✨Viaje sin retorno✨

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DIA DEL FIN:

- E-el destino no se equivoca, si exige un sacrificio, h-hay que dárselo. – acaricia tu rostro con las manos temblorosas –

- P-pensé que podía impedirlo, y-yo no quería... - sollozas –

- Ssssh – seca tus lagrimas – ¿Me querrías una última vez? – te sonríe, mientras un hilo de sangre se desliza por la comisura de sus labios –

- Nunca te odiaría. – le respondes con la voz quebrada –

Ves como sonríe antes de rozar sus labios con los tuyos, intentando alcanzar tu corazón, pero siente que tu calidez se le escapa antes de poder siquiera tocarla con la yema de sus dedos y poco después se desploma sobre su pecho, humedeciendo la tierra con su sangre.

5 DIAS ANTES DEL FIN:

- ¡Ya llevan 2 días ahí fuera! ¡tienes que salir de una vez y decirles que lo tenemos todo controlado! – te grita Morgana –

- ¡Pero es que no lo tenemos todo controlado! ¿¡es que quieres que salga ahí y les mienta?! ¡si se dan cuenta soy Omega muerta! – le replicas –

Morgana respira hondo y se deja caer en su asiento detrás de la mesa redonda. Os encontrabais en la sala de guerra junto a Kirishima, y su mujer de confianza, una loba implacable llamada Katisha, de casi dos metros de altura y cicatrices por todo su cuerpo, siempre parecía estar enfadada debido a que fruncia el ceño constantemente, no la habías visto reír ni usa sola vez en esos dos días de asedio.

- Mira, yo lo único que se es que no podemos seguir así, estamos rodeados por cinco manadas que exigen hablar contigo y es normal, ¿Qué te esperas? Tu regreso es un secreto a voces y ya han esperado suficiente a que soluciones el problema, pronto ya no quedara nada, la tierra ya no permite que la cultiven y los arboles ya no dan frutos, dentro de unos meses todos moriremos de hambre.

- ¿Crees que no lo sé? – suspiras cansada – Lo estoy intentando, pero el proceso de traslado del alma es complicado y me drena mucha energía, necesito más tiempo.

- Tiempo es lo que no tenemos, Libereco ha sido encontrada y llegará aquí en dos días y luego debemos partir al altar de los dioses, que se encuentra en medio del mar, tardaremos tres días en llegar, solo dispones de cinco días, y en los tres restantes tendrás que practicar en el barco.

- ¿Y como calmamos a las manadas? No creo que sigan siendo pacientes. – pregunta Kirishima –

- Tú eras jefe de guardia y te dedicabas a resolver conflictos, hazlo ahora, Katisha te acompañará. – la señala con la mirada – mientras, Gurē, ________, seguid practicando, es una misión de vida o muerte, no podemos seguir cometiendo fallos.

- Tengo que quedarme con ________, no la voy a dejar sola con el lobito calenturiento. – dice Kirishima –

Al escucharlo, tienes que contenerte para no reírte, mientras Morgana lo mira con indiferencia y cansancio.

- Escucha Alpha celoso, aquí se hace lo que yo diga y como no vayas de una vez a calmar a las masas te juro que te mando encarcelas. Ahora largaos de una vez. – nos ordena frotándose las sienes –

Al salir de la sala escuchas como Kirishima resopla como un niño pequeño al que le han negado su juguete favorito y termina despidiéndose de ti a regañadientes con un beso en los labios y lanzándole una mirada de advertencia a Gurē.

Ambos volvéis a la sala de entrenamiento donde vuelves a intentar el trasplante, usabais ratones como práctica, debías despojarlos de su alma y trasladarla a unos recipientes especiales para contenerla y luego devolvérsela, tampoco era necesario matar a los ratones.

Pero te atormentaba como chillaban al notar como extraías su alma y te inquietaba dejarlos de escuchar, notar las yemas de tus dedos hormigueando con tu poder bullendo de forma salvaje y abrasadora dentro de ti te provocaba mal estar, demasiado poder en un cuerpo tan pequeño, notabas como te desgarraba por dentro.

- Bien. – dice Gurē al ver como extraes y devuelves el alma del ratón de forma efectiva – Continuemos con seres más grandes.

Agotada, notas como el sudor se desliza por tu mejilla debido al esfuerzo.

Los siguientes dos días transcurrieron de forma tensa, Kirishima y Katisha hacían todo lo que podían por controlar a las manadas, mientras tú seguías entrenando.

Libereco llegó hace horas y fue mandada a encarcelar antes de volver a encerrarla en el barco para el viaje de tres días que os esperaba, y entonces sucedió.

Tus pulmones colapsaron, tu corazón se contrajo dolorosamente y tus piernas cedieron antes de dar paso a una violenta tos llena de sangre.

- ¡__________! ¿¡estas bien?! – grita Gurē arrodillándose a tu lado –

Te examina desconcertado, pero pocos segundos después se da cuenta del problema y palidece.

- ________... tú...

- N-no lo digas. – le interrumpes –

- Pero _______, debemos decírselo al resto, no vas a poder trasladar las dos almas al recipiente.

- ¡Callate! – le gritas levantándote –

Te tambaleas y la mente se te nubla unos segundos en los que tienes que agarrarte a una de las mesas para no caer.

No querías admitirlo, pero Gurē tenía razón, los animales pequeños habían sido la parte fácil, pero cuando probaste con animales del tamaño de tus compañeros todo fue a peor, tu cuerpo no soporta tanta carga de energía concentrada y hace que tus órganos colapsen, si no ibas con cuidado podías morir.

Tiras de su corbata y acercas su rostro al tuyo y lo fulminas con la mirada.

- No le dirás esto a nadie, si preguntan todo ha salido bien y estoy preparada para hacer el hechizo.

- Pero...

- Pero nada, esto solo es por el cansancio, llevamos dos días seguidos sin parar de practicar, solo necesito un día de descanso, podre hacerlo llegado el momento. Prométeme que no se lo dirás a nadie. – empiezas a soltar feromonas – Promételo. – le insistes –

Tus feromonas llegan a sus fosas nasales y ves como su cola lobuna empieza a balancearse de un lado a otro sin poder resistirse a tu olor y asiente sumiso.

- L-lo prometo. – termina diciendo con un hilo de voz –

Sueltas su corbata y alisas tu ropa antes de limpiarte la sangre de tus labios con el dorso de la manga. Poco después Kirishima entra en la sala informando de que el barco esta listo para zarpar.

Ambos asentís y sales fuera, donde Eijirou te coge de la mano.

- Te he echado de menos. – dice besando tu mejilla –

- Y yo a ti. – le sonríes sin fuerzas –

Aprieta tu mano con cariño, mientras te acaricia el dorso de la mano con el pulgar.

- Tienes las manos frías. – comenta –

- Sí, bueno, demasiada energía acumulada en las manos, pronto entrare en calor.

El corazón se te acelera y desvías la mirada nerviosa, no querías mentirle, pero si le decías que tenias limites en el proceso de translación del alma no te dejaría hacerlo y no estabas dispuesta a dejarlo morir.

Luna de sangre. (Kirishima x tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora