NeoTech ya era una gran empresa, e incluso cotizaba en la bolsa de valores americana. Había crecido de manera exagerada muy rápidamente, y aunque su joven CEO se daba una idea de eso gracias a las cifras que arrojaba su empresa... la verdad es que pocas veces era consciente de ello.
Y una de aquellas ocasiones era ese momento; había sido invitada a una fiesta donde se reunirían los empresarios más influyentes de Estados Unidos. Personalidades como Warren Buffet, Jack Dorsey y Jeff Bezos encabezaban a la lista de invitados. A decir verdad, no es que se sintiera emocionada por conocerlos o ser reconocida entre tan famosas personalidades. Pero estaba segura de que, si juagaba bien sus cartas, podría hacer muy buenos contactos (lo que terminaría beneficiando a su compañía).
—¿Nerviosa? - pregunto Franco dándole la mano para bajar del auto.
—La verdad es que no. Mas bien diría, expectante: nunca había venido a esta clase de reuniones- dijo la chica caminando tomada del brazo de su asistente, mientras los guardaespaldas estacionaban el auto y se disponían a esperarlos afuera. Los fotógrafos y reporteros no tardaron en llegar para dispararle flashes con sus cámaras e intentar conseguir una entrevista con Victoria, no obstante, la chica paso de frente sin regalarles palabra alguna.—¿Es la primera ver que la invitan? - pregunto curioso. No podía ser cierto, NeoTech valía alrededor de veinte mil millones de dólares. Desde hace ya algún tiempo estaba en el índice S&P 500 de las empresas más influyentes del mundo. Conociendo la personalidad de la señorita Victoria había rechazado todas las invitaciones
—Algo así. La verdad es que esta es la primera vez que festejan la reunión en San Francisco, así que según la recomendación de Danna (o básicamente el sermón que le dio) esta vez debía aceptar- le respondió. Ambos conversaban animadamente mientras caminaban a lo largo de la alfombra roja que permanecía desplegada camino a la entrada del evento. Este se había llevado a cabo en el Museo de Arte Moderno, y lucia muy diferente a lo que usualmente hacia: totalmente iluminado, con globos, carteles y música.
Apenas entro a la recepción de lugar, se sintió abrumada; había mucha gente, y la música se escuchaba aún mas fuerte y ruidosa al estar dentro de un lugar cerrado.
Franco noto su cara de pesadumbre y sonrió.
A pesar de ser joven, su jefa no era muy afín a las fiestas o centros nocturnos. Prefería ver una buena película, un masaje o simplemente descansar. Había comenzado su compañía muy joven, y aunque se había hecho millonaria, al parecer no le interesaba pasar por la etapa antros y vida nocturna. Ella se justificaba diciendo que estaba muy cansada para esas cosas, pero a Franco le parecía que tenia que ver más con su personalidad; era sumamente hermosa, inteligente e interesante, pero aun así le gustaba pasar de todo ese ostente de riqueza y mundo de apariencias. No le importaba mucho lo que hablaran las revistas de cotilleo o moda sobre ella, solamente leía los artículos dónde se mencionaba a NeoTech (y esto con propósitos de marketing). Definitivamente Victoria era alguien singular.
—Ah... tenías razón- le dijo la pelinegra bostezando —debí tomar una siesta antes de venir -una lagrima resbalo por el rabillo del ojo y la chica se llevo una mano para limpiarse.Mierda.
Había echado a perder su maquillaje seguramente.
—Tranquila señorita, solo se le corrió un poco de negro- la trato de calmar su asistente. La chica apretó los dientes.
—Demonios...- dijo mirándose con la cámara de su móvil —tengo que ir al tocador para arreglar este desastre -dijo a Franco y le paso una mano por el brazo —¿podrías ir adelantándote?, siéntate en nuestra mesa y espérame allí por favor —le pidió la chica y Franco asintió.
—Esta bien, señorita. Si necesita algo, solo llámeme e iré a donde este – le ofreció. Victoria acepto y se dirigió a el tocador. Por su parte, Franco hizo como su jefa le ordeno; camino hasta una gran entrada de donde provenía música en vivo. Era una salón grandísimo con muchas mesas, al menos cincuenta. Dentro, no había fotógrafos ni prensa. Solo la elite de los empresarios americanos. Mujeres usando joyas cubiertas de diamantes y hombres en esmoquin con carísimos relojes en sus muñecas. Había múltiples conversaciones, en algunas se les veía tranquilos, pero en otras se llevaban a cabo apasionadas discusiones. ¿Cuánto dinero no habría en aquel lugar?
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El mayordomo y la princesa de hielo
RomanceFranco había conseguido el trabajo de sus sueños: libertad, buenas prestaciones y un sueldo ridículamente alto. Todo le gustaba... incluida su hermosa jefa. Pero tenia prohibido enamorarse de ella. Incluso cuando su trabajo era satisfacerla fuera y...