La línea cada vez se acerca , la pesadilla se hace realidad , no se logra ver el inicio y el fin ,creo que voy a desistir.
Todos traicionan , algunos por un bien mayor otros por gusto , pero debes tener cuidado y no confiar en nadie ya que puede que...
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— Necesitamos que ...— Win dejo de hablar para después voltearse e indicar que guardaban silencio mientras miraba hacía todos los lados, sin embargo, los pinos cubrían todo lo que se podía ver, pero tenía un presentimiento y este era malo, sabía que algo malo iba a suceder.
Las sombras los habían seguido, lo habían hecho todo el tiempo ahora era demasiado tarde, ellos ya estaban allí. Estos al darse cuenta observaron el cielo, segundos después se encontraban acorralado y con temor.
—Hola Win, Hola Choi Woo-shik, ¿se divirtieron con mi presa?
—Ella no es tu presa— intento soltarse Win mientras los fulminaba con la mirada
—Claro que lo es — se carcajeo aquel—Vamos, no te enojes, sabes que ella es mía
—Yo no soy de nadie—Opino Jae-eon incomoda
—Oh — te volteo a ver—creo que tu no sabias, estos dos trabajaban antes para mí, pero sabes— Pauso por un momento y se acercó— Win supongo que te quería mucho que... te quiso salvar de tu destino— murmuro
— Pues no me interesa— lo miro con molestia— yo también quiero mucho a Win, aparte ¿tú quién eres para de decidir cuál es mi destino? Yo decido mi destino
—Como digas— susurro — Agarren a esta impura— grito mientras sus secuaces hacían lo ordenado
—¡¡¡Suéltame!!—la pelinegra intento patalear
—Creo que eso no se va a poder—sonrió mientras se acercaba— Una sangre mestiza no debe de vivir, Mátenlos y que no quede ningún rastro de que ellos estuvieron aquí.
Se acerco a los chicos y con una gran sonrisa agarro una pequeña navaja que tenía en uno de sus bolsillos para después comenzaran a hacer cortes en las pieles de aquellos,
—Esto les pasa por traicionarme— cada vez cortaba con más intensidad haciendo que la sangre saliera de sus cuerpos, un rato después ya no tenía fuerzas para hablar y en cualquier momento podrían desmayarse.
—Por favor suéltalos— la pelinegra lloraba, estaba tan espantada, no quería morir allí— Se están muriendo
—¡NO!, ¡NO! Y ¡NO!, ¡EH DICHO QUE NO! —grito— Quiero que se mueran— Sin embargo, Jae-eon seguía insistiendo hasta que un golpe en su mejilla hizo que se callara, su rostro golpeado se encontraba rojo del golpe, no se atrevía a alzar la cabeza, era tan cobarde que no quería mirar como su amigo poco a poco moría. Mordía sus labios con fuerza deseando no hacer ruido mientras que sus lágrimas resbalaban por sus mejillas hasta llegar al suelo, sentía que se rendía, se sentía cada vez más débil como si alguien estuviera sosteniendo de ella lo último que hizo fue cerrar los ojos.
—¿Que te sucede? —pregunto mirándola
—Suéltalos— susurro— ¡¡¡Suéltalos, suéltalos, suéltalos, suéltalos!!— grito la chica con una gran sonrisa adornando su rostro.
