CAPÍTULO 25

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Estábamos en la mesa sentados cuando se escuchan voces afuera, yo me pongo de pie y salgo a recibir a Amado.

- Llegaste antes... - digo dejando un beso en su mejilla.

- Pos... yo estoy pa lo que mi reina pida. - Atrás de él estaba Diana junto a Isamael, tenía cara de pocos amigos, y no dejaba de mirarme. En eso sale Luis, quien al ver a Amado toma mi cintura y me atrae a él.

- Buenas ¿ustedes quiénes son?

- El es Amado Leal, mi socio.- me suelto de su agarré y saludo a Diana. - vengan, entren.

- Pos, dinos Altagracia ¿pa donde jalamos?

- Primero lo primero, nosotros estamos desayunando así que sientense con nosotros. - entramos al comedor. - ella es Azucena, madre de uno de los desaparecidos.

- Un gusto señora, lamento lo que está pasando.

- El gusto es mío, déjenme les traigo algo para que desayunen también. ¿Té, café, leche, jugo? ¿Que gustan?

- Traiga un cafecito y pa la morra un jugo. - la señora Azucena se retira rumbo a la cocina. De lejos pude ver a un Luis frustrado, mirándome con cara de pocos amigos.

- Mira, dentro de cinco horas tenemos que salir para encontrarnos en la otra punta del Bosque lomas, es donde Miguel, me la va a entregar.

- ¿A cambio de qué?

- 6 millones de dólares.

- Yo no tengo esa lana, y apuesto a que tú tampoco. Es mucho para moverlo en tan poco tiempo.

- A eso voy, en lugar de dinero necesito papel.

- Altagracia, eso lo podemos hacer nosotros. - interrumpe Luis.

- Discúlpen que interrumpa. - habla Azucena, dejando las tazas en la mesa junto con el café. - La mayor cantidad de personas que puedan ayudar, es lo que necesitan. Ahora dime ¿por qué no le dijiste a Matamoros que no estaban ahí?

- Porque sino iba a ir más relajado y se darían cuenta.- José Luis me toma de la mano y me lleva a la biblioteca

- ese hombre no me inspira confianza Altagracia. - se sienta en el sofá

- ¿no te da confianza? ¿O lo que te dan son celos?- me siento sobre él.

- ¿Tendría que tener celos de él? Que yo sepa ni siquiera conoce a mi mujer.

- Está bien. - me pongo de pie. - yo si le tengo confianza, así que si no te gusta lárgate.- me retiro de la biblioteca y vuelvo al comedor. - bien, disculpen por dejarlos. - me siento. - dentro de poco tiene que estar por llegar una entrega. Son fotocopiadoras y papel.

- ¿Pa eso vine? El papel ese ni te servirá. - dice la güera.

- Claramente compré otro tipo, por lo menos a mi el tinte no me mata las neuronas.

- ¿Qué quieres decir con eso?- se pone de pie y golpea la mesa.

- Bueno ya estuvo, se me tranquilizan las dos.- interrumpe Amado quien toma del brazo a la mujer y la hace sentarse.

- Bueno, Altagracia, ¿yo qué puedo hacer? - habla Azucena, con una sonrisa por la escena anterior.

- Tú, junto a la Señorita, vana a tener que cortar perfectamente cada uno de ellos.

- Lo lamento pero yo me retiro, tengo cosas más importantes que jugar a ser una preescolar. - se levanta de la mesa.

- Mientras tu evitas jugar a la preescolar yo juego con Amado a ser adolescente alborotados.- digo bajo, Azucena que está a mi lado ríe lo que provoca que yo haga lo mismo. - Ya siéntate! Todos sabemos que no te iras, aparte gracias a esto te regalo un mes del negocio, no les cobro el favor.

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