CAPÍTULO 2

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- -Sinto unos brazos rodear mi cuerpo, la necesidad de respirar me abruma cuando siento que salgo a la superficie. Rápidamente comienza a tocer, quitando toda el agua que antes había absorbido.

- Bienvenida a nuestra nueva vida. - habla Matamoros intentando levantarla.

- Gracias, hermanos. - dice cuando ve a Valentina, esta la toma y como puede la sube al yate en el que se encontraba. - tú - observa a su amiga. - ¿Dónde está tu esposo? ¿No estarías en tu fiesta? - sus ojos se llenan de lágrimas, una vez más.

- Nunca llegó. - mira hacia arriba evitando salir sus lágrimas. - Nos iremos juntas. - vuelve a abrazarla.

Después de hacer que la revisara un médico, comenzó su viaje, su destino era París, pero la travesía sería larga.

****

- Hola! - Entra una animada Altagracia a la habitación de Valentina. - ¿Se encuentra alguien aquí?

- Ya vete! - responde un montón de mantas desde la cama. - no estoy de ánimos.

- dicen que salir ayuda... - sugiere mientras abre todas las ventanas, haciendo que la luz invada la recámara.

- ¡Altagracia vete!. - grita destapandose

- ¿cómo crees que me iré? Ya es mediodía y no voy a dejar que sigas arruinando tu vida. - se sienta a su lado. - ¿Qué dices?

- Digo que nos iremos. - También se sienta.

- ¿A dónde? - sonríe animada.

- No lo sé, a fiestas... supongo.

- ¡SIIIIÍ! - festeja. - POR FIN VAMOS A DISFRUTAR DE ESTE HERMOSO PAÍS!

- eh, tenemos un problema.

- ¿Cuál?

- ¿cómo que cuál? Eres una prófuga de la justicia.

- Eso se arregla. Altagracia Sandoval es prófuga de la justicia, pero Leticia Margalis, nou.

- Cómo que Legicia? Altagracia, sigues cometiendo delitos. - Valentina se levantó nerviosa. -si nos atrapan te van a meter unos cuantos años en prisión... y a mi también por cómplice. - comienza a recorrer la habitación de un lado a otro.

- Ay Valentina, relájate, aparte yo no pienso volver ahí.- va hasta ella.

- Tendríamos que hacerlo.

- ¿Estás segura que quieres regresar con una prófuga de la justicia? ¿Estás dispuesta a ser cómplice de sobornos y cosas ilegales con tal de no ir a la clase?

- Si me lo dices así... - dice sería. - ¡Claro que sí!

- ¿Quién eres? ¿Y que le has hecho a mi amiga? - la abraza fuerte.

- Oye no tengo ropa de fiesta. - dice una vez se separan. - Tenemos que comprar.

Después de un rato largo, en el que se encontraban tiradas en la cama, deciden levantarse e ir de compras. Tenían planeado llevar las cosas necesarias para su corta estadía en Brasil, pero claramente las cosas se salieron de control.
Matamoros quien ayudaba a cargar las bolsas, tuvo que ir al coche más de tres veces, ya que lo llenaban rápidamente de estas.
Por primera vez desde el casamiento de Valentina ambas pasaban un rato agradable, sin recordar esos hombres desagradables que les hicieron tanto daño.

Eran pasadas las 7 p.m. cuando Matamoros les avisó que ya no cabía nada más en el coche.

- Creo que nos pasamos. - dijo Valentina mirando las bolsas que no entraban en el maletero.

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