Ojos grises, recuerdos y discusion (Capitulo 6)

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Se despierta muy descansado y siente la respiración de Mel en su pecho. Acaricia su cabello y ella abre los ojos y lo mira. Pestañea varias veces

-Oh- exclama

-¿Qué?

-¿Tienes ojos grises?

-Si

-Son muy hermosos

-Gracias-le dice sorprendido

-¿Siempre dices lo que piensas Mel?

-Generalmente... eso me ha traído muchos problemas

-Ya veo...

-Voy a enjuagar mi musculosa y vengo-Christian toma su mano y en un rápido movimiento la tira sobre él

-No...

-Jajaja no seas malo... tengo que buscarla. Me gusta mucho

-¿La musculosa o yo?- ella lo mira sorprendida

-No pienso responder a eso... ahora déjame que vaya a enjuagar mi musculosa

-Ok si no hay otro remedio- 

La ve levantarse, acomodarse un poco el pelo e irse. Se levanta y se asea un poco. Va hasta la cocina y se sirve un poco de jugo. Escucha ruidos en el baño. ¿Sabrá lo que hace esa señorita? La cafetera está llena por lo que se pregunta si querrá tomar café. Si le gusta el café

-Melanie ¿estás bien?

-Si...

-¿Café?

-Eh... no, tengo hambre

-No sé qué pueda ofrecerte...

-Algo rico

-¿Algo rico como qué?- Mel regresa y Christian ve que sigue usando su camiseta

-Pues no sé qué tienes en tu heladera

-Pues mira...- deja la musculosa y el pantalón sobre la barra y abre la heladera. Cuando se agacha se le ve el hermoso trasero que tiene

-¿Sabes cocinar o tu especialidad es mirar traseros?- lo descubrió

-No se cocinar... y lo otro, puede que me guste mirar un poco ¿acaso está mal?

-Supongo que no...

-Definitivamente tienes que ir al supermercado, no tienes casi nada aquí

-El lunes seguramente Gail se encargará de comprar todo lo necesario

-¿Tu ama de llaves?

-Si... ¿salió el café?

-Si, por suerte si... bueno y entonces ¿no vamos a comer nada?

-No lo sé, yo no soy muy bueno en la cocina... pero puedo llevarte a un lugar donde sirven muy ricas cosas...

-¿Dónde?

-Belle Pastry

-Suena interesante... de acuerdo, ¿media hora?

-Ni un minuto más- ella me sonríe y sale disparada al elevador.

Cuando Melanie entra en su departamento se siente contrariada, tiene muchas cosas para hacer y planificar, pero conocer a alguien como Christian no es algo que ocurre todos los días. Ahora él le pregunto si no le gusta y ella no supo que responder. ¿Cómo puede pensar que no le gusta? Es un hombre dolorosamente guapo y además es muy divertido pasar tiempo con él. Pero también está el otro asunto. Había armado un equipo de investigación muy bueno. Y si bien su casa era un desastre por ser fin de semana, estaba segura que Ana y Estela la dejarían en perfecto orden en los días venideros. Además tenía que cocinar para Christian como se lo había prometido. Lo deslumbraría con su arte... si hay algo que ella sabía hacer era cocinar. Tenía poco tiempo por lo que se calzó una minifalda de jeans, una remera ceñida con escote redondo y unas chatitas. Se hizo una cola alta en el cabello y se delineo los ojos y se puso un poco de brillo labial

En el departamento de Elliot y Anastasia la noche había sido terrible. Ni bien llegaron, Ana fue a darse un baño y Elliot le avisó que saldría a tomar algo. No volvió hasta la mañana siguiente borracho como una cuba y ahora dormía mientras Ana le daba vueltas a la taza de té que Amelia le había servido. Ver a Christian de nuevo la había alterado. Pensaba que ya no sentiría nada por él, pero el sólo sonido de su voz la hacía estremecerse como cuando recién se habían conocido. Amelia le puso una medialuna con jamón y queso con la esperanza de que Anastasia comiera y ella la miró y le sonrió

-Sr Grey buen día- saludo. No se volteó a ver a Elliot

-Buen día Amelia

-¿Qué desea comer?

-Sírveme un poco de café- ella asintió y Elliot tomó la medialuna que estaba seguro que Ana no comería y en dos mordiscos se la terminó. Amelia lo noto y puso un plato con tres medialunas más

-¿Qué haces aquí un sábado?

-Es el primero del mes... la Sra. Ana ya me dio la lista así que me voy al supermercado

-Es verdad- Amelia salió del cuarto rogando que las discusiones se terminaran en la casa.

-Buen día 

-Buen día- respondió Ana pero sin mirarlo a los ojos

-Evidentemente él tiene efecto en ti todavía, sino nunca te habría dicho lo que te dijo- Ana no respondió, solo se limitó a tomar un sorbo de té

-Y lo peor es que tiene razón, de todas las mujeres que hay en Seattle vine a revolcarme con la suya- Ana cierra los ojos para tratar de aguantar las lágrimas que se agolpan por salir de sus ojos

-Y para mi desgracia también, fue el primer hombre en tu vida.

-Basta... no sigas

-No sé porque todavía estas a mi lado, no lo entiendo ¿lástima, vergüenza, pena? ¿Cuál de todas es la respuesta Ana? ¿O estás conmigo porque sabías que un día el regresaría y querías verlo una vez más?

-Elliot no sigas

-Mírame- Ana no se animó a hacerlo

-¡Mírame!- solo ahí levanto la mirada

-Yo te quiero mucho y lo sabes, me alejé de mi hermano, del afecto de mi familia, de la confianza de mi familia que sé que me ve como un maldito traidor, dime que no fue en vano... dime que al menos te importa cómo me siento

-¿Crees que si no me importara estaría aquí todavía?

-¿Todavía lo amas verdad?

-No voy a responder a esa pregunta, no tienes derecho a hacerla

-Si, lo amas...

-Me voy de compras- tomó su bolso y se fue. 

Camino y camino y camino hasta que se hizo de noche y decidió sentarse a beber algo, sola, como se sentía desde que él rompió el compromiso, le pidió el anillo y se fue a Inglaterra.


Mi pasado... ¿mi futuro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora