Dulce tentacion (capitulo 7)

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Mel llegó al piso de Christian cuando le sobraban 5 minutos y lo vi espléndidamente vestido con un jeans azul oscuro y una simple camisa de lino blanca. Tenía el cabello mojado todavía. ¿Convers? Extraño en alguien tan formal como él

-Llegué con cinco minutos de sobra como verás

-Y con una falda muy corta también

-¿Te parece?... ¿no te gustan mis piernas?- le preguntó mientras daba un giro

-No voy a ser el único en notarlas... y no me divierte hacer de niñera

-¿Disculpa?

-Pueden abordarte en la calle Mel... puedo pasar por tu hermano

-Tonto- Christian río al oír esa palabra

-No seas impertinente... podría castigarte

-¿Castigarme, cómo?

-La curiosidad mató al gato...

-El gato tenía seis vidas más para ser curioso- Christian volvió a reír

-Me gusta cuando te ríes...

-Vamos- la tomó del brazo y decidió conducir el Audi. Luke que estaba de turno lo seguiría discretamente. El local no estaba demasiado concurrido por lo que Christian pidió una mesa en el patio. El sol estaba cayendo y no hacía tanto calor como para quedarse dentro. Ordenó por él y por ella y esperaron juntos la orden mientras observaban el atardecer

-¿Estás sola en Seattle Mel?

-Si

-Ya veo

-Mi abuela era el único pariente importante que yo tenía

-¿Tus padres?

-No quiero hablar de eso...- ella dejo de sonreír y Christian lo notó. Tomó su pequeña mano y la apretó

-Lo siento pequeña, no era mi intención traer recuerdos dolorosos

-No es tu culpa, pero como tu asunto, a mí eso también me causa dolor

-De acuerdo... no hablaremos de ello... hasta que tú lo quieras

-Gracias- ella sonrió tímidamente lo que hizo que Christian se preguntara que había pasado ahí. Podría averiguarlo... ya se fijaría. La camarera llegó con los dos cafés con leche, una bandeja con masas frescas y otra con macarrones de todos los colores llenos de crema de chocolate. Mel miró los bocaditos extasiada

-Mi dios querido... a tu lado voy a aumentar mil kilos Christian

-No me hagas reír y come... dijiste que tenías hambre- Mel tomó una cuchara y se sirvió varias masas y cinco macarrones. Christian le dio un sorbo al café con leche y tomo un macarrón y lo degusto lentamente. De repente sintió miradas en su espalda y se dio vuelta a mirar y allí estaban su madre, su padre, su hermana y su novio. Todos con cara de sorpresa. Christian dio un suspiro y vio a Mel mirarlo a él y a ellos mientras masticaba un macarrón

-¿Dame un segundo si?- ella asintió y él le sonrió en negando con la cabeza. Se acercó hasta ellos

-Hijo...

-Es una amiga... no piensen mal y no comiencen con sus preguntas descontroladas, no quiero presentarlos todavía... ¿no pueden merendar adentro?

-Claro hijo- respondió su padre y tomó a Mia del brazo al tiempo que Ethan lo saludaba

-Es bueno volver a verte cuñado

-Lo mismo digo Ethan

-Gracias por cuidar a Kate anoche

-¿Está bien?

-Si, hoy hable con ella y me contó...

-Le daré una llamada más tarde

-Ok, nos vemos- Christian los ve entrar de nuevo y se va con Melanie que no ha dejado de mirarlo

-¿Todo bien?- le pregunta seria

-Quita esa cara, está todo bien...

-De acuerdo... si tú lo dices

-Sí, yo lo digo... ahora ¿Cuándo y que vas a cocinarme?

-Seguramente podré hacerlo debidamente el jueves y será una sorpresa... algo delicioso

-Ok entonces apartaré mi noche del jueves ¿Qué tengo que llevar?

-¿Vino?

-Rojo o blanco

-Rojo...

-De acuerdo, tenemos una cita esa día- Mel sonrió al escuchar esa palabra.

Regresaron al Escala cerca de las 21 y ella se despidió con un beso en la mejilla y dándole las gracias por la excelente tarde que habían pasado juntos. Cuando Christian llego a su casa se desnudó y se dio una ducha. Se puso el pantalón pijama gris y fue hasta la sala. Tiro su cabeza en el cabezal del sillón y miro el techo blanco. Dos años y ella todavía le movía algo en su interior. A pesar de su asquerosa traición, de sus miles de disculpas, de sus lágrimas, de su enojo él volvió a sentir esa electricidad cuando se acercó anoche a hablarle en el oído. 


Mi pasado... ¿mi futuro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora