Cuando la ceremonia de presentación terminó sentiste como todo quedaba en silencio a pesar de que la gente estaba eufórica, gritando tu nombre, alabándote, intentando alcanzar con sus manos, aunque solo fuera la capa que vestías, creyendo que serias la salvadora del mundo, de su mundo, como si sus rezos fueran razones suficientes para que les pertenecieras en exclusiva.
Caminando entre la multitud sin expresión alguna te detienes en seco al oler esa fragancia tan familiar y desconocida al mismo tiempo y luego sangre, bajo tus pues la tierra se había secado y teñido de sangre.
"- ¿¡Quienes sois?! ¿¡donde están mis amigos?! ¿¡dónde está mi Alpha?!
- Muertos."
Esa pequeña conversación se repite en tu cabeza de forma confusa, olfateas el aire y dejas que el viento te traiga recuerdos, esperando una respuesta, caminas desviándote del camino, avanzando por instinto hasta que te detienes frente a las dos estatuas de madera de dos brujas gigantes; la guardia de Helios separa a la gente de ti y crea un perímetro de seguridad, mientras ignoras la voz de Helios, quien te pregunta que sucede, pero no tienes respuesta.
- ¿Te llama la atención esta escultura? – te pregunta Helios – Se dice que puede ver alma de quien pisa su tierra.
Asientes sin mirarlo.
"¡Sí sigues con esto tú también morirás!"
- ¿Ha habido alguna guerra aquí? – preguntas – Siento dolor y tristeza en este lugar.
- Bueno, a veces la gente viene aquí a rezar por los que ama a las brujas gemelas, para encontrar consuelo, paz. Puede que estés sintiendo eso.
"- ¿Crees que me importa morir después de que me quitarais lo único que me quedaba en esta tierra? No tengo un lugar al que volver, ni a nadie a quien amar, lo único que me mantiene en pie ahora mismo es mi deseo de regar esta tierra con vuestra sangre.
- ¡Alto! ¡tengo a tu Alpha!"
El corazón se te acelera, conversaciones pasadas y presentes se entremezclan en tu cabeza y haces un esfuerzo por no mostrar tu perturbación.
- Este lugar trae consigo muchas leyendas y sentimientos, incluso el olor puede variar dependiendo de quien se pare a respirar, ¿Qué hueles tú hedef? – te pregunta Helios con una sonrisa –
"- Me debes un muerto."
Tras esa frase que se reproduce en tu cabeza te parece escuchar al fuego quemando algo y entonces te das la vuelta, descubriendo un árbol con un agujero enorme, quemado, era como si un rayo de luz lo hubiese atravesado, pero sabias que no era eso, sino algo mucho diferente.
- A sangre. – respondes –
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Debido a tu respuesta, Helios te llevo de vuelta a tus aposentos con gran rapidez, sabia lo que significaban tus respuestas, esas miradas perdidas y tus repentinas escapadas sin sentido, estabas recuperando la memoria y no pensaba permitirlo, no ahora que eras suya, que estaba tan cerca de ofrecer una gran victoria a los de su especie, entonces decidió mantenerte ocupada, mientras creaba su mejor pócima de olvido, ibas a estar entrenando todo el tiempo ajena a sus maquinaciones, o eso pensaba él.
