente?
OLIVER: El señor Baxter persiste en el estado comatoso con el que llegó aquí hace dos semanas. Sus ondas cerebrales siguen siendo débiles, pero se detecta una leve mejoría...
KAREN: Esa maldita rata se resiste a morir después de tantísimos años... Es un contratiempo no poder contar con sus servicios, pero soy perfectamente capaz de hacerme cargo.
OLIVER: Eh... ¿deseaba algo más de mí, señora Presidenta? (repuso algo nervioso)
KAREN: En breve llegarán unas muestras altamente tóxicas cuya investigación será absolutamente prioritaria.
OLIVER: Por supuesto, señora. Me encargaré en cuanto...
KAREN: (interrumpiéndole) Quiero que prepares al personal a tu cargo para que asista al Doctor Tíjonov en la investigación.
OLIVER: (sorprendido) ¿No quiere que colabore con la...?
KAREN: (interrumpiéndole de nuevo) Haz lo que te he dicho.
OLIVER: Por supuesto, señora Presidenta.
Oliver hizo una pequeña reverencia y salió del despacho, pero Karen no le miró. Estaba demasiado absorta con la imagen de aquel extraño ser de la sudadera gris, que acababa de arrastrar bajo tierra con su poder a una joven asiática del grupo Artemisa, ahogándola.

Tres veces tres. - EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora