La línea cada vez se acerca , la pesadilla se hace realidad , no se logra ver el inicio y el fin ,creo que voy a desistir.
Todos traicionan , algunos por un bien mayor otros por gusto , pero debes tener cuidado y no confiar en nadie ya que puede que...
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—Jae- eon —murmuro Jungwon— Esto es algo serio — la miro a los ojos y prosiguió— necesito que prestes atención ¿sí? —
—Si, está bien— asintió la pelinegra mientras se preparaba para recibir cualquier tipo de noticia
—Estas en peligro— Se sentó en la cama mientras la miraba fijamente a los ojos
—Si, eso ya lo sé... siempre lo estuve ¿no? — sonrió incrédulamente
— Jae— suspiro—Esto es algo difícil de decirte, hay... alguien que te quiere hacer daño hay un infiltrado aquí, a lo que me refiero es que alguien de los 7 te quiere hacer daño— Se sentía decepcionado, no tenía ningún tipo de palabra, no sabía quién podía ser, Jungwon había vivido la mayor parte de su vida con ellos y no tenía ninguna idea de quien era, solo podía advertirle.
— Oh— fingió haberse sorprendido
—Se que es difícil, pero puedes confiar en mi ¿sí? — extendió sus brazos, pero al parecer el necesitaba ser consolado en lugar de ella.
Jae-eon sabía que Jungwon necesitaba aquel abrazo, cuidar de todos ellos no era algo fácil. Sabía que Jungwon no era una persona que pedía ayuda o se quejaba de algo y lo que menos podía hacer era abrazarlo y que él se sintiera tranquilo.
El abrazo era realmente lindo y cálido, había un silencio, pero no era para nada incomodo, se podía escuchar los latidos del corazón de los dos chicos y a Jungwon le encantaba oír como latía el corazón de Jae-eon, disfrutaba cada segundo del abrazo. La cabeza de este se posó en su hombro y su mano fue subiendo lentamente hasta llegar a su cabello, lo movió lentamente para después su boca se acercarse al cuello de aquella chica.
Sus colmillos se dejaron ver, poco a poco Jae-eon sentía pánico y hacía que su respiración se volviera agitada, solo esperaba sentir ese dolor, solo necesitaba esperar
—¿Estas bien? — se alejó rápidamente de ella — Lo siento— se disculpó con nerviosismo, estaba mal, muy mal.
— Esta bien— sonrió mientras se acercaba a el — Puedes hacerlo si quieres— y sin nada más que decir, Jungwon la tranquilizaba mientras que sus colmillos se clavaban lentamente en el cuello de la chica, el dolor que esta esperaba no fue muy fuerte. Al parecer el pelinegro había sido demasiado delicado y eso le gusto más de aquel chico.
— Tus sangres es muy dulce— sonrió con ternura— No puedo descifrar lo que tiene, pero me siento tan feliz, gracias — sonrió mientras le dejaba un beso en la mejilla y se acercaba un poco más a sus labios, pero lástima que la puerta fue tocada.
¡Maldita puerta!
—¿Quién es? —pregunto aquel chico con severa molestia.
—¿Soy yo? — Hablo algo confundido Sunghoon—El primo de Jae-eon nos invitó a desayunar, es lo único que quería decir — hablo cerca de la puerta intentando escuchar más allá
